Era un niño cuando comenzó a cantar y después de 35 años,Jorge Ayona Herrera, director del mariachi “SentimientoRanchero”, asegura que así será toda su vida “hasta que elcuerpo y la garganta aguanten”.
Jorge es uno de los más de 80 músicos del tradicional barriode El Alto en Puebla, de los más de 126 mil que según la EncuestaNacional de Ocupación y Empleo (Enoe) 2014 del Instituto Nacionalde Estadística y Geografía (Inegi) hay en el país y que hoycelebran a Santa Cecilia, la patrona de los músicos.
Entre la algarabía de sus compañeros que preparan el festejo,Jorge recuerda que fue su padre, un amante de la música queparticipaba en caravanas artísticas organizadas por radiodifusorasy promotores culturales años atrás, quien lo inspiró y por elque a los siete años de edad, aprendió sus primerascanciones.
Aunque al paso del tiempo la necesidad lo llevó a emplearse aveces también como albañil y mesero, Jorge siempre sintióatracción por la música y por eso nunca dejó de cantar, y másadelante comprendió que no quería hacer otra cosa, de modo queresolvió desde hace algunos años que sería su única ocupación,“ahora ya nada más me dedico a esto”, añade.
Orgulloso del traje de mariachi que porta y más aún deaquellos que lo comparan física y musicalmente con Pedro Infante,Jorge Ayona asegura que poco le importan las largas jornadas detrabajo del mariachi, casi siempre por la noche, algunas veces confrío y en muchas ocasiones con varias incomodidades, “porqueaquí no hay horario para descanso, se descansa cuando se puede ono hay trabajo, pero sí hay de todo: hay que soportar borrachos,tequila, cigarro, gente que luego ya no quiere pagar… hastamentadas”, comparte sonriente.
De hecho, a decir del director de “Sentimiento Ranchero”,estas vicisitudes que enfrentan los músicos populares son las quelos hacen más valiosos como artistas frente a aquellos afamados,“yo al contrario, siempre trato de complacer al cliente”,sostiene.
Para lograr que todos quienes lo contratan a él y a su mariachisean satisfechos, tiene un repertorio de más de 500 canciones,entre las clásicas de Juan Gabriel como “Así fue”,“Costumbres” y “Amor Eterno”, las baladas rancheras de LuisMiguel como “La bikina” hasta los más recientes éxitos, como“Adiós Amor” de Christian Nodal.
Sin embargo, reconoce, cada día su trabajo es más difíciltanto porque la industria musical genera cada vez más material quelos poblanos desean escuchar rápidamente con mariachi, como por elavance de la tecnología, pues ya cualquiera puede amenizar susfiestas y reuniones con la música que tiene en un disco compacto ouna memoria USB.
Por eso, dice, agradece cada vez que una persona les paga losmil 800 pesos por hora que cobran y trata de convencer a todo aquelque se acerca, “hago todo lo posible y hasta lo imposible”,completa y una vez que su mariachi es contratado, continúa, susseis elementos se esfuerzan tanto que muchas veces reciben unapropina o son recontratados posteriormente.
Y por esta razón también, explica, cada 22 de noviembrecelebran a Santa Cecilia, la patrona de los músicos, que siemprelos protege y les consigue trabajo.
UN OFICIO DIFICIL
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación yEmpleo (Enoe) del primer trimestre de 2014, en México hay pocomás de 126 mil personas dedicadas a la música, la mayoría demanera informal de modo que sólo el 5 por ciento goza de seguridadsocial como prestación laboral.
La Enoe también revela que los músicos son sobre todo,hombres, pues 93 de cada 100 son varones y únicamente siete sonmujeres, además de que la mayoría son adultos, ya que la edadpromedio entre quienes se dedican a este oficio, tienen 38 años deedad.
