El exmilitar que asesinó a madre e hijo en Amalucan porque no le permitieron ampliar su vivienda, había perdido incluso el caso en los tribunales, pues un Juzgado de lo Civil había fallado a favor de las víctimas, lo que encolerizó aún más al ahora homicida que la noche del martes se encontró de frente a sus vecinos y tras increparlos, les disparó y mató. Ayer, de manera solidaria, amigos y vecinos de Dolores y José Antonio, como fueron identificados los fallecidos, se hicieron cargo de los trámites funerarios, pues el hermano de la mujer ultimada, aunque reconoció los cuerpos, no quiso responsabilizarse, argumentando que había tenido diferencias con sus familiares. Asimismo, se supo que la empresa para la que trabajaba el varón absorbió los gastos funerarios.
Cerca del mediodía personal de la Fiscalía General del Estado llegó al Retorno Tejocote número 105 de la unidad habitacional Amalucan para colocar los sellos de inmueble asegurado bajo la Carpeta de Investigación 7037/2018/ZC, en la casa del responsable de este doble asesinato.
Fue la noche del martes que el hoy homicida y prófugo de la justicia, de quien se dice era militar, discutió por enésima ocasión con sus víctimas por la ampliación de su vivienda en la parte alta de la casa dúplex que compartía con sus vecinos de la planta baja.
Tras la discusión verbal y a sangre fría, al ex militar sacó su arma oculta entre sus ropas y disparó a quemarropa contra Dolores Á.R., de 65 años de edad y el hijo de ésta, José Antonio S.Á., de 35 años.
Tras lo anterior, el sujeto trató de huir en su camioneta marca Ford, tipo Ranger, de color blanco, estacionada afuera de la vivienda, pero se detuvo al ver que los cuerpos quedaron uno, en la parte de atrás y el otro por enfrente, además de que en ese momento vecinos se acercaban para impedir que huyera. Fue entonces que el sujeto los amenazó con su arma y subió a su vivienda, para instantes después bajar con su esposa e hijo y unos documentos, para luego huir a pie, sin dejar de amedrentar a los vecinos que seguían afuera de la vivienda y quienes ya habían llamado a la policía.
ORGANIZAN VELORIO Y SEPELIO
Tras la colocación de los sellos en la vivienda del homicida, los vecinos se acercaron al persona de la Fiscalía y preguntaron en qué momento les entregarían los cuerpos, quienes les indicaron que en aproximadamente en nueve horas, es decir, entre la noche del miércoles.
Cabe señalar que, Lolita y Toño, como conocidas las víctimas, vivían solos y aunque tenían otros familiares como sobrinos y primos; el único familiar directo es un hermano de la mujer, con quien desafortunadamente tenían algunas diferencias y por lo tanto aunque llegó al lugar para tomar conocimiento de lo ocurrido, solamente se comprometió a hacerse cargo de identificar y reclamar de manera oficial los cuerpos.
Ante eso, el resto de familiares y los vecinos solidarios organizaron el velorio y posterior sepelio para este día.
En tanto, los dueños de Jokar, la empresa automotriz para la que laboraba José Antonio, se hizo cargo de todos los gastos funerarios.
ERAN VECINOS MUY QUERIDOS
Una de las vecinas reveló que la mayoría de gente del lugar estimaba mucho a los finados, pues Lolita trabajaba de mesera en una fonda de comida corrida y la veían vender sus gelatinas, mientras que Toño, trabajaba en Jokar y siempre fue atento con ellos y se apoyaban en las buenas y malas.
Puntualizaron que Lolita tenía más de 40 años viviendo ahí, incluso Toño, ahí nació. El vecino incómodo y hoy prófugo de la justicia, apenas tenía entre 5 y 6 años de llegar a habitar el segundo piso. Pese a las diferencias que había entra las dos familias, nadie imaginó la desgracia que ocurriría la noche del pasado martes.