Dos explosiones consecutivas de talleres clandestinos de pirotecnia en el estado evidencian la falta de controles por parte de las autoridades para impedir desgracias. El domingo fue un estallido en Juan C. Bonilla el que acabó con una mujer muerta y ocho personas heridas. El lunes por la noche, en otro punto de la entidad, el municipio de General Felipe Ángeles, ocurrió un siniestro todavía más letal, que provocó siete fallecidos y 11 heridos.
De acuerdo con vecinos de Santiago Tenango, junta auxiliar de Felipe Ángeles, el hecho se registró alrededor de las 19:30 horas en la calle Central, casi esquina con 3 Poniente, en el barrio de San Juan. Allí dos explosiones dejaron al menos seis casas destruidas, así como ventanas y puertas rotas en viviendas aledañas que fueron alcanzadas por la onda expansiva.
Aunque en un principio se reportaron cinco personas fallecidas, dos desaparecidas y 18 lesionadas, la mañana del martes Ana Lucía Hill Mayoral, secretaria de Gobernación estatal, reportó en conferencia de prensa el fallecimiento de cuatro adultos y dos menores de edad; sin embargo, al mediodía del martes, mientras personal de Guardia Nacional, Bomberos y Protección Civil estatal realizaban la remoción de escombros, fue hallado el cuerpo sin vida de otro hombre, por lo que la cifra ascendió a siete muertos.
El secretario de Salud estatal, José Antonio Martínez García, explicó que de los 11 lesionados, 9 fueron atendidos en el momento, por lo que no requirieron ir al hospital, pero dos de ellos sí. Se trata de una menor de 13 años que está grave con quemadura de segundo grado y está siendo atendida en el Hospital del Niño Poblano (HNP), además de otra joven de 16 años que está en un nosocomio privado en Tecamachalco.
UNA ZONA DE GUERRA
El 6 de diciembre del 2021 es una fecha que quedará grabada para siempre en la memoria de los pobladores del Santiago Tenango: dos explosiones cimbraron no solo sus viviendas, también sus corazones.
“Cuando el fuego cesó parecía una zona de guerra, casas destruidas y cuerpos sin vida entre los escombros. No lo podíamos creer”, relató María de la Luz.
En ese momento la solidaridad se hizo presente y decenas de voluntarios se congregaron en el sitio del siniestro para ayudar a remover los escombros. Vecinos colocaron veladoras encendidas a lado de los difuntos.
La onda expansiva también alcanzó vehículos estacionados, así como a un transporte público que iba circulando por el lugar con los pasajeros a bordo, quienes también resultaron lesionados.
Lugareños indicaron que una de las personas fallecidas fue localizada gracias a la ayuda de un binomio canino: “Estaba debajo de la loza de una vivienda que se vino abajo tras la explosión del polvorín”, compartió don Antonio con la cara desencajada.
Algunos vecinos entrevistados, señalaron que desde la noche del lunes ya no durmieron en su vivienda, debido a los daños estructurales que sufrió su casa, por lo que solicitaron apoyo a las autoridades competentes para recuperar su patrimonio.
HABÍA ADVERTENCIAS
A decir de los vecinos, en reiteradas ocasiones ya habían denunciado la existencia del polvorín clandestino ante las autoridades locales, pero afirmaron que no les hicieron caso. Autoridades estatales confirmaron que el polvorín no contaba con licencia para funcionar.
Hasta el momento se desconoce la causa que originó el estallido de este polvorín que dejó pérdidas humanas y cuantiosos daños materiales. Serán las autoridades competentes las encargadas de realizar las investigaciones para otorgar o deslindar responsabilidades.
Cabe recordar que un día antes, estalló un polvorín en la localidad de Santa María Zacatepec en el municipio de Juan C. Bonilla, por lo que éste es el segundo accidente similar que se registra en menos de 24 horas en el estado poblano.