SAN PEDRO BENITO JUÁREZ, ATLIXCO, Pue. Padres de familia,maestros y autoridades de esta Junta Auxiliar, la más cercana deAtlixco al Popocatépetl, lanzan un llamado casi urgente para pedirayuda: “nuestros muchachos están indefensos ante las garras dela globalización: drogas, desintegración familiar y pocasexpectativas educativas”. En este lugar, seis de cada diezalumnos de la Telesecundaria está relacionado con la migración,tema sumado a otro conflicto: el religioso. La frase de algunoshabitantes de este pueblo rural, seco e insípido, resume todo:“Es, dicen, la región en dónde un ‘migrante en cada hijo tedio’”.
San Pedro Benito Juárez es una comunidad la cual lleva en elnombre una contradicción. Los vecinos cansados del sobre nombre deCuacos (caballos), prefirieron la polémica: juntar a una de lasmíticas representaciones de la iglesia católica, San Pedro, conel estadista responsable de perseguir curas: Benito Juárez.
En medio de esa antítesis, en la telesecundaria, una fila de 10alumnos baila tímidamente una canción grupera en el enorme patio.Son hombres y mujeres, jóvenes nahuas y mestizos con promedio de13 y 17 años, metidos en la dinámica del pueblo. Es la juntaauxiliar del municipio más cercana a las faldas del volcán:vorágine de pobreza, migración, fanatismo religioso, drogas ypandillas.
Una carretera bien asfaltada en forma de espiral conduce a lacomunidad en aproximadamente 30 minutos; es decir, una distancia de20 kilómetros. Luego del último vado de piedras aparece esaescuela de nombre Ignacio Allende.
Metros arriba está la iglesia católica amarilla y el segundopiso de las viejas oficinas de las autoridades. Cerca, una paredanuncia el paraíso: “Vecino, prepárate a recibir la llegada dedios; mientras, vive en la tierra una vida plena”.
Aquí, en este territorio rural cohabitan dos religiones conenorme influencia: el catolicismo y los llamados Testigos deJehová. Yolanda Gómez es la impulsiva e incisiva directora de latelesecundaria:
“En la comunidad es muy claro el fanatismo religioso movidopor la lectura de la Biblia”; sin embargo, agregó durante unaentrevista, la escuela está convertida en un catalizador de losposibles problemas entre las familias de los alumnos.
Informó de los 257 alumnos del plantel, 10 por ciento profesauna fe distinta a la de la mayoría. Reflexionó sobre el objetivode encausar la necesidad de tolerancia. “Los límites entre lavisión del mundo de los jóvenes, inculcada en casa, y lastradiciones históricas de nuestro país, no están sellados;simplemente es fundamental otorgarle a eso una lectura adecuada,lejos de prejuicios. Queremos, e intentamos, formar buenosmexicanos, y no excelentes predicadores, esa no es nuestratarea”.
El esfuerzo fundamental de los maestros en la comunidad,añadió Yolanda Gómez, es brincar la senda cultural de otrostiempos. “Buscamos así, bajo esa perspectiva, inculcar elrespeto entre los alumnos de sus diferentes visiones del mundo.Juzgar a alguien por seguir a un partido político o una religiónes cosa del siglo pasado”.
Lejos de la religión, los estudiantes mestizos y nahuas de SanPedro Benito Juárez tienen otro tipo de inquietudes. “La cabezaestá trabajando desde temprana edad en producir dinero, en laproductividad a ciegas, en la cuestión económica; aunque, lapresente generación todavía conserva las raíces culturales delos padres”.
-¿Cuál visión?
–Acostumbrarse a vivir de una sola forma, bajo un mismoestatus, muy a pesar de aspirar a consolidar una mejor posicióncon respecto a esa cosa llamada dinero.
Describe: “Y esto en parte es culpa de los gobiernos. Essencillo explicar por qué la falta de desarrollo de cultura y laintelectualidad de ellos, los lleva a eso, a no desarrollar otravisión de la vida”.
La frase resulta contundente e indica la sentencia: “Estageneración de jóvenes de la comunidad no cambiará a SanPedro”. Afuera, los estudiantes vestidos de café y crema, gastanel dinero en comprar decenas de Bon Ice, refrescos y comida.
La mayoría tiene dinero en la bolsa. En promedio, calculanautoridades, 200 pesos, producto de los dólares enviados porhermanos y padres desde algún lugar de Estados Unidos. El sueñoamericano dejó de ser sueño: ocho de cada 10 jóvenes tienen unpie en el norte, predicen.
LOS FANTASMAS
Antes de irse a la Unión Americana una cantidad importante deadolescentes nahuas y mestizos “padecen manipulaciónpeligrosa” de actores flotantes en el ambiente, sostiene MarianoSolís, uno de los regidores de San Pedro.
Y confirma la profesora: “Los padres encerrados en los viejosconceptos de la vida intentan someter a los chavos. Junto a eso,los fantasmas de la religión, de los grafiteros, de las pandillasy hasta de las drogas rondan para cazar a nuestrosmuchachos”.
–Pero la perspectiva de la vida en los indígenas es algosagrado, es parte de la identidad de estos pueblos transmitida porgeneraciones...
–Sí, en eso estoy de acuerdo, pero hay un vacío importante.Viven momentos de cambio físico y psicológicos trascendentes sinun desarrollo cultural e intelectual.
Insiste: “Aquí no tienen zócalo, bibliotecas, casa decultura o alguna otra actividad destinada a fomentarles otraperspectiva”. Ese vacío, argumenta Gómez, no es debidamenteatendido por las autoridades locales, del Ayuntamiento y delgobierno del estado y federal. “No son capaces de procurarlesavances científicos, intelectuales y culturales a los jóvenes deSan Pedro Benito Juárez”.
–Pero a cambio están las obras de pavimentación, deinfraestructura y de servicios básicos en el pueblo...
–Eso es importante, aunque es de mayor trascendencia otro tipode progreso, y hablo del desarrollo cultural, porque así la formade abordar el entorno y la realidad será completamentedistinta.
Según la directora, esa condición de “ignorancia” culturale intelectual del sector joven de San Pedro Benito Juárez“parece convenirles a los gobiernos y eso es entendible en lamedida de no ser ciudadanos más exigentes”.
“Aquí el consumo de drogas entre los jóvenes no es un temapara dejar en el olvido. Con dinero en la bolsa y sin un lugardonde divertirse, resultan presa fácil de los vendedores de dichoproducto; además, las pandillas y los grafiteros están en elacecho de nuevas víctimas. Es una mala combinación”, apuntó elregidor.
-¿Qué sigue en la vida después de la secundaria, muchacho?–interrogó el reportero.
–Aprender a sobrevivir aquí en el pueblo o allá en el norte,secundó el estudiante mientras muerde con sapiencia el Bon Icesabor uva.
