En días recientes el gobernador Sergio Salomón afirmó que invitó a Jorge Estefan Chidiac a formar parte de su gabinete. El movimiento debe leerse como un reacomodo de ajedrez rumbo al relevo entre administraciones estatales.
Faltan unos meses para que concluya el periodo de Céspedes Peregrina e inicie su sucesor. Y se debe subrayar que por primera vez en años se dará una transición de terciopelo.
Este es un recuento de las últimas décadas. En 1992 a regañadientes Mariano Piña Olaya realizó la transición. Por su parte Manuel Bartlett evitó hacer alusiones al evidente desencuentro.
En 1998 el gobierno estatal impulsó a José Luis Flores Hernández quien fue avasallado por Melquiades Morales. Con el hígado enredado Bartlett tuvo que entregar el estado.
En 2004 no llegó “la pinche señal”. Morales Flores declinó como gran elector y entregó la decisión al presidente del PRI Roberto Madrazo Pintado quien inclinó la balanza por Mario Marín Torres. Entre Melquiades y Marín nunca hubo una buena relación. Al contrario, fue un juego áspero que se fue empantanando.
Luego de un sexenio atropellado y caótico por el escándalo Lydia Cacho el marinismo apostó por Javier López Zavala quien sucumbió ante la maquinaria de Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón. Durante semanas estuvo atorado el diálogo entre Mario Marín y Rafael Moreno Valle. Tuvo que intervenir directamente “la profesora” para lograr acuerdos.
En 2016 se dio una elección de mero trámite. El morenovallismo tenía la fuerza para colocar a su emisario en la mini gubernatura. Aquel proceso electoral mostró a Antonio “Tony” Gali Fayad como un personaje autónomo, con un carisma propio que lo convirtieron en un activo político.
En 2018 Martha Erika Alonso y Miguel Barbosa Huerta protagonizaron el proceso electoral más tortuoso que haya visto Puebla y cuya polémica resolución terminó en el tribunal federal electoral.
Las unciones de Guillermo Pacheco Pulido y Sergio Salomón Céspedes no tuvieron complicación alguna.
En 2024 veremos un proceso de terciopelo y sin contratiempos. Mediciones auténticas muestran que Morena y su candidato tienen una amplia ventaja sobre la oposición.
En este contexto se hace necesario construir las condiciones para un traslado de poderes que sea ejemplar y permita la rápida entrada de un nuevo gabinete y sus respectivos programas.
Todo indica que la designación de Jorge Estefan Chidiac se inscribe en este escenario. Será el enlace entre el gobierno saliente y entrante. Un puente para afinar los detalles del relevo.
La trayectoria de Estefan no está exenta de polémicas. Desde sus inicios en la administración pública en el sexenio de Bartlett se tuvo que modificar la legislación para que pudiera ascender a la Contraloría cuando aún no tenía la edad. Ironías de la política su relación con Manuel terminó mermada. Empero eso nunca lo amilanó.
Durante décadas se ha revelado como un hábil administrador financiero y operador político. Esas funciones han causado polémicas que son inevitables. Sin embargo ha quedado de manifiesto que Estefan tiene una especial habilidad para reinventarse, adaptarse, adecuarse a tiempos cambiantes.
En diciembre de 2022 y en las horas siguientes al deceso de Luis Miguel Barbosa, fue Estefan el operador medular para el ascenso de Sergio Salomón.
A unas horas de su nuevo nombramiento es claro que Jorge será la mano que traslade la estafeta entre el gobernador Sergio Salomón y su sucesor.
Al tiempo.
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