Uno de los elementos que le dan un toque singular a la ciudad de Puebla, son los templos e iglesias que tienen sus particularidades e historias únicas, que los convierten en sitios icónicos.
Uno de ellos es el Templo de Santa Mónica, mejor conocido como del Señor de las Maravillas; es un inmueble que se encuentra ubicado en la calle 5 de mayo y la 18 poniente, relativamente cerca del centro histórico. Fue construido en el siglo XVII como parte del Convento del mismo nombre, los cuales son edificios de estilo barroco que fueron remodelados hasta principios del Siglo XX.
Asimismo, fue hospital para las señoras casadas que quedaban desamparadas cuando sus maridos viajaban a Europa; también fue colegio para niñas y en otro momento, fue convertido en el convento de las agustinas recolectas, un uso que se le siguió dando hasta el año 1853.
El templo es reconocido por albergar la imagen de Jesús de las Maravillas, de acuerdo con algunos especialistas, la imagen mide más o menos lo que un hombre de tamaño normal y pesa aproximadamente 70 kilos, también representa una de las tres caídas de Jesús, por lo cual también se le suele nombrar "Señor de las Tres Caídas" o “Cristo de la Caída”.
La historia del nombre proviene del siguiente relato popular: Se cuenta que todos los días una mujer acudía a la cárcel de San Juan de Dios para visitar a su esposo, le llevaba los alimentos y las cosas que él necesitaba. En una de las visitas conoció a un hombre a quien nadie iba a visitar. Ella impulsada por un sentimiento noble comenzó a llevarle alimentos sin que su esposo lo supiera, acto que llegó a convertirse en una amistad, misma que continuó aun después de que su marido abandonara el reclusorio.
Un día el esposo esperó fuera del penal para ver si lo que le habían contado era cierto. Sin saber qué responder por no haberle comentado sobre el tema, la mujer dijo: "llevo maravillas para el señor"..., el esposo incrédulo, no pudo más que destapar la canasta y descubrir que adentro de la canasta se hallaban las flores amarillas como maravillas.
El esposo y ella fueron a buscar al hombre a la prisión, pero no lo hallaron, y aunque preguntaron por él y por más que explicaron cómo era, nadie supo darles respuesta, por lo que la pareja llegó a la conclusión de que ese hombre era el mismo Cristo.
Este es el relato más conocido sobre la imagen. No obstante, su reconocimiento se ha incrementado por la devoción de los fieles que año con año lo visitan y le realizan diversidad de peticiones; que de acuerdo con los creyentes se llegan a cumplir. Los días que más visitas ha recibido en otros años, son el 1 de julio como fiesta patronal y el tercer viernes de cuaresma.
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Como mencionó el fotógrafo Ansel Adams: “Mitos y creencias son las luchas heroicas de comprender la verdad en el mundo.”
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