Zapatero en moto, oficio de pandemia

Este joven trabajador recorre todos los días la región de Izúcar para acercar su servicio a las familias

Armando Tlatelpa | El Sol de Puebla

  · martes 21 de julio de 2020

Foto: Armando Tlatelpa | El Sol de Puebla

Armando, originario de un barrio de Izúcar de Matamoros, es un zapatero que en medio de la pandemia del Covid-19 ha encontrado la forma de continuar ofreciendo sus servicios ya que su labor la realiza a bordo de una motocicleta en donde lleva su pequeño taller. Todos los días arregla uno que otro par de zapatos a quienes se le cruzan en su camino, además de que tiene diferentes paradas provisionales en las comunidades.

Con más de seis años de trabajo en el oficio, Armando dio conocer que todo lo aprendido se lo debe a su padre, a quien -a edad madura y ante la falta de trabajo-, no le quedó de otra que empezar a reparar calzado de vecinos y familiares hasta apertura un pequeño taller ambulante y más tarde, heredándolo todo a él, quien no dudó en seguir con el oficio.

En entrevista para El Sol de Puebla el joven zapatero aseguró que para todo calzado tiene solución, pues repara desde tenis, zapatos, botas y zapatillas, pero también bolsos, mochilas y carteras. Todo lo que se pueda enmendar con unas puntadas prolijas o un poco de pegamento, solo con sacar de su pequeña caja modesta, varios artículos como pinzas, cuchillas y martillos, entre otras más, que colecciona con el tiempo.

Sin duda alguna, los más pequeños lo miran admirados, sin embargo, son las amas de casa quienes le aplauden por su gran talento, además de que los costos son muy accesibles, pues al pedir una cotización, él les muestra su lista de precios escrita a mano y en un papel, la cual se mantiene vigente pese al aumento de precios de varios de sus artículos. Para Armando lo más importante es satisfacer la necesidad del cliente y llevarse algo a sus bolsillos para tener como pasar su día.

“Lo que aprendí de mi padre no fue fácil, pero sus regaños me sirvieron para que hoy en día pueda llevar a cabo su oficio de zapatero ambulante y poner mi granito de arena para ayudar a las amas de casa con algún calzado”, puntualizó.

Asimismo, detalló que, al paso de los años, mucha gente lo conoce por lo que ahora debe hacer distintas paradas tanto en Izúcar de Matamoros, como en el municipio de Tepeojuma, especialmente en días de plaza, a donde acuden vecinos de otras poblaciones quienes le llevan sus zapatos que presentan algún desperfecto para que los repare.

Foto: Armando Tlatelpa | El Sol de Puebla

Además de todo lo anterior, el tiempo que lleva trabajando de esta forma le ha dejado lo que él llama su propio “outlet” de zapatos, y es que una mayoría de personas que llevan su calzado para arreglar, nunca vuelven a buscarlo, no obstante, él les dedicó horas de trabajo y materiales a los zapatos que ahora carga con él, pues le da pena tirarlos y tampoco está en condiciones de regalárselos a alguien más, por lo que los ofrece con un bajo costo para remunerar lo invertido.

Hoy en día, solo desea que la pandemia termine pronto, pues las ventas han bajado casi en un 50 por ciento y ante el miedo de contagiarse pide siempre por la salud tanto de él como de sus integrantes de su familia, “no nacimos ricos, tenemos que trabajar para llevar el pan a nuestras familias, así que no debemos de quejarnos y seguir echándole ganas”, afirma.