En conciertos de rock y “tocadas”, mujeres “enganchan” a jóvenes, hombres y mujeres, para después ofrecerles periódicamente estupefacientes.
Esto fue lo que le pasó a un adolescente -que prefirió la gracia del anonimato-. Sus padres ya acudieron ante las autoridades ministeriales de la Fiscalía General del Estado para las investigaciones, tanto por narcomenudeo como por corrupción de menores y lo que resulte.
Fue a finales del año pasado, cuando un adolescente llevaba su vida de manera normal, sin embargo en esa fecha pidió permiso para acudir a un concierto de rock en la zona sur de la ciudad.
Sus padres, sin mayor problema le dieron permiso, pues no imaginaron que a partir de ese momento y con el paso de los meses comenzaría a cambiar su actitud.
Los padres del joven notaron que de ser un joven tranquilo y estudioso, comenzó a mostrar síntomas de agresividad, aunque de momento también se tornaba con ansiedad y en otros sumamente deprimido.
Por ello, decidieron llevarlo con médicos y psicólogos para que lo atendieran. El diagnóstico, según señalaron, fue consumo de estupefacientes, por lo que sugirieron hacerle estudios toxicológicos. Sin embargo, el joven se negó.
Ante la decisión del joven, los padres decidieron vigilarlo. Según supieron, tenía unos meses (desde diciembre) que conoció en un baile a una mujer de nombre Sarah y/o Sarahí, alias “Quesito”.
Al revisar sus redes sociales, encontraron múltiples conversaciones con la misma mujer, sin embargo, sus pláticas eran en clave.
Entre lo que pudieron descifrar era que ella le ofrecía cigarros “orgánicos” y aunque la mayoría de veces se los llevaba hasta su misma casa, en otras lo citaba afuera del mercado Independencia; otras frente al centro acuático Nelson Vargas de Angelopolis y con claves le decía los días y horarios de entrega, donde entienden que le ofrecía 4 dosis al mes por 550 pesos.
El joven no fumaba, sin embargo, de momento comenzó a hacerlo y observaban que para ello se salía de su casa y en la puerta fumaba, solo que pensaban eran cigarros normales, aunque en realidad eran de aparente marihuana.
Así, sus padres decidieron prohibirle salir de su casa y sobre todo fumar.
Para obtener más información, los papás del menor le presentaron a una persona para que se ganara su confianza, y tiempo después el joven le pudo confió lo que hacía en sus conciertos de rock, así como las amistades que tenía y quien le surtía drogas, desde marihuana hasta piedra y cristal.
Investigando más, pudieron contactar a “Quesito”, y haciéndose pasar por un cliente, acordaron verse en la zona donde venden discos piratas en el mercado Independencia, donde efectivamente llegó la mujer a la que describen como morena, delgada, de estatura media, con un arete en la nariz y otro en el mentón debajo del labio inferior; y con distintos tatuajes.
Con miedo acudieron al punto, donde llegó la “dealer”, y sin más, entregó de manera inmediata una bolsa de papel con 10 cigarros aparentemente de marihuana, al tiempo que recibió 800 pesos.
La chica se fue de inmediato y abordó un carro color guinda, perdiéndola de vista.
Tras confirmar que su hijo se estaba volviendo adicto, decidieron acudir a las oficinas de la Fiscalía General del Estado para presentar una denuncia penal para que se hagan las investigaciones correspondientes.