Sin duda, todos los seres humanos tenemos capacidades y diversos tipos de inteligencia. En otras entregas he abordado las diferencias entre ellas y cómo se pueden desarrollar.
En esta oportunidad quiero abordar la relación que existe entre las emociones y el aprendizaje. Para ello, retomo lo que señala la psicóloga y escritora Begoña Ibarrola, en el sentido de que la neurociencia y estudios recientes establecen que todo el proceso cognitivo es la suma de ambos elementos.
De igual forma, señala que anteriormente se tenía la idea de que aprender se basaba en la dinámica de acumular conocimientos y conceptos, que era responsabilidad de nuestra corteza cerebral retenerlo para poder utilizarlos.
Ibarrola menciona que se ha identificado que las emociones tienen efectos positivos o negativos, tanto en la persona que aprende, como en la que enseña, es decir tiene un impacto en doble sentido. Es decir, que ellas son guardianas del proceso cognitivo, porque son corresponsables con la memoria, ya que muchas veces solamente nos acordamos de lo que se ha aprendido o vivido cuando estuvo presente algún tipo de ellas.
Un ejemplo claro de esta afirmación es el que tenemos de nuestros profesores de la escuela, normalmente no nos acordamos de todos, solamente de algunas o algunos de ellos ya sea porque nos dejaron huella, nos llevaron a superarnos o porque tuvimos alguna experiencia negativa.
La especialista señala que existen emociones que impulsan ese proceso de aprendizaje, como la curiosidad, que hace que el cerebro se expanda, cuando algo nos llama la atención nosotros mismos buscamos la información; la confianza en uno mismo también es un factor relevante, ya que, si nosotros mismos creemos que tenemos capacidades, seguiremos aprendiendo.
Un caso particular es el aprendizaje colectivo en las organizaciones e instituciones públicas o privadas, ya que cada persona es diferente, con diversos talentos y fortalezas, además de la afirmación que los equipos son más que la suma de sus integrantes; por lo que, esa confianza de grupo hace que se generen mayores resultados.
Begoña Ibarrola menciona que, tro factor importante que permite prepararse de mejor forma es mantener la calma, estar serenos y en paz, ya que estas condiciones favorecen la apropiación de conocimiento, el desarrollo de habilidades y la retención en la memoria de más conceptos.
Sin duda, el aprendizaje es un elemento muy relevante para evolucionar como sociedad y generar mejores condiciones de progreso. Asimismo, las mamás y papás y los docentes, tenemos el reto de que las niñas, los niños y jóvenes generen habilidades que les permitan gestionar las emociones de forma positiva, para que puedan hacerle frente a los retos y oportunidades que nos ha dejado la pandemia y la nueva realidad en todos los aspectos de nuestra vida.
Y tú, ¿cómo manejas las emociones para fortalecer el aprendizaje? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí. Con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.
Como mencionó Daniel Goleman: “Cuando digo controlar las emociones, quiero decir las emociones realmente estresantes e incapacitantes. Sentir emociones es lo que hace a nuestra vida rica.”
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