En el marco del Día del Bombero, Guadalupe Flores Ibarra, miembro del heroico cuerpo, tiene dos motivos para celebrar: uno, que por dos generaciones, su familia se ha dedicado a servir a la ciudadanía y segundo, que en unos meses estará por graduarse de la carrera de Derecho.
La mujer de 32 años trae la vocación de servicio en la sangre, pues su padre, dos tíos, un hermano y hasta su esposo ejercen la misma labor, así lo confiesa Guadalupe, mejor conocida entre sus compañeros como “Lupita”, quien está por graduarse en la licenciatura de Derecho, pero no piensa en dejar su labor de salvar vidas y ayudar a la ciudadanía, como lo ha venido haciendo desde hace 14 años.
Este que se celebra el Día del Bombero, Lupita manda felicitaciones a todos sus compañeros, pero en especial a sus compañeras, a quienes les dice “que sigan luchando por sus sueños, que son fuertes y también pueden salir adelante en esta noble labor de mujer-bombero”.
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Lupita revela que el ejemplo de su familia es lo que la motivó a ser bombero, corporación donde conoció a su esposo con el que ha procreado dos hijos de 11 y 9 años, quienes ven a sus padres como héroes y están orgullosos de su trabajo.
A lo largo de sus 14 años dentro del heroico cuerpo de Bomberos, “Lupita” detalla que ha aprendido a ayudar a las personas que sufren alguna desgracia, ya sea en un incendio de casa-habitación, en fábricas, incluso hasta en accidentes automovilísticos y caídos en barrancas.
“Nos desempeñamos las mujeres en igualdad con los hombres”, destaca al referirse que no por ser mujer hace un trabajo distinto. Es así que igual la podemos ver arriba del camión de rescate, ayudar a sus compañeros con las mangueras o ingresar a lugares siniestrados.
Recuerda que en estos años de trabajo, la situación que más la ha impactado fue cuando acudió a un incendio de una vivienda en la colonia Del Valle, donde había varios niños dentro y vivió momentos de tristeza y angustia, pero que finalmente tuvo la enorme satisfacción de lograr el rescate con vida de los menores.
Entre otros de sus recuerdos, señala que también ha estado expuesta al peligro, pues apenas hace unos meses, participó en el combate del incendio de una fábrica de plásticos al sur de la ciudad, donde fue un trabajo muy agotador que duró más de 12 horas, hasta que finalmente lograron controlar y sofocar las llamas que amenazaban con extenderse a otras viviendas.
Sin dar pormenores por la tristeza que le invade, señala que los peores momentos que ha pasado han sido cuando le toca un servicio en el que a pesar del esfuerzo para rescatar al mayor número de personas con vida, algunas ocasiones hay víctimas mortales.
Agradece el apoyo que le han brindado sus compañeros en la estación central del cuerpo de Bomberos, mejor conocida como Valsequillo, pues le han permitido acudir a sus clases de licenciatura en Derecho y en unos cuántos meses verá su meta cumplida de obtener su título.
“Por nada dejaré de seguir laborando en lo que me llena, me apasiona, me encanta salir a los servicios y me da alegría: servir a la ciudadanía con esmero. Muchas felicidades a mis compañeros”, finaliza.
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