/ martes 23 de abril de 2024

Lecciones del debate en Ciudad de México

El debate por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México resultó más nutrido e interesante que el de la Presidencia de la República. A diferencia del debate nacional el formato, el contenido y la logística fueron mucho mejores, además, este debate tuvo una incidencia real en la formación de un criterio de votación para los habitantes de la CDMX. Fue exitoso.

\u0009Lo anterior me lleva a preguntar ¿por qué el debate de una entidad local fue más exitoso que uno presidencial? y también ¿será posible que otra entidad, digamos Puebla, logre un debate semejante? Aquí van algunas conclusiones.

Primero podríamos afirmar que el debate se vuelve una herramienta fundamental para las y los ciudadanos cuando hablamos de una elección cerrada. Es decir, la gente ocupa el debate para definir su voto, y en esos casos, el no asistir o menospreciar la discusión democrática puede ser el acabose. Recordemos los costos que provocó en la candidatura de Andrés Manuel López Obrador su ausencia en el debate del 2006.

Segundo, el debate por sí mismo no capta la atención de las personas, admitámoslo, la política puede resultar un tema tedioso para las mayorías y si el debate se centrará en propuestas, definitivamente nadie lo vería, salvo los equipos de asesores de las y los candidatos. El éxito del debate recae en su nivel de polémica.

Tercero, la publicidad para promover el debate fue semejante a la de un evento deportivo, es decir, se comunicó efectivamente. Idea que va de la mano con la segunda afirmación. Un debate que no se promueve o comunica a nivel de divulgación, será un formato tedioso, aburrido y obsoleto para la gente.

Un cuarto aspecto tiene que ver con la formación de los polemistas, mismos que se sienten cómodos al debatir, vienen de experiencias académicas, sociales o de gobierno. Y finalmente, otro elemento clave fue el formato y la conducción del debate que hicieron atractiva la discusión y permiten que la ciudadanía compare la elocuencia de las candidaturas

En síntesis, el éxito de un debate recae en el interés que se logre crear de la ciudadanía, factor que se vuelve determinante en una elección cerrada, así como en la preparación y nivel de argumentación de las candidaturas y la conducción y formato del debate.

En Puebla, se podría lograr un debate de fondo y forma que sea histórico para la ciudadanía, y aunque no se realicen debates municipales o distritales, el debate por la gubernatura puede servir para que la ciudadanía termine de confirmar su voto. Es decir, el debate de debates será el que sostengan Alejandro Armenta y Eduardo Rivera.


@IsaacPalestinaD


El debate por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México resultó más nutrido e interesante que el de la Presidencia de la República. A diferencia del debate nacional el formato, el contenido y la logística fueron mucho mejores, además, este debate tuvo una incidencia real en la formación de un criterio de votación para los habitantes de la CDMX. Fue exitoso.

\u0009Lo anterior me lleva a preguntar ¿por qué el debate de una entidad local fue más exitoso que uno presidencial? y también ¿será posible que otra entidad, digamos Puebla, logre un debate semejante? Aquí van algunas conclusiones.

Primero podríamos afirmar que el debate se vuelve una herramienta fundamental para las y los ciudadanos cuando hablamos de una elección cerrada. Es decir, la gente ocupa el debate para definir su voto, y en esos casos, el no asistir o menospreciar la discusión democrática puede ser el acabose. Recordemos los costos que provocó en la candidatura de Andrés Manuel López Obrador su ausencia en el debate del 2006.

Segundo, el debate por sí mismo no capta la atención de las personas, admitámoslo, la política puede resultar un tema tedioso para las mayorías y si el debate se centrará en propuestas, definitivamente nadie lo vería, salvo los equipos de asesores de las y los candidatos. El éxito del debate recae en su nivel de polémica.

Tercero, la publicidad para promover el debate fue semejante a la de un evento deportivo, es decir, se comunicó efectivamente. Idea que va de la mano con la segunda afirmación. Un debate que no se promueve o comunica a nivel de divulgación, será un formato tedioso, aburrido y obsoleto para la gente.

Un cuarto aspecto tiene que ver con la formación de los polemistas, mismos que se sienten cómodos al debatir, vienen de experiencias académicas, sociales o de gobierno. Y finalmente, otro elemento clave fue el formato y la conducción del debate que hicieron atractiva la discusión y permiten que la ciudadanía compare la elocuencia de las candidaturas

En síntesis, el éxito de un debate recae en el interés que se logre crear de la ciudadanía, factor que se vuelve determinante en una elección cerrada, así como en la preparación y nivel de argumentación de las candidaturas y la conducción y formato del debate.

En Puebla, se podría lograr un debate de fondo y forma que sea histórico para la ciudadanía, y aunque no se realicen debates municipales o distritales, el debate por la gubernatura puede servir para que la ciudadanía termine de confirmar su voto. Es decir, el debate de debates será el que sostengan Alejandro Armenta y Eduardo Rivera.


@IsaacPalestinaD