¿Cómo afecta el cambio de hora a los niños?

Los meses de marzo y abril adelantan una hora sus relojes para adaptarse al horario de verano

EFE

  · jueves 14 de marzo de 2019

Son muchos los países que durante los meses de marzo y abril adelantan una hora sus relojes para adaptarse al horario de verano. Aunque, en principio, pueda parecer que 60 minutos no es demasiado tiempo, este cambio es suficiente para tenernos varios días un poco descolocados.

¿Por qué? La respuesta está en nuestros ritmos circadianos, estos “son ciclos biológicos que tienen una duración cercana a las 24 horas y son el producto del reloj biológico que sincroniza estos ritmos (por ejemplo: la función renal, la concentración plasmática de hormonas como la melatonina o el cortisol o el ciclo vigilia-sueño) con el medio externo (por ejemplo, el ciclo luz-oscuridad, los horarios de las comidas o el tiempo social)”, explica María José Collado Mateo, doctora en Psicología.

“Podemos ayudar a que nuestro reloj biológico se sincronice al día, sobre todo, mediante la luz ambiental. Exponernos a una luz brillante por la mañana adelantará nuestros ritmos biológicos y nos permitirá adaptarnos mejor a los requerimientos matutinos, mientras que la luz al principio de la noche retrasará nuestros ritmos biológicos y dificultará el sueño nocturno”, precisa la especialista.

Además de la luz, la psicóloga destaca que es clave mantener unos horarios de sueño regulares todos los días de la semana. En este sentido, subraya que hay que procurar dormir lo suficiente y evitar acumular una “deuda de sueño” durante los días laborables.

ALGUNAS RECOMENDACIONES

“El reloj biológico de los niños puede tardar en ajustarse varios días, incluso una semana, provocando alteraciones en la vigilia y el sueño, desorden del apetito, irritabilidad, problemas de atención o pequeñas alteraciones del ritmo cardiovascular”, señala Gonzalo Pin, miembro de la Asociación Española de Pediatría.

Así, para ayudar a los niños a acostumbrarse al nuevo horario, los especialistas de la Asociación Española de Pediatría ofrecen varias recomendaciones:

- Adelantar de manera progresiva, una semana antes de que se produzca el cambio de hora, las actividades rutinarias como comida, sueño o juegos, en intervalos de 10 o 15 minutos, para que la transición sea más suave.

- Propiciar la entrada de luz natural o luz potente 15 minutos antes de despertar a los niños o ir andando al colegio para estimular la secreción de serotonina.

- Un buen desayuno en una estancia muy iluminada.

- Evitar la exposición a las pantallas una hora antes de acostarse.

Pero, “sobre todo, los padres deben hacer uso de la paciencia y la comprensión, sabiendo que es una situación transitoria”, expone el doctor Pin.