Esther no es su nombre, pero prefiere usarlo porque el suyo esfuerte y también doloroso como su historia. Tiene 43 años ycuatro de ellos fue obligada a prostituirse después de sersecuestrada por un hombre desconocido.
Ella fue víctima de explotación sexual y tráfico de mujeres.Ya han pasado 19 años desde que escapó de lo que escribe como ellapso más doloroso de su vida, y aún llora cuando revive suencierro.
Miles de personas en el mundo son captados, trasladados,vendidos y comprados con fines de explotación, particularmentemujeres, niñas y niños. El caso de Esther no quedó registradoporque nunca levantó una denuncia formal.
La trata de personas es un fenómeno delictivo que se encuentraextendido por todo el mundo. En México la esclavitud sexualsolamente de niñas y niños se estima entre 16 mil y 20 mil casos,de acuerdo con los datos del último diagnóstico sobre lasituación de trata en México realizado por la Comisión Nacionalde los Derechos Humanos (CNDH).
En Puebla, este delito ha tenido un incremento alarmante en tresaños que oscila en 250 por ciento. Mientras que en 2012 lacantidad de averiguaciones previas iniciadas fue de 107, para 2015la cantidad se elevó a 375. “Te voy a amansar cueste lo quecueste y si no, te mato, ahí está una barranca y nadie sabe queestás conmigo”, recuerda Esther el día que se negó por primeravez a tener relaciones sexuales con undesconocido.
Había pateado a un cliente y él pidió su dinero de regreso.La afrenta le costó una golpiza y una semana encerrada en un bañopreparado para las mujeres “desobedientes”. “Yo teníahambre, tenía sed, y me decía: ¿tienes hambre, quieres comer?Para que veas que te tienes que ganar la comida. Al quinto día medice orale perra come, y me aventó unas tortillas”.
Esther terminó cediendo y fue esclava sexual durante cuatroaños. Recuerda la primera vez que estuvo con un hombre a lafuerza, era domingo. “Me llevó de nuevo al bar, llévatela ledijo a uno, tanto fue el verme así que me dijo: ya pague por tipero no te voy a hacer nada”. El segundo no la perdonó. Ya norecuerda cuántas personas tuvo que “atender” en un solodía.
En días subsecuentes, la joven que en ese entonces tenía 24años, comenzó a ver cómo llegaban muchachas de las sierras dePuebla a bares de Tlaxcala, estado en donde estuvo cautiva, algunaspor gusto, otras por necesidad, pero también las había comoEsther, obligadas a prostituirse. “Cuatro años secuestrada, mispadres no sabían nada”.
De acuerdo con la CNDH tanto la captación como el traslado yla explotación de víctimas de trata se lleva a cabo en Tlaxcala,Distrito Federal, Puebla, Tamaulipas, Tabasco, Veracruz, Chihuahua,Guanajuato, Querétaro, Baja California y Nuevo León,principalmente.
NO ME MATÓ, PERO NO MEPUEDE LEVANTAR EN UNA SEMANA
“La explotaciónsexual comprende diversas prácticas, tales como prostituciónforzada, ya sea en la calle o en burdeles, casas de masajes, adomicilio o servicios de acompañamiento, table dance, pornografíaadulta e infantil (incluyendo el abuso sexual de niños), turismosexual, lenocinio, explotación sexual comercial infantil, y puedellevarse a cabo casi en cualquier sitio”, señala el informeespecial sobre trata de personas en México.Eso le pasó a Esther quien se vio obligada a querer escapar porsegunda vez. Fue golpeada brutalmente. “No me mató, pero no mepuede levantarme en una semana”, relata. Frecuentemente era amenazada, una vez el hombre que notiene nombre porque no quiere mencionarlo, compró una pistola.“No la voy a usar con nadie pero contigosí si quieres”, le decía.
Esther es una mujer que nació en Puebla, a los 24 años yatenía cinco hijos y se había separado de un marido que lagolpeaba. Trabajaba en una tienda de Plaza Dorada, pero su padre,estricto con ella después de su matrimonio fallido, le habíaadvertido que no podía regresar a su casa después de cierta hora.Ella fue a una fiesta con sus amigas deltrabajo y cuando regresó a su casa, una noche, su padre larecibió a golpes. Al día siguiente, fue al trabajo pero un hombrevio que lloraba y se la llevó con engaños. “Me decía: de qué me sirve este dinero si no tengo a nadieque me haga mi cafecito, ¿no te gustaría que tus hijos fueran auna mejor escuela? Hasta de paga yo te ayudaría. Y que me empiezaa deslumbrar”. Se fue con él.
AHORA YA ESTÁN EN LACALLE, EN LOS PUENTES
Esther que vivió en carne propia la explotación sexual y eltráfico de personas, reconoce a las jóvenes que se encuentran eneste tipo de redes. Dice que ahora no solamente están en losbares, sino también en cruces y puentes federales.
En el estado, la explotación se lleva a cabo principalmente enlas ciudades de Puebla, Tepeaca, San Martín Texmelucan, Izúcar deMatamoros, Tehuacán, Tecali de Herrera, Tehuitzingo, Tecamachalco,Teziutlán, San Pedro Cholula, Atlixco, Tepexi de Rodríguez,Ciudad Serdán, Chignahuapan, Cuetzalan, Huauchinango, Huaquechulay Zacatlán.
Mientras tanto, existen rutas usadas por tratantes al interiordel estado como Tehuacán-Puebla, Amozoc-Tepeaca, Puebla-Atlixco,Puebla-Izúcar de Matamoros, Puebla-San Martín Texmelucan,Puebla-Huauchinango, Puebla-Tehuitzingo, Xiotepec-Puebla-Tehuacán,Zacatlán-Puebla, entre otras. “En ocasiones se han detectadobandas compuestas por mexicanos y extranjeros, con predominio deestadounidenses, sudamericanos, libaneses y europeos”, indica laCNDH.