Los candidatos de Morena y la 4T volvieron a mostrar en este proceso electoral, el del estado de Puebla, que el acercamiento y la buena relación con las cúpulas empresariales no es un tema prioritario en su agenda.
Rubén Furlong Martínez, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), reveló que ninguno de los aspirantes del partido en el poder, tanto mujeres como hombres, acudió a la invitación que se les hizo para participar en los foros denominados “Diálogos por la Democracia”.
De 26 candidatas y candidatos que respondieron positivamente al llamado de la Coparmex, ni uno solo fue de la coalición Sigamos Haciendo Historia, conformada por Morena, PT, Verde, Nueva Alianza y Fuerza por México.
El propio Furlong expuso lo que cree es la razón del desaire de los morenistas: que el papel de la Coparmex es observar, cuestionar y señalar las cosas que no se hacen bien desde las autoridades gubernamentales y los partidos políticos, y que tal vez eso es lo que les incomoda.
“Ya vivimos eso (en el pasado) y estoy seguro que Puebla no estaría dispuesto a vivir con gobernantes que no son capaces de escuchar a todos, y solo se centran en los que piensan como ellos y a los que los halagan. Les pido que tengan la piel más gruesa porque si así son ahorita que son campañas, cuando ganen los cargos no los volveremos a ver”, lanzó el dirigente empresarial para todos los morenistas, incluido el candidato a gobernador, Alejandro Armenta Mier, que tampoco acudió a su convocatoria.
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Más allá de las reflexiones de Rubén Furlong para tratar de explicar la separación de los candidatos de Morena con los líderes empresariales, lo que podría ilustrar el fenómeno es esa tendencia natural de las mujeres y los hombres de negocios organizados en cámaras y asociaciones a simpatizar con políticos del PAN y, por ende, de la actual oposición.
Un hecho que refleja esto ocurrió ayer mismo y tuvo como protagonista al candidato a presidente municipal de Puebla, Mario Riestra Piña.
El panista, abanderado de la coalición Mejor Rumbo para Puebla, difundió en sus redes sociales un acto de adhesión a su causa del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias y de su presidenta, Edhalí Moreno Cíntora.
El acontecimiento podría pasar como uno más en esta campaña política, pero no lo es.
Moreno Cíntora contendió en el proceso interno de Morena para ser candidata a presidenta municipal y posteriormente fue nombrada por “Pepe” Chedraui como su enlace con el sector empresarial.
Algo debió ocurrir durante la contienda que la líder de las mujeres empresarias, con representación en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), está hoy en el bando opositor, precisamente con el rival de Chedraui.
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El presidente Andrés Manuel López Obrador se tardó solo un día en responder o utilizar el error de Eduardo Rivera Pérez para referirse a los morenistas con el adjetivo “morenacos” para devolverle el “golpe”.
No lo hizo el lunes, pero el martes metió el tema en su conferencia de prensa mañanera para descalificar el comentario del panista sin referirse por su nombre.
“El otro día oí a alguien de buen nivel, que no puedo mencionarlo porque tiene que ver con los procesos electorales, decir morenacos. Todo eso no salía, eso era para sus pláticas, pero no se aguantan, como están enojados, enseñan el cobre”, soltó López Obrador, que además llamó “clasista” la expresión usada por el candidato a gobernador de Puebla.
Lo que ya no expresó el mandatario mexicano y tampoco nadie le recordó en la mañanera fue que él mismo ha sido fuente de adjetivos, muchas veces agresivos y despectivos, en contra de todos aquellos ciudadanos que se han manifestado públicamente en contra de su persona o de su ejercicio de gobierno.
Sí, Eduardo Rivera cometió una equivocación al insultar al bando político que es opositor a su partido y rival en esta contienda electoral, pero López Obrador lo ha hecho cientos de veces en más de cinco años, así que no es el más indicado para juzgar a los demás.