/ viernes 20 de mayo de 2022

Rescatistas peludos y sus entrenadores se preparan para salvar vidas

Un total de 15 leales perros y 20 voluntarios comprometidos se preparan permanentemente para la búsqueda y rescate de personas

Desde hace más de una década, 15 leales perros y 20 voluntarios comprometidos se preparan permanentemente para la búsqueda y rescate de personas en grandes áreas, estructuras colapsadas y zonas montañosas. Gracias al trabajo del heroico escuadrón SAR K9 de la Delegación Estatal de la Cruz Roja Mexicana (CRM), decenas de vidas humanas se siguen salvando dentro y fuera de la entidad.

Efrén Aguayo es ingeniero de profesión, sin embargo, su amor por los perros lo orilló a integrarse como voluntario en la especialidad más reciente de la CRM Puebla: el equipo de Búsqueda y Rescate K9 (SAR, por sus siglas en inglés).

La primera generación de este grupo se originó en enero de 2012 y surgió a partir de la necesidad latente del organismo por hacer frente al alto índice de personas extraviadas, específicamente en áreas montañosas, agrestes, además de la constante incidencia de inmuebles colapsados en la entidad.


Actualmente participan 15 caninos, de los cuales cinco se encuentran acreditados para la búsqueda de personas, otros cinco están próximos a certificarse y cinco más están en una etapa preparativa; además de los 20 elementos humanos, entre médicos veterinarios, operadores y personal de apoyo.

Efrén es propietario de Max, un labrador color chocolate de cuatro años de edad. En entrevista con EL SOL DE PUEBLA, el feliz dueño del canino contó que su perro es uno de los cinco animales calificados para localizar personas en zonas amplias y de difícil acceso. Refirió que adquirió a su can específicamente para servir a la población y trabajar por salvar vidas.

“Entrené a mi perro [para] dar un servicio social a la comunidad, [y aportar con] un granito de arena. Cada quien da lo que puede, para mí es esa parte (...) Podemos dar un apoyo a las personas sin ningún interés, sin ningún cambio ni nada, no le veo que esté mal (...) Quiero dar un servicio de calidad y por eso me sigo preparando cada día a mí y a mi perro (...) Soy voluntario y estoy comprometido”, señaló.

Cuando Max era tan sólo un cachorro comenzó a demostrar sus habilidades de salvamento y por esa razón Efrén empezó a capacitarlo poco a poco. Su constancia fue el motor que lo impulsó a obtener la certificación internacional para perros de búsqueda y rescate (IRO, por sus siglas en inglés), apenas en 2019. Gracias a ello, el canino lleva más de una decena de personas salvadas en cuatro años.

Entre sus principales logros se encuentran los marcajes que hizo en la explosión de la Diagonal Defensores de la República y la 2 Poniente, en 2022; el derrumbe en el sitio de construcción de un centro comercial en San Martín Texmelucan, en 2021; además de los múltiples rescates que ha hecho en lugares como el Cerro del Cristo de Chignautla, la región del Izta-Popo, el Pico de Orizaba y en toda la Sierra Norte y la Mixteca, por mencionar algunos.

Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla


Sobre esta certificación, es importante mencionar que cada ejemplar requiere entre un año y año y medio de capacitación para poder obtenerla. Una vez adquirida, el entrenamiento se vuelve cotidiano e indispensable.

EL ESCUADRÓN EN EL TERREMOTO DE 2017

A decir de Efrén Aguayo, el pertenecer a ese equipo ha sido la experiencia más impactante y gratificante de su vida. Uno de los eventos más demandantes física y emocionalmente fue, sin lugar a dudas, su experiencia como voluntario en los trabajos de rescate durante el terremoto del 19 de septiembre de 2017.

Cuando el desastre ocurrió y los primeros daños empezaron a ser cuantificados, la sede nacional de la Cruz Roja convocó a los voluntarios de las delegaciones estatales aledañas a la Ciudad de México. Al menos dos binomios y cuatro personas más partieron desde Puebla rumbo a la capital del país. El destino: el Colegio Enrique Rébsamen, lugar que colapsó casi en su totalidad.

Desde su llegada al sitio, el escuadrón poblano fue recibido con gran esperanza por los rescatistas y ciudadanos que se aglutinaron primero en la zona. Fue en ese momento cuando Efrén terminó de convencerse de su labor y entrega al SAR K9.

“Cuando vieron que llegamos con los perros, empezó a aplaudir la gente (...) Hay veces en las que no hay que decir nada para saber que ya llegó una esperanza para las familias (...) Fue muy difícil asimilar que casas completas (...) se vinieron abajo en un segundo”, refirió.

Otro de los voluntarios que viajó a esa entidad a atender la crisis del terremoto fue Juan Gutiérrez Álvarez, fundador del escuadrón y dueño de tres perros: Maia, una labrador de seis años; Hunter, un bloodhound de nueve años, ambos con certificación IRO, y Canelita, una canina de raza criolla de apenas dos años que actualmente está siendo entrenada.

El veterano de la CRM relató a esta casa editorial que, en sus poco más de dos décadas al servicio de la organización, sus años más memorables los ha vivido junto al SAR K9. Él se trasladó al Colegio Enrique Rébsamen junto a Maia, quien logró el rescate de una persona y protagonizó el hallazgo de tres cuerpos que, a expectativa de muchos, parecían ilocalizables.

Al llegar a ese momento, asegura que experimentó una fuerte conexión con su perrita como nunca antes lo había hecho y la razón fue el temor que ambos sintieron al vivir tantas experiencias en ese corto tiempo.


Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla


“Cuando vi el hueco y cómo íbamos a ingresar, no podíamos ni levantar la cabeza porque el casco pegaba con la loza de arriba, íbamos pecho tierra. [Maia] sintió mi miedo y mi adrenalina, y cuando la mandé a buscar [personas], ella no se me despegó”, narró.

Después de vivir ese acontecimiento, pese a las trágicas escenas, reconoce que las labores de rescate no hubieran sido iguales sin el apoyo y la valentía de los canes. De todo lo que percibió, persisten aún las emociones de impotencia y nostalgia ante la remoción de cuerpos, pero, sobre todo, la satisfacción de haber contribuido junto a su perrita a la recuperación de una ciudad devastada por un siniestro de tal magnitud.

LOS PELIGROS

Juan Gutiérrez es propietario de Hunter, el elemento de mayor antigüedad. Este sabueso tiene las habilidades y las credenciales necesarias para encontrar personas en cualquier entorno terrestre mediante el apoyo de su olfato y audacia.

Sus años de experiencia le han costado diversas heridas al perro, principalmente laceraciones y algunas luxaciones. Los riesgos que conlleva el trabajo se le atribuyen principalmente a su impredecible campo de acción.

“El entrenar en una estructura colapsada, [hace que] no sepamos si el lugar está energizado todavía, si hay una fuga de gas, si tenemos o se contaba en esa área con algún químico, entonces, los riesgos son latentes. Siempre hay que estar cuidándonos”, enmarcó.

Otro de esos peligros es el ataque de otras personas o animales. Para abundar en ello, este medio charló con Anneth Gabriela López Villafaña, responsable del SAR K9 en Puebla. Gracias a su liderazgo y responsabilidad de los binomios, los accidentes dentro del equipo han sido escasos, sin embargo, hay un canino que falleció en el camino.

Se trata de una pastor belga malinois llamada Didier. Ella fue la primera perrita certificada de la CRM estatal y fijó los estándares para mantener los esfuerzos, dice orgullosa la titular del equipo. No obstante, Didier fue víctima del ataque de otro can, hace nueve años: “Estaba en la casa de su dueño y la otra perrita pitbull se saltó la barda de la casa de su vecino y la atacó dentro de su domicilio”. Hoy su legado transcurre en cada entrenamiento, incluso, el vehículo del equipo lleva su nombre.

CÓMO SE ATIENDE UNA EMERGENCIA

La especialista en adiestramiento canino explicó que el SAR K9 se encuentra siempre listo para socorrer a quien lo necesite. En aquellos casos en los que el riesgo de colapso de estructuras es inminente, o bien, en las situaciones de extravío de personas, principalmente, la CRM estatal conoce bien los mecanismos de actuación.

Cuando la organización recibe un llamado a través de su línea directa 234 0000, o bien, mediante un reporte hecho al sistema de emergencias 911, en el que se describa una situación similar a las antes planteadas, la institución activa el despliegue inmediato de su escuadrón y éste se encuentra preparado para trasladarse a cualquier rincón de Puebla.

Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

A partir de la notificación del socorro, todos los binomios cuentan con un tiempo máximo de 60 minutos para trasladarse a la sede estatal de la CRM y preparar todo el equipamiento. Una vez concluido el tiempo, las unidades se trasladan de forma inmediata al sitio de interés. Dependiendo de la naturaleza del evento, otros elementos con especialidades distintas acompañan al equipo, incluidas otras autoridades.

Una vez instalados en la zona, el equipo monta un puesto de mando para evaluar la escena antes de iniciar concretamente el trabajo. Cuando las condiciones se encuentran aptas para el ingreso, los perros entran acompañados de sus manejadores. Los caninos avisan sobre sus marcajes con ladridos, de esta forma se coordinan con el resto de personal para llevar a cabo la extracción o rescate pertinente. Siempre se cuenta con la colaboración de otras especialidades.

Para lograr resultados excepcionales, todos los binomios realizan un entrenamiento constante de forma semanal con duración de aproximadamente tres horas, además de una simulación de emergencias mensual.

De acuerdo con una petición de información hecha por esta casa editorial al organismo, se indicó que aproximadamente se realizan entre uno y tres servicios mensuales, sin embargo, esta cifra suele ser dinámica.

PRIMERA GENERACIÓN ESTÁ POR DESPEDIRSE

Anneth es dueña de July, una labrador de siete años, y de Aisha, un pastor blanco suizo de tres meses que actualmente es prospecto para certificarse. Ella se encarga del bienestar y entrenamiento de todos los perritos, razón por la cual formó un gran lazo de cariño con cada uno de ellos, pues son una familia.

Aunque la unión, el cariño y la admiración prevalecerán por siempre, pronto algunos canes deberán iniciar su proceso de jubilación. Pese a que no existe una edad exacta para hacerlo, pues depende de las características de cada raza, regularmente los ejemplares empiezan a tener mayor dificultad para realizar sus tareas desde los ocho años. Sin embargo, gracias a la vida saludable que muchos de ellos llevan, y aunque se encuentren sanos, solo pueden realizar sus tareas hasta los 12 años, pero con cierta disminución en la dificultad.

Para preservar la integridad de los animales, la CRM Puebla contempla que los elementos caninos del SAR K9 puedan tener una jubilación digna junto a sus familias. En este punto, vale la pena recordar que todos los binomios permanecen juntos durante toda su vida, pues los manejadores son sus dueños.

Esto no fue siempre así. Durante los primeros años del escuadrón, la organización adquirió algunos perritos y les asignó un manejador a cada uno de ellos. En algunos casos, los cuidadores se fueron, o bien, los canes se imposibilitaron de seguir trabajando. Esto, como cualquier despedida, tiene consecuencias emocionales bastante sensibles y prolongadas para ambas partes.

Para evitar esa dramática situación, que además provocó la disminución en el rendimiento de algunos caninos, la CRM Puebla decidió cambiar eso y optó por hacer que los voluntarios fueran quienes llevaran a sus propias mascotas y se encargaran de su adiestramiento, siempre con el respaldo y guía de la institución.

Aunado a ello, el plan de retiro incluye la participación de los animales más veteranos en los entrenamientos, aun cuando no acudirán a las emergencias concretamente. Esto se hace para que los caninos no sufran depresión al interrumpir de forma abrupta sus actividades cotidianas.

“SIN LOS PERROS NO PODRÍAMOS”

Víctor Javier Huerta es licenciado en Enfermería y Técnico en Urgencias Médicas (TUM). Recientemente concluyó su preparación como paramédico y desde entonces ha recorrido las calles de la capital para brindar sus servicios a quien lo requiera.

A sus 24 años ha adquirido experiencia en el campo gracias a que ha sido testigo de diversas e incuantificables emergencias urbanas que suceden a diario en Puebla. Con el objetivo de salvar más vidas, mientras hace lo que más disfruta (convivir con los animales), el joven profesional decidió entregarse de lleno al K9.

A la par que sigue atendiendo emergencias, Javier Huerta participa gustoso en el adiestramiento y cuidado de los protagonistas del escuadrón: “Me gustan mucho los perros, me gusta pasar tiempo con ellos [y] entrenarlos. Cuando vi que se abrió la opción de integrarme, no lo pensé dos veces”, señaló a EL SOL DE PUEBLA.

Debido a su reciente integración, ha acompañado apenas un par de emergencias, sin embargo, gracias a su experiencia hoy puede reconocer y admirar el profesionalismo y entrega de los caninos en sus funciones.


Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

“Los perros son muy amigables (...) son demasiado afectivos. Su labor es bastante importante, porque nosotros como tal no tenemos el olfato desarrollado como los perros, entonces para nosotros sería más difícil accesar a lugares en los que los perros se les hace mucho más [sencillo]. Sin los perros no haríamos el trabajo bien”, relató.

Pese a que por ahora su prioridad es aprender y complementar las actividades del equipo, pretende algún día poder integrar a su mascota y convertirla en un perro operativo.

“Sinceramente me gustaría tener a mi perro operativo, y posterior a eso me gustaría capacitar y enseñar a las personas que se siguen interesando como yo. Yo acabo de empezar y aquí todos me están apoyando (...) Cuando tenga a mi perro me gustaría hacer lo mismo que hicieron conmigo”, sentenció.

Insistió en que la importancia de esta agrupación debe ser mayormente reconocida, pues son cientos los rescates que los animales han hecho durante todos estos años.

“Este escuadrón no es muy popular, porque muchos dicen ‘La Cruz Roja sólo son paramédicos o puras ambulancias’, pero no saben que nosotros como Cruz Roja tenemos también la especialidad de un rescate de montaña [con perros] (...) Siempre pueden llamarnos”, destacó.

Para concluir, es importante nombrar al resto de caninos que integran el equipo y se preparan constantemente para atender cualquier emergencia y salvaguardar la vida de las personas, sin excepción, dentro y fuera de Puebla: Rex, Muki, Apolo, Donatella, Tina, Nito y Leha.


Desde hace más de una década, 15 leales perros y 20 voluntarios comprometidos se preparan permanentemente para la búsqueda y rescate de personas en grandes áreas, estructuras colapsadas y zonas montañosas. Gracias al trabajo del heroico escuadrón SAR K9 de la Delegación Estatal de la Cruz Roja Mexicana (CRM), decenas de vidas humanas se siguen salvando dentro y fuera de la entidad.

Efrén Aguayo es ingeniero de profesión, sin embargo, su amor por los perros lo orilló a integrarse como voluntario en la especialidad más reciente de la CRM Puebla: el equipo de Búsqueda y Rescate K9 (SAR, por sus siglas en inglés).

La primera generación de este grupo se originó en enero de 2012 y surgió a partir de la necesidad latente del organismo por hacer frente al alto índice de personas extraviadas, específicamente en áreas montañosas, agrestes, además de la constante incidencia de inmuebles colapsados en la entidad.


Actualmente participan 15 caninos, de los cuales cinco se encuentran acreditados para la búsqueda de personas, otros cinco están próximos a certificarse y cinco más están en una etapa preparativa; además de los 20 elementos humanos, entre médicos veterinarios, operadores y personal de apoyo.

Efrén es propietario de Max, un labrador color chocolate de cuatro años de edad. En entrevista con EL SOL DE PUEBLA, el feliz dueño del canino contó que su perro es uno de los cinco animales calificados para localizar personas en zonas amplias y de difícil acceso. Refirió que adquirió a su can específicamente para servir a la población y trabajar por salvar vidas.

“Entrené a mi perro [para] dar un servicio social a la comunidad, [y aportar con] un granito de arena. Cada quien da lo que puede, para mí es esa parte (...) Podemos dar un apoyo a las personas sin ningún interés, sin ningún cambio ni nada, no le veo que esté mal (...) Quiero dar un servicio de calidad y por eso me sigo preparando cada día a mí y a mi perro (...) Soy voluntario y estoy comprometido”, señaló.

Cuando Max era tan sólo un cachorro comenzó a demostrar sus habilidades de salvamento y por esa razón Efrén empezó a capacitarlo poco a poco. Su constancia fue el motor que lo impulsó a obtener la certificación internacional para perros de búsqueda y rescate (IRO, por sus siglas en inglés), apenas en 2019. Gracias a ello, el canino lleva más de una decena de personas salvadas en cuatro años.

Entre sus principales logros se encuentran los marcajes que hizo en la explosión de la Diagonal Defensores de la República y la 2 Poniente, en 2022; el derrumbe en el sitio de construcción de un centro comercial en San Martín Texmelucan, en 2021; además de los múltiples rescates que ha hecho en lugares como el Cerro del Cristo de Chignautla, la región del Izta-Popo, el Pico de Orizaba y en toda la Sierra Norte y la Mixteca, por mencionar algunos.

Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla


Sobre esta certificación, es importante mencionar que cada ejemplar requiere entre un año y año y medio de capacitación para poder obtenerla. Una vez adquirida, el entrenamiento se vuelve cotidiano e indispensable.

EL ESCUADRÓN EN EL TERREMOTO DE 2017

A decir de Efrén Aguayo, el pertenecer a ese equipo ha sido la experiencia más impactante y gratificante de su vida. Uno de los eventos más demandantes física y emocionalmente fue, sin lugar a dudas, su experiencia como voluntario en los trabajos de rescate durante el terremoto del 19 de septiembre de 2017.

Cuando el desastre ocurrió y los primeros daños empezaron a ser cuantificados, la sede nacional de la Cruz Roja convocó a los voluntarios de las delegaciones estatales aledañas a la Ciudad de México. Al menos dos binomios y cuatro personas más partieron desde Puebla rumbo a la capital del país. El destino: el Colegio Enrique Rébsamen, lugar que colapsó casi en su totalidad.

Desde su llegada al sitio, el escuadrón poblano fue recibido con gran esperanza por los rescatistas y ciudadanos que se aglutinaron primero en la zona. Fue en ese momento cuando Efrén terminó de convencerse de su labor y entrega al SAR K9.

“Cuando vieron que llegamos con los perros, empezó a aplaudir la gente (...) Hay veces en las que no hay que decir nada para saber que ya llegó una esperanza para las familias (...) Fue muy difícil asimilar que casas completas (...) se vinieron abajo en un segundo”, refirió.

Otro de los voluntarios que viajó a esa entidad a atender la crisis del terremoto fue Juan Gutiérrez Álvarez, fundador del escuadrón y dueño de tres perros: Maia, una labrador de seis años; Hunter, un bloodhound de nueve años, ambos con certificación IRO, y Canelita, una canina de raza criolla de apenas dos años que actualmente está siendo entrenada.

El veterano de la CRM relató a esta casa editorial que, en sus poco más de dos décadas al servicio de la organización, sus años más memorables los ha vivido junto al SAR K9. Él se trasladó al Colegio Enrique Rébsamen junto a Maia, quien logró el rescate de una persona y protagonizó el hallazgo de tres cuerpos que, a expectativa de muchos, parecían ilocalizables.

Al llegar a ese momento, asegura que experimentó una fuerte conexión con su perrita como nunca antes lo había hecho y la razón fue el temor que ambos sintieron al vivir tantas experiencias en ese corto tiempo.


Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla


“Cuando vi el hueco y cómo íbamos a ingresar, no podíamos ni levantar la cabeza porque el casco pegaba con la loza de arriba, íbamos pecho tierra. [Maia] sintió mi miedo y mi adrenalina, y cuando la mandé a buscar [personas], ella no se me despegó”, narró.

Después de vivir ese acontecimiento, pese a las trágicas escenas, reconoce que las labores de rescate no hubieran sido iguales sin el apoyo y la valentía de los canes. De todo lo que percibió, persisten aún las emociones de impotencia y nostalgia ante la remoción de cuerpos, pero, sobre todo, la satisfacción de haber contribuido junto a su perrita a la recuperación de una ciudad devastada por un siniestro de tal magnitud.

LOS PELIGROS

Juan Gutiérrez es propietario de Hunter, el elemento de mayor antigüedad. Este sabueso tiene las habilidades y las credenciales necesarias para encontrar personas en cualquier entorno terrestre mediante el apoyo de su olfato y audacia.

Sus años de experiencia le han costado diversas heridas al perro, principalmente laceraciones y algunas luxaciones. Los riesgos que conlleva el trabajo se le atribuyen principalmente a su impredecible campo de acción.

“El entrenar en una estructura colapsada, [hace que] no sepamos si el lugar está energizado todavía, si hay una fuga de gas, si tenemos o se contaba en esa área con algún químico, entonces, los riesgos son latentes. Siempre hay que estar cuidándonos”, enmarcó.

Otro de esos peligros es el ataque de otras personas o animales. Para abundar en ello, este medio charló con Anneth Gabriela López Villafaña, responsable del SAR K9 en Puebla. Gracias a su liderazgo y responsabilidad de los binomios, los accidentes dentro del equipo han sido escasos, sin embargo, hay un canino que falleció en el camino.

Se trata de una pastor belga malinois llamada Didier. Ella fue la primera perrita certificada de la CRM estatal y fijó los estándares para mantener los esfuerzos, dice orgullosa la titular del equipo. No obstante, Didier fue víctima del ataque de otro can, hace nueve años: “Estaba en la casa de su dueño y la otra perrita pitbull se saltó la barda de la casa de su vecino y la atacó dentro de su domicilio”. Hoy su legado transcurre en cada entrenamiento, incluso, el vehículo del equipo lleva su nombre.

CÓMO SE ATIENDE UNA EMERGENCIA

La especialista en adiestramiento canino explicó que el SAR K9 se encuentra siempre listo para socorrer a quien lo necesite. En aquellos casos en los que el riesgo de colapso de estructuras es inminente, o bien, en las situaciones de extravío de personas, principalmente, la CRM estatal conoce bien los mecanismos de actuación.

Cuando la organización recibe un llamado a través de su línea directa 234 0000, o bien, mediante un reporte hecho al sistema de emergencias 911, en el que se describa una situación similar a las antes planteadas, la institución activa el despliegue inmediato de su escuadrón y éste se encuentra preparado para trasladarse a cualquier rincón de Puebla.

Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

A partir de la notificación del socorro, todos los binomios cuentan con un tiempo máximo de 60 minutos para trasladarse a la sede estatal de la CRM y preparar todo el equipamiento. Una vez concluido el tiempo, las unidades se trasladan de forma inmediata al sitio de interés. Dependiendo de la naturaleza del evento, otros elementos con especialidades distintas acompañan al equipo, incluidas otras autoridades.

Una vez instalados en la zona, el equipo monta un puesto de mando para evaluar la escena antes de iniciar concretamente el trabajo. Cuando las condiciones se encuentran aptas para el ingreso, los perros entran acompañados de sus manejadores. Los caninos avisan sobre sus marcajes con ladridos, de esta forma se coordinan con el resto de personal para llevar a cabo la extracción o rescate pertinente. Siempre se cuenta con la colaboración de otras especialidades.

Para lograr resultados excepcionales, todos los binomios realizan un entrenamiento constante de forma semanal con duración de aproximadamente tres horas, además de una simulación de emergencias mensual.

De acuerdo con una petición de información hecha por esta casa editorial al organismo, se indicó que aproximadamente se realizan entre uno y tres servicios mensuales, sin embargo, esta cifra suele ser dinámica.

PRIMERA GENERACIÓN ESTÁ POR DESPEDIRSE

Anneth es dueña de July, una labrador de siete años, y de Aisha, un pastor blanco suizo de tres meses que actualmente es prospecto para certificarse. Ella se encarga del bienestar y entrenamiento de todos los perritos, razón por la cual formó un gran lazo de cariño con cada uno de ellos, pues son una familia.

Aunque la unión, el cariño y la admiración prevalecerán por siempre, pronto algunos canes deberán iniciar su proceso de jubilación. Pese a que no existe una edad exacta para hacerlo, pues depende de las características de cada raza, regularmente los ejemplares empiezan a tener mayor dificultad para realizar sus tareas desde los ocho años. Sin embargo, gracias a la vida saludable que muchos de ellos llevan, y aunque se encuentren sanos, solo pueden realizar sus tareas hasta los 12 años, pero con cierta disminución en la dificultad.

Para preservar la integridad de los animales, la CRM Puebla contempla que los elementos caninos del SAR K9 puedan tener una jubilación digna junto a sus familias. En este punto, vale la pena recordar que todos los binomios permanecen juntos durante toda su vida, pues los manejadores son sus dueños.

Esto no fue siempre así. Durante los primeros años del escuadrón, la organización adquirió algunos perritos y les asignó un manejador a cada uno de ellos. En algunos casos, los cuidadores se fueron, o bien, los canes se imposibilitaron de seguir trabajando. Esto, como cualquier despedida, tiene consecuencias emocionales bastante sensibles y prolongadas para ambas partes.

Para evitar esa dramática situación, que además provocó la disminución en el rendimiento de algunos caninos, la CRM Puebla decidió cambiar eso y optó por hacer que los voluntarios fueran quienes llevaran a sus propias mascotas y se encargaran de su adiestramiento, siempre con el respaldo y guía de la institución.

Aunado a ello, el plan de retiro incluye la participación de los animales más veteranos en los entrenamientos, aun cuando no acudirán a las emergencias concretamente. Esto se hace para que los caninos no sufran depresión al interrumpir de forma abrupta sus actividades cotidianas.

“SIN LOS PERROS NO PODRÍAMOS”

Víctor Javier Huerta es licenciado en Enfermería y Técnico en Urgencias Médicas (TUM). Recientemente concluyó su preparación como paramédico y desde entonces ha recorrido las calles de la capital para brindar sus servicios a quien lo requiera.

A sus 24 años ha adquirido experiencia en el campo gracias a que ha sido testigo de diversas e incuantificables emergencias urbanas que suceden a diario en Puebla. Con el objetivo de salvar más vidas, mientras hace lo que más disfruta (convivir con los animales), el joven profesional decidió entregarse de lleno al K9.

A la par que sigue atendiendo emergencias, Javier Huerta participa gustoso en el adiestramiento y cuidado de los protagonistas del escuadrón: “Me gustan mucho los perros, me gusta pasar tiempo con ellos [y] entrenarlos. Cuando vi que se abrió la opción de integrarme, no lo pensé dos veces”, señaló a EL SOL DE PUEBLA.

Debido a su reciente integración, ha acompañado apenas un par de emergencias, sin embargo, gracias a su experiencia hoy puede reconocer y admirar el profesionalismo y entrega de los caninos en sus funciones.


Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

“Los perros son muy amigables (...) son demasiado afectivos. Su labor es bastante importante, porque nosotros como tal no tenemos el olfato desarrollado como los perros, entonces para nosotros sería más difícil accesar a lugares en los que los perros se les hace mucho más [sencillo]. Sin los perros no haríamos el trabajo bien”, relató.

Pese a que por ahora su prioridad es aprender y complementar las actividades del equipo, pretende algún día poder integrar a su mascota y convertirla en un perro operativo.

“Sinceramente me gustaría tener a mi perro operativo, y posterior a eso me gustaría capacitar y enseñar a las personas que se siguen interesando como yo. Yo acabo de empezar y aquí todos me están apoyando (...) Cuando tenga a mi perro me gustaría hacer lo mismo que hicieron conmigo”, sentenció.

Insistió en que la importancia de esta agrupación debe ser mayormente reconocida, pues son cientos los rescates que los animales han hecho durante todos estos años.

“Este escuadrón no es muy popular, porque muchos dicen ‘La Cruz Roja sólo son paramédicos o puras ambulancias’, pero no saben que nosotros como Cruz Roja tenemos también la especialidad de un rescate de montaña [con perros] (...) Siempre pueden llamarnos”, destacó.

Para concluir, es importante nombrar al resto de caninos que integran el equipo y se preparan constantemente para atender cualquier emergencia y salvaguardar la vida de las personas, sin excepción, dentro y fuera de Puebla: Rex, Muki, Apolo, Donatella, Tina, Nito y Leha.


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