El debate de candidatos al senado de la república celebrado la tarde de este miércoles en Puebla sobresalió por dos cosas.
Primero por el nulo interés que despertó entre los electores poblanos.
Los diferentes canales digitales de difusión exhibieron números bajísimos de audiencia y las redes sociales prácticamente lo ignoraron.
Ni el posdebate, donde suele haber cascadas de interacciones producidas por los integrantes de los cuartos de guerra de los candidatos, provocó algún tipo de emoción.
La segunda tiene que ver con el contenido de las palabras vertidas por los candidatos.
Tanto Ignacio Mier Velazco, de la 4T, como Néstor Camarillo Medina, del bloque opositor, y Sofía Pezzat, de Movimiento Ciudadano, dedicaron la mayor parte de su tiempo a hacer propuestas muy generales, como si de candidatos a la presidencia de la república se tratase, y evitaron la confrontación directa con el adversario.
Camarillo fue quien más críticas lanzó durante sus momentos al micrófono, pero solo en contra de Morena y el gobierno federal, nunca en contra de su oponente.
Mier hizo lo mismo, se lanzó contra los gobiernos del pasado sin aterrizar en contra de su rival.
Pezzat, por su parte, trató de copiar el estilo y las propuestas generales de MC en un intento por captar la atención de los muchos simpatizantes que ya tiene el partido gracias a su candidato presidencial, Jorge Álvarez Máynez.
La tibieza mostrada por “Nacho” Mier y Néstor Camarillo puede tener su origen en el modelo de arribo al senado que tiene la ley electoral.
Como se sabe, entran a la cámara alta los dos candidatos de la fórmula ganadora y también entra quien encabeza la fórmula de la coalición que queda en segundo lugar.
Eso garantiza el acceso de los dos, sin importar el resultado de la elección y dando por hecho que MC quedará en tercer lugar.
Por eso salieron a un día de campo con la única intención de pasarla bien y cumplir con el trámite.
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Después de la aprehensión de Tania N, candidata a diputada local suplente de Delfina Pozos, presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, por presuntos nexos con el crimen organizado, la coalición opositora recibió este miércoles otro mazazo.
José Juan Espinosa Torres, candidato a diputado federal por el distrito 11, de la alianza opositora Fuerza y Corazón por México, recibió un duro revés jurídico al sufrir la revocación de un amparo federal que lo protegía de una orden de aprehensión.
El aspirante, expresidente municipal de San Pedro Cholula, dijo ayer mismo que no renunciará a la candidatura, no dejará de hacer campaña y tampoco se va a volver a exiliar, como lo hizo en el gobierno del extinto Miguel Barbosa, debido a que, aseguró, él sí cree en el sistema judicial y no espera que se ignore la ley para emprender una persecución en su contra.
Con todo y el optimismo mostrado, ese acontecimiento representa un conflicto adicional para los partidos del bloque opositor.
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Una vez que Alida Díaz Balcázar, candidata al senado de la república de Movimiento Ciudadano en segunda fórmula, ha renunciado a su participación en el debate de aspirantes a ese puesto de elección popular, no hay que descartar que otra de las contendientes haga lo propio en las próximas horas.
Díaz rechazó participar en el debate programado el 15 de mayo bajo el argumento de no estar de acuerdo con el formato, lo que dejará solas, en un mano a mano, a Lizeth Sánchez García, de la coalición oficialista, y a Ana Teresa Aranda Orozco, del bloque opositor.
Aranda fijó una postura inmediatamente después del anuncio de la candidata de MC. “Qué bueno que me dejan solita a Lizeth, nos vemos el 15 (de mayo), yo le voy agradecer a Alida porque podré derrotar solita a Lizeth”, expuso la candidata del PAN.
Justo por eso es que Sánchez, de Morena y la 4T, podría hacerse a un lado también.
“¿Para qué ir a una confrontación con Ana Teresa Aranda, sola, sin la ayuda del palero MC, con el riesgo que ello conlleva?”, podría preguntarse para sus adentros.
