/ viernes 26 de abril de 2024

Las estrategias para enseñar historia

Cuando vemos que en una escuela se venera a un personaje que poco ha aportado a la construcción, ya no digamos de un gran país, sino al menos de un proyecto de nación, debemos recordar la importancia de conocer la historia que más se acerque a la verdad o a una mejor interpretación. Quien diga que la historia es aburrida por su extensión, o que resulta difícil por el hecho de memorizar nombres y fechas, es alguien con una limitada capacidad intelectual, lo cual es algo generalizado desgraciadamente, lo cual produce que haya quien admire regímenes o políticos siniestros. Esto se ha dado en nuestra pobre Latinoamérica con resultados sangrientos y dictatoriales, lo cual deseo con todas mis fuerzas no se replique en México.

Como docente y estudiante de historia, quiero mencionar el día de hoy algunas estrategias para poder mejorar la enseñanza, las cuales pueden replicarse, no sólo en el aula, sino también en una charla de sobremesa de cualquier familia, situación que enriquece la cultura y la perspectiva de las cosas, además de fortalecer los lazos entre parientes.

Algo que resulta muy interesante es imaginar o suponer cómo era la vida de quienes nos antecedieron, es decir, pensar cómo habría sido un día común, tomando en cuenta la clase social, la ocupación y el lugar donde se estaba. Poniendo un ejemplo personal, pienso cuál era la sensación de llegar a un lugar árido, después de montar a caballo y tomarse una copa en alguna cantina, como se ve en diversas películas western que han sido tan populares. Cuando era niño, me causó un enorme interés la escena donde Barrabás, interpretado por el legendario Anthony Queen, es absuelto, para luego dirigirse a una especie de taberna y buscar la compañía de una mujer.

Algo que resulta apasionante es crear una especie de diálogo y/o debate entre diversos sujetos, quienes interpretan o dan voz a esos personajes históricos, asumiendo sus intereses y contextos, dando lugar a escenas muy enriquecedoras, como esos programas, de manufactura mexicana, donde salen actores disfrazados de los protagonistas de la historia patria, discutiendo sus acciones.

Otra estrategia que resulta interesante es conseguir documentos, periódicos, revistas, objetos o cualquier cosa que sean antiguos o muy antiguos, ya que con eso se tendrá un elemento material que puede ser tangible a los sentidos de quien hoy quiere conocer qué fue lo que sucedió hace décadas o siglos.

Algo que resulta muy apasionante y recreativo es acudir al lugar donde sucedieron los hechos, conocer directamente el sitio donde se dio el acontecimiento y apreciar lo que queda materialmente de él, lo cual me recuerda la frase de Octavio Paz que dice: “La arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia”. Recuerdo la emoción que experimenté al ver un bunker de submarinos alemanes (Segunda Guerra Mundial), en el puerto de Marsella, hace unos pocos años e imaginar todo el contexto de aquel entonces.

Considero que las estrategias planteadas sí son de utilidad para la enseñanza de la historia, amén de algún otro recurso que pueda resultar útil. Estos elementos no sólo deben aplicarse a los estudiosos de la historia, sino al estudiante en general, buscando atraer su interés a una ciencia que considero prioritaria en este mundo en donde la moral, los axiomas, el respeto y los limites conductuales se han devaluado para la desgracia de nuestro país y nuestro mundo. La frase “nunca más” fue emblemática en Argentina y nos recuerda que no deben repetirse esos escenarios dictatoriales, los cuales vienen de la derecha y la izquierda por igual.

Mando un saludo al dr. David Sánchez Sánchez, director académico y profesor de la maestría en Estudios Históricos de la Upaep, cuyas enseñanzas han resultado muy valiosas para mi vocación de historiador.

Hasta la próxima.

@vicente_aven


Cuando vemos que en una escuela se venera a un personaje que poco ha aportado a la construcción, ya no digamos de un gran país, sino al menos de un proyecto de nación, debemos recordar la importancia de conocer la historia que más se acerque a la verdad o a una mejor interpretación. Quien diga que la historia es aburrida por su extensión, o que resulta difícil por el hecho de memorizar nombres y fechas, es alguien con una limitada capacidad intelectual, lo cual es algo generalizado desgraciadamente, lo cual produce que haya quien admire regímenes o políticos siniestros. Esto se ha dado en nuestra pobre Latinoamérica con resultados sangrientos y dictatoriales, lo cual deseo con todas mis fuerzas no se replique en México.

Como docente y estudiante de historia, quiero mencionar el día de hoy algunas estrategias para poder mejorar la enseñanza, las cuales pueden replicarse, no sólo en el aula, sino también en una charla de sobremesa de cualquier familia, situación que enriquece la cultura y la perspectiva de las cosas, además de fortalecer los lazos entre parientes.

Algo que resulta muy interesante es imaginar o suponer cómo era la vida de quienes nos antecedieron, es decir, pensar cómo habría sido un día común, tomando en cuenta la clase social, la ocupación y el lugar donde se estaba. Poniendo un ejemplo personal, pienso cuál era la sensación de llegar a un lugar árido, después de montar a caballo y tomarse una copa en alguna cantina, como se ve en diversas películas western que han sido tan populares. Cuando era niño, me causó un enorme interés la escena donde Barrabás, interpretado por el legendario Anthony Queen, es absuelto, para luego dirigirse a una especie de taberna y buscar la compañía de una mujer.

Algo que resulta apasionante es crear una especie de diálogo y/o debate entre diversos sujetos, quienes interpretan o dan voz a esos personajes históricos, asumiendo sus intereses y contextos, dando lugar a escenas muy enriquecedoras, como esos programas, de manufactura mexicana, donde salen actores disfrazados de los protagonistas de la historia patria, discutiendo sus acciones.

Otra estrategia que resulta interesante es conseguir documentos, periódicos, revistas, objetos o cualquier cosa que sean antiguos o muy antiguos, ya que con eso se tendrá un elemento material que puede ser tangible a los sentidos de quien hoy quiere conocer qué fue lo que sucedió hace décadas o siglos.

Algo que resulta muy apasionante y recreativo es acudir al lugar donde sucedieron los hechos, conocer directamente el sitio donde se dio el acontecimiento y apreciar lo que queda materialmente de él, lo cual me recuerda la frase de Octavio Paz que dice: “La arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia”. Recuerdo la emoción que experimenté al ver un bunker de submarinos alemanes (Segunda Guerra Mundial), en el puerto de Marsella, hace unos pocos años e imaginar todo el contexto de aquel entonces.

Considero que las estrategias planteadas sí son de utilidad para la enseñanza de la historia, amén de algún otro recurso que pueda resultar útil. Estos elementos no sólo deben aplicarse a los estudiosos de la historia, sino al estudiante en general, buscando atraer su interés a una ciencia que considero prioritaria en este mundo en donde la moral, los axiomas, el respeto y los limites conductuales se han devaluado para la desgracia de nuestro país y nuestro mundo. La frase “nunca más” fue emblemática en Argentina y nos recuerda que no deben repetirse esos escenarios dictatoriales, los cuales vienen de la derecha y la izquierda por igual.

Mando un saludo al dr. David Sánchez Sánchez, director académico y profesor de la maestría en Estudios Históricos de la Upaep, cuyas enseñanzas han resultado muy valiosas para mi vocación de historiador.

Hasta la próxima.

@vicente_aven