/ miércoles 27 de octubre de 2021

A Puerta Cerrada | Enrique Doger no es relevante; Nacho Mier sí

¿Enrique Doger o Ignacio Mier?

¿Cuál de los dos políticos, amigos y socios en numerosas aventuras, cree usted que dio la verdadera nota política el fin de semana?

¿El primero, que con su aparición premeditada en un acto público de Morena provocó decenas de especulaciones, entre ellas esa que condujo a los iniciados a suponer que cambiaría de camiseta partidista esta misma semana?

¿O el segundo, que anda en franca precampaña por la gubernatura y que, con el mismo hecho, la participación de Doger en el mitin, ratificó su alejamiento del gobernador Miguel Barbosa y así confirmó que no tiene interés en llevar de aliado al mandatario al que pretende suceder?

Que Doger haga movimientos y realice pronunciamientos tendientes a sugerir que podría dejar el PRI para enfundarse en una nueva camiseta partidista no es novedad.

Lo ha hecho varias veces en el pasado, al coquetear, entre otros, con el PRD, con el objetivo de encarecer sus fichas en medio de negociaciones políticas previas a una contienda electoral.

Así hizo, por ejemplo, entre 2007 y 2010, cuando dejó la presidencia municipal de Puebla y se fue a una precampaña con la intención de convertirse en candidato a gobernador.

Presionó a Mario Marín, que siempre quiso a Javier López Zavala en esa candidatura, y consiguió un acceso plurinominal al Congreso del Estado para el 2011.

Hoy utiliza la misma estrategia.

Amaga con cambiar de partido, luego sale y “aclara” que no, que solo quizá, pero aprovecha el revuelo para descalificar el desempeño del dirigente tricolor en turno, como lo ha hecho esta vez con Néstor Camarillo.

Observadores políticos nuevos podrán imaginar que Doger dio la nota, pero en realidad no fue así. O no tanto. Para ver el trasfondo hay que conocer los antecedentes del personaje. Solo así se tendrá una interpretación clara de lo que quiere hacer… de nueva cuenta.

Quien sí dio la nota, y curiosamente es quien menos ha sido mencionado en este suceso, es Ignacio Mier.

Mier es sumamente relevante en las circunstancias actuales.

Es diputado federal del partido político más importante, coordinador de bancada en San Lázaro, un personaje cercano al presidente López Obrador y aspirante al gobierno del estado.

Todo eso multiplica su relevancia muy por encima de Doger.

El auténtico revuelo del mitin dominical atribuido a la cuatroté hizo eco en voz del propio Barbosa, que no titubeó en hacer explícita su (mala) opinión sobre el priista ni en reprocharle al legislador federal la incorporación de su amigo y “pareja política” a sus proyectos en Morena.

Este no es el primer diferendo de Barbosa con Mier, como tampoco el primero que involucra a Doger, por lo que puede inferirse que el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados sabía bien las reacciones que provocaría en el inquilino de Casa Aguayo.

Esa es la lectura que debe sobresalir a partir de lo ocurrido el fin de semana.

A Ignacio Mier no le quita el sueño llevar de aliado o de enemigo al mandatario estatal en su carrera por la gubernatura.

Eso es interesante.

No solo porque parece tratarse de un personaje que se asume con la fuerza suficiente para salir airoso aun teniendo en contra el eventual veto del gobernador, sino porque (él, Mier) podría representar la pieza más relevante de un grupo en gestación que aspire a convertirse en contrapeso político del mandatario, en Morena, para la toma de decisiones del 2024.

Y esa sí es nota.


Twitter: @jorgerdzc


¿Enrique Doger o Ignacio Mier?

¿Cuál de los dos políticos, amigos y socios en numerosas aventuras, cree usted que dio la verdadera nota política el fin de semana?

¿El primero, que con su aparición premeditada en un acto público de Morena provocó decenas de especulaciones, entre ellas esa que condujo a los iniciados a suponer que cambiaría de camiseta partidista esta misma semana?

¿O el segundo, que anda en franca precampaña por la gubernatura y que, con el mismo hecho, la participación de Doger en el mitin, ratificó su alejamiento del gobernador Miguel Barbosa y así confirmó que no tiene interés en llevar de aliado al mandatario al que pretende suceder?

Que Doger haga movimientos y realice pronunciamientos tendientes a sugerir que podría dejar el PRI para enfundarse en una nueva camiseta partidista no es novedad.

Lo ha hecho varias veces en el pasado, al coquetear, entre otros, con el PRD, con el objetivo de encarecer sus fichas en medio de negociaciones políticas previas a una contienda electoral.

Así hizo, por ejemplo, entre 2007 y 2010, cuando dejó la presidencia municipal de Puebla y se fue a una precampaña con la intención de convertirse en candidato a gobernador.

Presionó a Mario Marín, que siempre quiso a Javier López Zavala en esa candidatura, y consiguió un acceso plurinominal al Congreso del Estado para el 2011.

Hoy utiliza la misma estrategia.

Amaga con cambiar de partido, luego sale y “aclara” que no, que solo quizá, pero aprovecha el revuelo para descalificar el desempeño del dirigente tricolor en turno, como lo ha hecho esta vez con Néstor Camarillo.

Observadores políticos nuevos podrán imaginar que Doger dio la nota, pero en realidad no fue así. O no tanto. Para ver el trasfondo hay que conocer los antecedentes del personaje. Solo así se tendrá una interpretación clara de lo que quiere hacer… de nueva cuenta.

Quien sí dio la nota, y curiosamente es quien menos ha sido mencionado en este suceso, es Ignacio Mier.

Mier es sumamente relevante en las circunstancias actuales.

Es diputado federal del partido político más importante, coordinador de bancada en San Lázaro, un personaje cercano al presidente López Obrador y aspirante al gobierno del estado.

Todo eso multiplica su relevancia muy por encima de Doger.

El auténtico revuelo del mitin dominical atribuido a la cuatroté hizo eco en voz del propio Barbosa, que no titubeó en hacer explícita su (mala) opinión sobre el priista ni en reprocharle al legislador federal la incorporación de su amigo y “pareja política” a sus proyectos en Morena.

Este no es el primer diferendo de Barbosa con Mier, como tampoco el primero que involucra a Doger, por lo que puede inferirse que el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados sabía bien las reacciones que provocaría en el inquilino de Casa Aguayo.

Esa es la lectura que debe sobresalir a partir de lo ocurrido el fin de semana.

A Ignacio Mier no le quita el sueño llevar de aliado o de enemigo al mandatario estatal en su carrera por la gubernatura.

Eso es interesante.

No solo porque parece tratarse de un personaje que se asume con la fuerza suficiente para salir airoso aun teniendo en contra el eventual veto del gobernador, sino porque (él, Mier) podría representar la pieza más relevante de un grupo en gestación que aspire a convertirse en contrapeso político del mandatario, en Morena, para la toma de decisiones del 2024.

Y esa sí es nota.


Twitter: @jorgerdzc