ATLIXCO, Pue.- Un pleito entre pandillas rivales de esta ciudadestuvo a punto de terminar con la quema de una vivienda conpersonas adentro, entre ellos varios niños. Los hechos seregistraron la madrugada de este domingo en la colonia Insurgente,al Oeste de la mancha urbana.
Durante aproximadamente dos horas, aparecieron garrafas degasolina, machetes, palos, tubos, piedras y agresiones físicas. Lapolicía intervino para calmar las cosas por momentos. La historiaacabó sin mayores consecuencias por el momento. Pero la cuentapendiente está guardada.
LA ÚLTIMA OBRA
La colonia Insurgente es considerada por el gobierno federal ylocal como de desigualdad social por la marginación y algo deriqueza que cohabitan ahí desde hace más de 15 años. Es fácilencontrar chozas de carrizo o casas de dos pisos con el sistema decable más caro.
A pesar de estar metida en la barranca, en plena zona federal,no es impedimento para la formación de grupos antagónicos, lascuales dieron su último espectáculo la madrugada de estedomingo.
Ahí un grupo de pandillas rivales fueron protagonistas de unabatalla campal. Por eso elementos de seguridad arribaron paracalmar la violencia desatada en medio de las viviendas y lascalles.
De acuerdo con testigos, los hechos ocurrieron en la avenidaClaveles, ubicada en la parte trasera de la pequeña capilla,alrededor de las 5 de la mañana de este domingo 10 deseptiembre.
Las primeras informaciones señalan que todo "fue provocado porla pandilla del ‘Chiquis’, quienes rompieron los vidrios de unacamioneta perteneciente a la otra pandilla”. Por eso el enojo yla persecución de ese personaje.
LA BATALLA
Fue en la calle Claveles donde ambos bandos decidieron darse contodo: palos de madera, botellas, piedras, tubos metálicos y nofaltó quien amenazó con un machete.
Superada la pandilla del “Chiquis”, sus integrantes optaronpor ingresar a su domicilio en la calle ya mencionada. De hechoahí permanecieron escondidos un largo rato.
Tras la llegada de los elementos policiacos, la pandillaagredida escondió toda evidencia: hasta el machete terminó entrela hierba de un terreno baldío. Y acordaron irse.
Cuando la situación parecía controlada, desde el interior deldomicilio del “Chiquis” un par de objetos fueron arrojadoshacia la calle, mismos que impactaron contra los vidrios de unaunidad de la policía municipal.
Tras 25 minutos de diálogo entre uniformados y los responsablesde las afectaciones, los primeros deciden retirarse y losintegrantes de la pandilla permanecer acuartelados. Aunque no pormucho tiempo.
UN ODIO A MUERTE
Alrededor de las 05:50 de la mañana, nuevamente regresó lapandilla con la encomienda de sacar al "Chiquis" de su domicilio acomo diera lugar.
Palos, piedras, el machete y garrafas de gasolina traían enmano los todavía enojados rivales.
Entre gritos de mujeres, amenazas de ambas partes, pedradas ydemás, la padilla inicialmente afectada se volvió agresora:intentaron entrar a la fuerza a la vivienda señalada.
Los ánimos estaban muy calientes a tal grado que cuando unintegrante de los “Chiquis” buscó escapar por el techo, fueinterceptado por quienes ya tenían cubierto cada territorio. Trasrecibir golpes, alcanzó a zafarse.
Al no lograr nada los muy molestos enemigos del “Chiquis”,de entre ellos surgió un grito: "¡Quemen la casa!". De inmediatoun grupo de personas vertieron garrafas de gasolina en la puertay parte de las paredes.
Desde el interior de la vivienda del “Chiquis”, mujeresgritaban ansiosamente: "hay niños... hay niños". La respuesta fuecontundente: "me vale madre, queremos al “Chiquis”, y si nosale, quemamos la casa".
Tras no cumplir su objetivo, los integrantes de la pandillaoptaron por esperar recordando con gritos: "aquí estamos“Chiquis”, en caso de no salir, te quemaremos los tamales".
A las 06:45 de la mañana de ayer arribaron nuevamente elementospoliciacos, quienes luego de platicar con los jóvenes, adultos ytestigos, buscaron calmar los ánimos. A las 07:00 horas todosoptaron por dejar la “zona de guerra” nuevamente.
07:38 de la mañana: cuando todo parecía estar en orden, uno delos pandilleros salió del domicilio en donde se refugiaron. Perono se dio cuenta que era vigilado.