/ viernes 2 de diciembre de 2016

Redes sociales, nueva modalidad de esclavitud

A 67 años de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU)instituyó el 2 de diciembre como el Día Internacional para laAbolición de la Esclavitud, en la actual era digital, la bajaautoestima y el ocio han dado pie a una nueva modalidad deesclavitud: a las redes sociales.

Los periodos de ansiedad y desvelos que sienten muchos por estarsiempre frente a la computadora o los teléfonos móviles,consultando lo que otros hacen y escribiendo numerosos mensajes, adecir del siquiatra Alejandro Soto Chilaca, es la más recienteforma de sometimiento personal y colectivo.

Y a decir del médico, el comportamiento de hoy en día esquizá más dañino para la persona que la esclavitud como seconocía en el pasado, pues mientras que la del siglo pasado eraobligada y física, la esclavitud ahora a la tecnología esvoluntaria, intelectual y sedentaria, al grado de que puede causargraves padecimientos físicos pero también emocionales.

Antaño, diferenció, la gente era esclava porque era la únicamanera de sobrevivir, de tener alimento o un sitio para vivir, peroahora, dice, se mantiene conectada por decisión propia,comparándose y sintiéndose inferior que otros.

Esta nueva forma de esclavitud, explicó, obedece a que en laactualidad, hay personas, especialmente entre 20 y 30 años deedad, que no gozan de una buena autoestima ni tienen actividadesproductivas o pasatiempos sanos en qué ocupar su tiempo, seconcentran en el uso de la tecnología y la consulta de redessociales.

“La cabeza siempre tiene que estar ocupada, porque siempreestá pensando en algo, si la focalizamos en algo, trabajo,estudios… nos va a ir bien, pero si no, pensamos en nuestrosproblemas y si está el teléfono pues es más fácil pensar en lavida de fantasía de las personas, por lo que vemos que escriben enlas redes sociales”, abundó.

La aspiración, inherente al ser humano, mencionó, lleva a losusuarios a dedicar gran parte de su tiempo, tres  horas o más, ala consulta de redes sociales.

Además del tiempo, Soto Chilaca mencionó que otros aspectosque pueden alertar sobre la dependencia o “esclavitud” a latecnología y las redes sociales, es que los jóvenes posterguenpasen más de tres horas en su consulta, posterguen su horario dedescanso y alimentos, suplan la comunicación directa con losfamiliares o personas que se encuentran en el mismo lugar queellos, ignoren a quienes tienen al frente por ejemplo, en elcomedor o alguna cita, prescindir de actividades o pasatiempos eincluso, sentir preocupación excesiva o ansiedad si se despega deellas.

Esta situación, continuó, se agrava porque la mayor parte delos contenidos que se publican en las redes sociales no son deltodo ciertos, sino que son exagerados o ampliados, lo que lleva aquien los lee, a creer inferior su vida.

“Al cerebro le es muy atractivo estar viendo la vida de losdemás, comparar, el problema es que en la red social el 90 porciento de lo que está ahí es falso, las sonrisas, las carasbonitas, no necesariamente son reales, de manera que lo queprincipio puede ser entretenido ya luego puede generar un problema,depresión porque ‘yo no viajo’, ‘yo no disfruto’, ‘yo notengo amigos’ como la gente que aparentemente sí”,completó.

Y físicamente también, advirtió para terminar, es de riesgoya que el sedentarismo que se produce por mantenerse conectado aestos contenidos puede producir sobrepeso y obesidad, que a su vezfavorece el desarrollo de enfermedades como hipertensión ydiabetes.

A 67 años de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU)instituyó el 2 de diciembre como el Día Internacional para laAbolición de la Esclavitud, en la actual era digital, la bajaautoestima y el ocio han dado pie a una nueva modalidad deesclavitud: a las redes sociales.

Los periodos de ansiedad y desvelos que sienten muchos por estarsiempre frente a la computadora o los teléfonos móviles,consultando lo que otros hacen y escribiendo numerosos mensajes, adecir del siquiatra Alejandro Soto Chilaca, es la más recienteforma de sometimiento personal y colectivo.

Y a decir del médico, el comportamiento de hoy en día esquizá más dañino para la persona que la esclavitud como seconocía en el pasado, pues mientras que la del siglo pasado eraobligada y física, la esclavitud ahora a la tecnología esvoluntaria, intelectual y sedentaria, al grado de que puede causargraves padecimientos físicos pero también emocionales.

Antaño, diferenció, la gente era esclava porque era la únicamanera de sobrevivir, de tener alimento o un sitio para vivir, peroahora, dice, se mantiene conectada por decisión propia,comparándose y sintiéndose inferior que otros.

Esta nueva forma de esclavitud, explicó, obedece a que en laactualidad, hay personas, especialmente entre 20 y 30 años deedad, que no gozan de una buena autoestima ni tienen actividadesproductivas o pasatiempos sanos en qué ocupar su tiempo, seconcentran en el uso de la tecnología y la consulta de redessociales.

“La cabeza siempre tiene que estar ocupada, porque siempreestá pensando en algo, si la focalizamos en algo, trabajo,estudios… nos va a ir bien, pero si no, pensamos en nuestrosproblemas y si está el teléfono pues es más fácil pensar en lavida de fantasía de las personas, por lo que vemos que escriben enlas redes sociales”, abundó.

La aspiración, inherente al ser humano, mencionó, lleva a losusuarios a dedicar gran parte de su tiempo, tres  horas o más, ala consulta de redes sociales.

Además del tiempo, Soto Chilaca mencionó que otros aspectosque pueden alertar sobre la dependencia o “esclavitud” a latecnología y las redes sociales, es que los jóvenes posterguenpasen más de tres horas en su consulta, posterguen su horario dedescanso y alimentos, suplan la comunicación directa con losfamiliares o personas que se encuentran en el mismo lugar queellos, ignoren a quienes tienen al frente por ejemplo, en elcomedor o alguna cita, prescindir de actividades o pasatiempos eincluso, sentir preocupación excesiva o ansiedad si se despega deellas.

Esta situación, continuó, se agrava porque la mayor parte delos contenidos que se publican en las redes sociales no son deltodo ciertos, sino que son exagerados o ampliados, lo que lleva aquien los lee, a creer inferior su vida.

“Al cerebro le es muy atractivo estar viendo la vida de losdemás, comparar, el problema es que en la red social el 90 porciento de lo que está ahí es falso, las sonrisas, las carasbonitas, no necesariamente son reales, de manera que lo queprincipio puede ser entretenido ya luego puede generar un problema,depresión porque ‘yo no viajo’, ‘yo no disfruto’, ‘yo notengo amigos’ como la gente que aparentemente sí”,completó.

Y físicamente también, advirtió para terminar, es de riesgoya que el sedentarismo que se produce por mantenerse conectado aestos contenidos puede producir sobrepeso y obesidad, que a su vezfavorece el desarrollo de enfermedades como hipertensión ydiabetes.

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