Desde la penumbra del patio salió la voz desgarrada y por momentos desgarradora con música y tono desafinado: “Me gustan las parties y las desveladas, de lunes a domingo y toda la semana, y así seguiré hasta mi último día”.
Algunos amigos de ‘Ton’ Cazzabal, jóvenes todos, a lágrima suelta acompañan al cantante de banda que regaló en pleno velorio un par de rolas del gusto del hoy activista muerto:
“Yo así soy feliz, no le temo a la muerte, yo no pienso en eso, es tiempo perdido, pues nadie se escapa de nuestro destino. La vida es prestada y hay que disfrutarla, como más te guste y te pegue la gana”, retumbó en el domicilio del muchacho impulsor de la cultura de Huaquechula asesinado el fin de semana de seis balazos en el abdomen.
Mientras, y prácticamente en silencio, algunos de los conocidos pedían una explicación de las causas del fallecimiento de este joven quien incluso horas antes de la tragedia habló por teléfono con su madre en una charla que al igual que su muerte, es todo un misterio.
“Porque la huesuda no tiene respeto, se lleva de todo, agarra parejo. Quiero estar contento mientras viene el día de vestir de negro a toda mi familia. Y espero que cumplan mi último deseo”, rezaba la canción cerca de la medianoche de este martes.
Además de flores, ya por la madrugada apareció una banda de música que interpretó una canción muy conocida en el género y que arrancó lágrimas y abrazos entre los asistentes.
“No quiero que lloren, no quiero sus lágrimas. Lleven a mi entierro música de banda...”, casi gritó el cantante. Ayer el féretro blanco con el cuerpo del activista salió de su morada poco antes de las 9 de la mañana para dirigirse a uno de los dos panteones del municipio.
El cuerpo de ‘Ton’, tal y como era llamado por sus más cercanos amigos, fue entregado desde el pasado lunes a la 1 de la mañana y de inmediato llevado a su casa en ese lugar hasta donde llegaron cientos de personas para darle el último adiós.
El joven, quien impulsó apenas el año pasado el primer festival del Día de Muertos en la propia Huaquechula, tenía seis balazos en el abdomen, quizá producto de un “asesinato de odio”, revelaron algunas fuentes oficiales. Y amaneció tirado en un paraje solitario entre Huaquechula y Atzizihuacan.