El viernes pasado fue el último día de clases, perdón, de labores legislativas de un Congreso del estado que tuvo una transformación anticipada por las aspiraciones políticas de una buena parte de sus integrantes.
A las licencias que se habían dado en las semanas previas, y que comenzaron en cascada en realidad 14 meses atrás, cuando debido a la muerte de Luis Miguel Barbosa Huerta, el actual gobernador, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, ocupó su lugar, el viernes se sumaron nueve separaciones más, de diputados locales que prácticamente han dicho adiós a su curul para participar en el proceso electoral que se encuentra en curso.
Nueve legisladores de Morena, PT, PAN, PRI y Movimiento Ciudadano presentaron su solicitud de licencia, con el fin de separarse de su cargo a partir del 29 de febrero.
Se trata del coordinador de la bancada de Morena, Eduardo Castillo López, así como de sus compañeros Guadalupe Yamak, Karla Martínez, Tonantzin Fernández y Roberto Solís, junto con Mónica Silva del PT, Oswaldo Jiménez del PAN, Néstor Camarillo del PRI y Fernando Morales de Movimiento Ciudadano.
El viernes que se vieron por última vez en el contexto de la actual legislatura, el Congreso se asemejó a una escuela secundaria en la que los adolescentes saben que acaban de concluir una etapa de su vida que no volverá y se dedicaron a darse los adioses y tomarse todas las fotografías posibles, para el recuerdo.
El ambiente que se vivió fue de despedida nostálgica, como en un cierre de ciclo escolar, donde lo que menos importaba ya era si se habían cumplido o no las tareas académicas (en este caso legislativas) establecidas en el comienzo de la aventura.
Ese día quedó claro que los diputados ya están enfocados en sus próximas campañas. Al inicio de la sesión se tomaron unas fotografías juntos y luego la mayoría, poco a poco, se fue saliendo para hacer otras cosas, ajenas ya a lo que estaban dejando atrás.
Así se terminó la legislatura que tuvo la alta responsabilidad de elegir gobernador sustituto a la muerte de Barbosa, en diciembre de 2022. Y nada más.
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En San Pedro Cholula no todo está perdido para los partidos miembros de la coalición Mejor Rumbo para Puebla: PAN, PRI, PRD y PSI, pues todavía podrían postular un candidato único a la presidencia municipal.
Eso es lo que dice el edil saliente de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino, en su calidad de coordinador estatal de los alcaldes emanados del PAN, quien asegura que, además del municipio que gobierna, Coronango y Cuautlancingo están confirmados para repetir la alianza electoral.
Dado el éxito de las negociaciones políticas en esas demarcaciones, todas de la zona metropolitana, considera que todavía hay tiempo para resolver las diferencias existentes en torno a San Pedro Cholula para reconsiderar la posibilidad de ir unidos otra vez.
Se reconoce el optimismo de “Mundo” Tlatehui, pero la realidad en el municipio cholulteca es mucho más compleja de lo que se cree o de lo que sabe públicamente.
Allá en San Pedro se cuenta que, para garantizar el respaldo del PRI para la reelección o para conseguir el apoyo para uno de sus colaboradores, la alcaldesa Paola Angón regaló una generosa canasta navideña al presidente tricolor, Néstor Camarillo Medina.
Para que Angón ceda en sus pretensiones, se agrega, Camarillo tendría que devolver el obsequio o garantizar que Roxana Luna Porquillo (la candidata del PAN y el PRD) lo haga una vez que llegue al poder (si gana).
¿Ya ve usted que no será tan sencillo?
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La renuncia de la legisladora local del PAN, Mónica Rodríguez, a la precandidatura para la diputación federal del distrito 09 no cayó nada bien en el ánimo de los integrantes de la coalición Mejor Rumbo para Puebla.
La percepción generalizada fue una sola: se asumió derrotada por anticipado, al tener enfrente, como rival, a José Antonio Gali López, y tiró la toalla antes incluso del campanazo inicial.
