El estado de Puebla está compuesto por 217 municipios, que representan un mosaico multicolores y de diversidad cultural, social, histórica y económica, que hacen de nuestra tierra un lugar extraordinario.
En esta oportunidad abordaré algunos de los principales aspectos de Acatzingo. Su nombre proviene del náhuatl "acatl", carrizo, del que nace "acatla", carrizal; "tzintl", expresión en diminutivo y "co", lugar o "en"; lo que quiere decir "en los carrizalitos o en los pequeños carrizales".
De acuerdo con datos históricos, el poblado fue fundado por los indígenas nahuatlatos; posteriormente fue conquistado por los españoles, quienes trajeron a los frailes franciscanos que llegaron a este lugar en mayo de 1524.
En el año de 1872, por decreto del entonces Gobernador del estado, Ignacio Romero Vargas, quien por cierto es originario de dicho municipio, es elevado a la categoría de Villa de Acatzingo de Hidalgo, en honor a Don Miguel Hidalgo. En la época colonial perteneció al distrito de Tepeaca y en 1895 se constituye en municipio con cabecera en la Villa de Acatzingo de Hidalgo.
Dentro de los principales inmuebles y espacios arquitectónicos que se pueden observar en la localidad, destacan: el Convento Franciscano del siglo XVI, el Santuario a la Virgen de los Dolores del siglo XVIII; el Portal Hidalgo de 47 arcos, del cual se dice que es uno de los más grandes en todo el estado y fue construido en el siglo XVI.
Entre las obras de arte de las cuales se tienen registros, sobresalen la Pila Bautismal de piedra monolítica, construida en el siglo XVI; la Fuente de la Virgen de los Dolores de finales del siglo XVI; las imágenes del Santo Ecce Homo y la Virgen de los Dolores, del siglo XVIII.
Entre los pobladores se cuenta que, la Virgen de los Dolores fue hallada por una posadera en el arcón de un viajero, que no regresó a buscarlo. Del rostro de la Virgen manaban gotas de agua por lo que fue trasladada a la iglesia parroquial. La posadera, queriendo conservar la imagen en su casa, la tomó del altar donde estaba colocada, pero al verse descubierta la arrojo a la fuente; se dice que las aguas se abrieron para no mojar la imagen, lo que en su momento se consideró un prodigio divino.
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Como señaló el filósofo Platón: ““La ciudad nace, en mi opinión, por darse la circunstancia de que ninguno de nosotros se basta a sí mismo, sino que necesita de muchas cosas.”
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