/ martes 30 de agosto de 2022

Gamers en Puebla: las salas de juego son un negocio con mucha pasión

Los espacios para los gamers son pocos y lo que se obtiene es mínimo, pero apasionados por el juego han logrado mantenerse

La pasión por los videojuegos fue una de las más afligidas durante los primeros dos años de la pandemia de Covid-19, especialmente para las tradicionales salas para alquilar consolas, pues muchas cerraron ante la escasez de su mercado más fuerte: los estudiantes. Para las que lograron mantenerse, el regreso a clases presenciales les dio un suspiro de esperanza, pues hoy buscan posicionarse nuevamente en la cultura gamer en Puebla.

De acuerdo con información de acceso público, en la capital del estado existen, por lo menos, 20 lugares dedicados a la renta de consolas. Estos establecimientos vieron sus inicios en la década de 1990 con las clásicas ‘maquinitas’, que muchas veces fueron colocadas en espacios peculiares como papelerías, tiendas de conveniencia o tortillerías.

Sin embargo, ante la actualización tecnológica muchos de estos rudimentarios artefactos fueron desplazados por otros más inmersivos, modernos, con mejores gráficos y procesadores más eficientes, entre otras características.

Según el poblano Diego Romero Flores, experto de los llamados e-sports (deportes electrónicos), en Puebla esta transición empezó desde 2005, con la llegada de la consola Xbox 360. Desde entonces proliferó la renta de estos artículos por hora o por día, en sitios conocidos como salas recreativas, consolidándose como referentes en la comunidad gamer –concepto anglosajón que representa a los usuarios de videojuegos–.

En esa posición de agrado entre los fanáticos se mantuvieron esos lugares, al menos, durante una década, sin embargo, tiempo después emergió una nueva generación de jugadores que demandaba espacios más especializados, pues los videojuegos, además de ser una opción recreativa, se profesionalizaron al punto de convertirse en un deporte más. Así surgieron las llamadas salas gaming, cuya herramienta principal son los equipos de cómputo, pues tienen herramientas más sofisticadas que una consola convencional.

Comunidad gamer –concepto anglosajón que representa a los usuarios de videojuegos. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

En la ciudad de Puebla estos sitios son recientes y hoy coexisten con las salas convencionales, pues atienden dos mercados distintos: uno se vincula a la preparación profesional y el otro al entretenimiento. Sin embargo, la Covid-19 trajo retos comunes para ambos giros, los cuales pusieron a prueba la lealtad y pasión de sus consumidores.

Para conmemorar el Día Mundial del Videojuego, El Sol de Puebla visitó algunos recintos focalizados en la renta de consolas y equipos de cómputo profesionales en Puebla capital, y conoció las vivencias de empresarios y apasionados de la comunidad gamer, una de las más devotas y representativas.

Visión de los videojuegos se ha profesionalizado

Para Leonel Díaz Sampayo, líder del equipo de e-sports, Xolotl, que busca incidir en la conservación del ajolote en Puebla mediante los ingresos que obtiene a raíz de torneos virtuales, la Covid-19 ha sido el obstáculo más importante para los amantes del videojuego.

En entrevista, apunta que, tanto las salas recreativas como las de gaming se paralizaron de forma abrupta. Y aunque hoy el retorno a las actividades presenciales brinda ilusión a los propietarios de estos lugares, las condiciones no son las mismas de hace dos años, por lo que esta actividad económica afronta nuevos retos, esencialmente de modernización.

“Quien sobrevivió la pandemia, ya entendió cómo sobrepasar la mayoría de los retos, pero ahora [importan] la adaptabilidad continua, la demanda de la actualización en contenido, en espacios, en manutención del equipo [y] la atracción de nuevos públicos”, señala.

Los obstáculos se agudizan para los espacios de alquiler convencionales, pues al paso del tiempo las consolas se han hecho poco a poco más asequibles para un sector de la población, lo cual ha disminuido ligeramente su mercado. Además, la globalización implementa nuevas tendencias que orillan a la adaptación obligada.

Esto quiere decir que, si bien, el retorno de universitarios a Puebla representa un impulso para estos lugares, esto tampoco es garantía de permanencia, pues la apuesta hoy en día es renovar y desprenderse de la obsolescencia. A propósito, Díaz Sampayo lamenta que este sea un factor que juega en contra de esos espacios, pues éstos fueron detonadores de la cultura gamer en Puebla y hoy corren el riesgo de ser desplazados.

“La visión de los videojuegos se ha profesionalizado y ha cambiado. Desafortunadamente muchas de las personas que contemplaron estos locales como centros de ocio o centros de entretenimiento, han sido desplazados por gente con el capital que puede tener escalas profesionales y puedan absorber su público casual, que era el de precisamente estos centros recreativos”, menciona.

Pese a ello, insiste en que hay formas de evitar que eso suceda y ambos giros convivan en un mismo entorno, pues aún cuando el mercado global se inclina hacia las salas gaming, los habituales recintos de alquiler son de importancia social, pues fomentan la convivencia y esparcimiento para los jóvenes, principalmente, quienes muchas veces no tienen la posibilidad de tener una consola propia.

Gamers en Puebla: las salas de juego son un negocio con mucha pasión. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

“Considero que el sol sale para todos, pero naturalmente creo que la evolución, al menos por la brecha generacional de cómo se consume el videojuego, se consume muy diferente ahora (...) La comunidad que sigue acudiendo va en busca de nuevas experiencias por su amor al videojuego”, subraya.

Es por ello que propone la actualización de equipos, de contenidos y hasta modelos de negocio. Es decir, además de la renta de artefactos, pueden organizarse torneos y eventos periódicos para fomentar la cohesión de la colectividad y hacerse más atractivos, esto sin contar la publicidad, la cual, afirma, es más efectiva cuando se da de boca en boca.

Un sueño de la infancia

Cristian López García nació en Izúcar de Matamoros y hace 17 años “alcanzó” a su madre en Chicago, Illinois, Estados Unidos. Cuando terminó su “high school” (bachillerato) forjó el llamado ‘Sueño Americano’, que en su caso fue más bien el ‘Sueño Poblano’, pues siempre quiso regresar a su patria y crear su propio negocio.

Hace año y medio volvió a la tierra del chile en nogada, sólo que ahora escogió la ciudad de Puebla. Junto a su esposa, Mizling Lisseth Buitrago Bermúdez, tomó una temeraria decisión: materializó su mayor anhelo de la infancia y abrió su propia sala de alquiler de videojuegos, Tanuki, que está situada en la Plaza Gaalla, en Xilotzingo.

Su ambición comenzó tiempo atrás, cuando la idea de irse al país del norte ni siquiera atravesaba su mente. Recién cumplía los 7 años y su madre –quien partió desde entonces a Chicago– le envió un inesperado obsequio: su primera consola, un Super Nintendo. Como no sabía jugarla, su abuela se la guardó para cuando creciera.

Gamers en Puebla: Salas recreativas, una opción ante la adversidad. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Pasaron los años y él nunca supo del regalo. Cada tarde después de la escuela iba con otros niños a las ‘maquinitas’ que había en la tienda de su colonia y se gastaba los 20 pesos que su abuelo le daba cada domingo. Fue hasta que a sus 14 años recibió por fin su anhelado obsequio de su madre.

Desde entonces cultivó su sueño y gracias a los años de trabajo que dedicó en Estados Unidos logró poner su propia sala y tienda de videojuegos, a inicios de 2022. Sin una competencia cercana, Christian se lanzó al mercado con algunos juegos y una gran convicción.

Los primeros meses fueron los más duros, pues pocos clientes llegaban: “Primero, pues sí, terminaba en números rojos, la verdad. Era nomás para cubrir los gastos”.

Hoy su realidad es ligeramente distinta, pues poco a poco su espacio se convirtió en un referente para los niños de la colonia, especialmente para los que no tienen una consola en casa. El bajo costo de su espacio –20 pesos la hora– permite que los infantes abarroten el lugar y convivan después de clases, o bien, los fines de semana.

Algunos van con sus padres, otros llegan por sí solos. Su espacio apela a lo tradicional, pues aunque quisiera convertirla en una sala gaming, sabe que los niños sólo quieren divertirse y él debe corresponder a sus demandas.

Este escenario, por ahora, es retributivo para él, pues las infancias cuyos hogares muchas veces padecen la carestía, pueden tener momentos de sano esparcimiento. No obstante, aún se enfrenta a la incertidumbre de no tener ingresos fijos, pues aunque su mercado más fuerte son los niños, ellos no acuden todos los días ni a toda hora.

“El reto, más que todo, es tratar de traer niños o gente que pueda jugar, porque hay días que sí, como que ya se nos llena, pero hay días que que no viene nadie (...) Además, los horarios de clase: usualmente vienen más niños en la mañana, o a veces en la tarde, depende porque [luego] están en clase”, comparte.

Aunado a ello, la delincuencia en la zona es otro obstáculo, pues aunque no le ha ocurrido nada a él ni a su esposa, otros vecinos de la plaza comercial en la que renta ya han sido ultrajados por criminales.

Salas recreativas, una opción ante la adversidad

Jesús conoció a sus 18 años de edad Videojuegos Kaisoku, uno de los espacios clásicos del centro histórico de Puebla. Al menos una vez a la semana, acude después del trabajo y pasa el rato solo o con amigos y muestra su destreza en los juegos más complejos.

Tras una charla con este medio, el joven relata que, aunque la tarifa por la renta de consolas es de 10 pesos cada media hora, sus ingresos le impiden poder estar más tiempo. De hecho, una vez que termina sus labores, camina aproximadamente una hora y se ahorra el pasaje, así paga su distracción.

Visión de los videojuegos se ha profesionalizado. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

Por esa razón no puede acostumbrarse a esta actividad. Además, aunque asegura que le gustaría integrarse a algún equipo de e-sports, su entrenamiento no es suficiente para “alcanzar esos niveles”.

“Vengo desde hace un mes (...) pero sólo cuando puedo, claro, porque luego no tengo el dinero para pagarlo (...) [y] además, no tengo consola en casa”, señala.

Una competencia sana

Una de las salas de gaming más equipada y con mayor experiencia de la ciudad es GG IZI Esports, empresa que cuenta con 100 equipos de cómputo en tres sucursales. En entrevista, los propietarios del lugar, Berenice Pérez y Alejandro Corkidhi, cuentan cómo la ilusión de dos amigos culminó en la gestación de uno de los proyectos con mayor alcance de la cultura gamer en la región.

Si bien, sus lazos de fraternidad empezaron cuando ambos tenían 10 años, su proyecto común empezó en 2015, cuando después de haber concluido sus estudios eligieron con entereza el camino del emprendedurismo.

Su motor, no fue solamente el ímpetu por los videojuegos, sino también la certeza de que esta industria es una de las más lucrativas. Para entenderlo mejor en cifras, de acuerdo con datos de la Escuela de Negocios EAE Business School de España, en 2021 México se posicionó, junto a Colombia, como el principal consumidor de videojuegos en Latinoamérica. En cuanto a ingresos, dicha industria pasó de los 84 millones de dólares en 2009 a los 1 mil 73 millones de dólares en el país, es decir, tuvo un crecimiento del 106 por ciento, superando a Brasil que por muchos años lideró el rubro.

Para conocer la numeralia de las salas de alquiler en la capital poblana y su importancia económica, este medio solicitó en más de una ocasión a la Coordinación de Comunicación Social del Ayuntamiento de Puebla el número de registros comerciales activos y pasados de estos sitios, no obstante, pese a la promesa de una respuesta, la misma ha sido inexistente.

No obstante, Pérez y Corkidhi vivieron la experiencia en carne propia. La respuesta es corta: Sí. Es un negocio rentable y cautivador, pero conlleva un sinfín de dificultades. Posicionarse en el mercado poblano implica, no sólo ser capaz de dotar del equipamiento más novedoso y potente, sino además, forjar un lazo con la comunidad y esto sólo se logra si se es parte de la misma.

La inversión es compleja, pues este tipo de establecimientos demanda la actualización permanente. La primera sucursal fue en la casa de Alejandro y para comprar las primeras computadoras vendieron un coche, ‘rompieron el cochinito’ y pidieron dinero a familiares.

Una ventaja fue que se instalaron a escasos metros de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y aunque esto primero jugó a su favor, después lo hizo en contra. Tras tres años de éxito, abrieron una sucursal más, en San Baltazar Campeche, cerca de Plaza Crystal y de otras universidades privadas. Un año más tarde adicionaron otra más, en la Plaza Tecnológica de Volcanes, en La Noria.

Hasta inicios de 2020 la escena era una utopía. Cientos de jóvenes acudían a diario e inclusive se formaban para jugar, pues entre la comunidad gamer se popularizó el recinto. Muchos iban por recomendación, otros más porque se enteraron en algún grupo virtual, pero nunca faltó el curioso que quiso comprobarlo por su propia cuenta. El furor fue tal que su horario era de 24 horas.

Si bien, la gran mayoría de sus clientes iba para poner a prueba su destreza en los videojuegos, otros acudían a socializar o para ver a otros jugar. En voz de Berenice, su establecimiento cohesionó a los fanáticos y les brindó un espacio apto para sus intereses, pues la escena gamer no se ha apropiado de los lugares suficientes.

“Hay pocas alternativas a bares o antros para mi juventud (gamers) (...) A quienes no nos gusta eso, pues teníamos muy pocas opciones, era de quedarse en casa de un amigo y jugar y pues la verdad es un poco triste porque no es muy sociable. No hay un espacio para ti, como que estás un poco marginado en ese sentido. Ves a gente que hace amigos en bares, se hacen novios, pero para uno eso es impensable porque no te gusta ese ambiente y ¿qué haces?”, comenta la empresaria.

Gamers en Puebla: Salas recreativas, una opción ante la adversidad. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

A forma de incidencia social y ante el carente apoyo que hay hacia los e-sports en las escuelas, GG IZI prestaba sus instalaciones para que los equipos estudiantiles de la BUAP y otras instituciones como la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), pudieran entrenar y prepararse para sus propias competencias.

Lastimosamente el sueño se pausó en 2021, cuando, ante la escasez de clientes y la insostenibilidad del negocio, cerraron sus puertas. Y aunque sabían que la decisión sería momentánea, la incertidumbre de desconocer si las condiciones mejorarían pronto o no, hacían que el retorno se viera cada vez más distante.

“Después de que hacían fila y estaban casi 50 equipos llenos, pasamos a cinco clientes (...) Se acumularon los gastos porque no sacamos clientes (...) gastamos mucho en luz y bueno, también vendemos bebidas y se nos quedó todo (...) Lo de las universidades fue lo más desastroso (...) por eso, antes de irnos a la bancarrota decidimos hacer una pausa, pero no una pausa de no hacer nada”, señala Corkidhi.

Así vivieron su momento más crítico, no obstante, la retrospección fue clave para descubrir un nuevo modelo lucrativo y así crear condiciones de competencia más equitativas. Esto es importante, pues ambos coinciden en que es fundamental para la cultura gamer que existan espacios de alquiler convencionales, pero también salas gaming.

Tras poco más de un año cerrados, el regreso a clases resaltó sus emociones. El problema es que ahora se enfrentan a la burocracia que implica reabrir este tipo de recintos. Pese a que los trámites no son costosos, los tiempos de espera y requisitos son excesivos, afirman. Por ello, esperan regresar en las próximas semanas y continuar con su sueño.

Lo importante es que la mira la tienen en el aprendizaje obtenido. Su nuevo objetivo será escuchar y apegarse aún más a la comunidad, pero también a sus competidores, pues aunque todos buscan siempre mejorar sus ingresos, el amor por esta actividad reconoce la colaboración entre estos recintos.

Aunado a ello, la diversificación del mercado es un punto indispensable para la “nueva realidad”. Si bien, el espacio seguirá fungiendo como lugar de entretenimiento para los e-sports, es importante virar hacia los usuarios que acuden por mero entretenimiento, pues su experiencia es igual de válida.

Transición adecuada

A sus poco más de 35 años, Fernando, habitante del sur de Puebla capital, recuerda con nostalgia los buenos momentos que vivió cuando era joven y pasaba horas en las ‘maquinitas’. Hoy tiene una familia y ya no las frecuenta como antes, en parte se debe a que las pocas que conocía ya desaparecieron.

No obstante, cuando debe hacer algún encargo al centro histórico acude al emblemático Kaisoku, pues es de los pocos sitios que aún conservan este tipo de aparatos. La diferencia de hace 20 años a la actualidad, es que hoy va con su hijo.

Aunque acepta que conoce las novedosas salas gaming, confiesa que desconoce cómo usarlas. Pese a ello, se muestra contento con su existencia pues refiere que las nuevas generaciones que aman los videojuegos tanto como él lo hizo en su momento y como hoy su hijo lo hace, merecen espacios libres y asequibles para divertirse.

“Yo casi no juego Xbox porque se me hacen muy complicados los juegos, pero está chido para los chavos, la nueva generación que a todo le agarran ya desde que nacen. Me gusta verlos como juegan, pero ya a la hora de quererlos jugar me desespero. Prefiero jugar lo pasado, pero pues está bien, ¿no?”, remata.

La pasión por los videojuegos fue una de las más afligidas durante los primeros dos años de la pandemia de Covid-19, especialmente para las tradicionales salas para alquilar consolas, pues muchas cerraron ante la escasez de su mercado más fuerte: los estudiantes. Para las que lograron mantenerse, el regreso a clases presenciales les dio un suspiro de esperanza, pues hoy buscan posicionarse nuevamente en la cultura gamer en Puebla.

De acuerdo con información de acceso público, en la capital del estado existen, por lo menos, 20 lugares dedicados a la renta de consolas. Estos establecimientos vieron sus inicios en la década de 1990 con las clásicas ‘maquinitas’, que muchas veces fueron colocadas en espacios peculiares como papelerías, tiendas de conveniencia o tortillerías.

Sin embargo, ante la actualización tecnológica muchos de estos rudimentarios artefactos fueron desplazados por otros más inmersivos, modernos, con mejores gráficos y procesadores más eficientes, entre otras características.

Según el poblano Diego Romero Flores, experto de los llamados e-sports (deportes electrónicos), en Puebla esta transición empezó desde 2005, con la llegada de la consola Xbox 360. Desde entonces proliferó la renta de estos artículos por hora o por día, en sitios conocidos como salas recreativas, consolidándose como referentes en la comunidad gamer –concepto anglosajón que representa a los usuarios de videojuegos–.

En esa posición de agrado entre los fanáticos se mantuvieron esos lugares, al menos, durante una década, sin embargo, tiempo después emergió una nueva generación de jugadores que demandaba espacios más especializados, pues los videojuegos, además de ser una opción recreativa, se profesionalizaron al punto de convertirse en un deporte más. Así surgieron las llamadas salas gaming, cuya herramienta principal son los equipos de cómputo, pues tienen herramientas más sofisticadas que una consola convencional.

Comunidad gamer –concepto anglosajón que representa a los usuarios de videojuegos. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

En la ciudad de Puebla estos sitios son recientes y hoy coexisten con las salas convencionales, pues atienden dos mercados distintos: uno se vincula a la preparación profesional y el otro al entretenimiento. Sin embargo, la Covid-19 trajo retos comunes para ambos giros, los cuales pusieron a prueba la lealtad y pasión de sus consumidores.

Para conmemorar el Día Mundial del Videojuego, El Sol de Puebla visitó algunos recintos focalizados en la renta de consolas y equipos de cómputo profesionales en Puebla capital, y conoció las vivencias de empresarios y apasionados de la comunidad gamer, una de las más devotas y representativas.

Visión de los videojuegos se ha profesionalizado

Para Leonel Díaz Sampayo, líder del equipo de e-sports, Xolotl, que busca incidir en la conservación del ajolote en Puebla mediante los ingresos que obtiene a raíz de torneos virtuales, la Covid-19 ha sido el obstáculo más importante para los amantes del videojuego.

En entrevista, apunta que, tanto las salas recreativas como las de gaming se paralizaron de forma abrupta. Y aunque hoy el retorno a las actividades presenciales brinda ilusión a los propietarios de estos lugares, las condiciones no son las mismas de hace dos años, por lo que esta actividad económica afronta nuevos retos, esencialmente de modernización.

“Quien sobrevivió la pandemia, ya entendió cómo sobrepasar la mayoría de los retos, pero ahora [importan] la adaptabilidad continua, la demanda de la actualización en contenido, en espacios, en manutención del equipo [y] la atracción de nuevos públicos”, señala.

Los obstáculos se agudizan para los espacios de alquiler convencionales, pues al paso del tiempo las consolas se han hecho poco a poco más asequibles para un sector de la población, lo cual ha disminuido ligeramente su mercado. Además, la globalización implementa nuevas tendencias que orillan a la adaptación obligada.

Esto quiere decir que, si bien, el retorno de universitarios a Puebla representa un impulso para estos lugares, esto tampoco es garantía de permanencia, pues la apuesta hoy en día es renovar y desprenderse de la obsolescencia. A propósito, Díaz Sampayo lamenta que este sea un factor que juega en contra de esos espacios, pues éstos fueron detonadores de la cultura gamer en Puebla y hoy corren el riesgo de ser desplazados.

“La visión de los videojuegos se ha profesionalizado y ha cambiado. Desafortunadamente muchas de las personas que contemplaron estos locales como centros de ocio o centros de entretenimiento, han sido desplazados por gente con el capital que puede tener escalas profesionales y puedan absorber su público casual, que era el de precisamente estos centros recreativos”, menciona.

Pese a ello, insiste en que hay formas de evitar que eso suceda y ambos giros convivan en un mismo entorno, pues aún cuando el mercado global se inclina hacia las salas gaming, los habituales recintos de alquiler son de importancia social, pues fomentan la convivencia y esparcimiento para los jóvenes, principalmente, quienes muchas veces no tienen la posibilidad de tener una consola propia.

Gamers en Puebla: las salas de juego son un negocio con mucha pasión. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

“Considero que el sol sale para todos, pero naturalmente creo que la evolución, al menos por la brecha generacional de cómo se consume el videojuego, se consume muy diferente ahora (...) La comunidad que sigue acudiendo va en busca de nuevas experiencias por su amor al videojuego”, subraya.

Es por ello que propone la actualización de equipos, de contenidos y hasta modelos de negocio. Es decir, además de la renta de artefactos, pueden organizarse torneos y eventos periódicos para fomentar la cohesión de la colectividad y hacerse más atractivos, esto sin contar la publicidad, la cual, afirma, es más efectiva cuando se da de boca en boca.

Un sueño de la infancia

Cristian López García nació en Izúcar de Matamoros y hace 17 años “alcanzó” a su madre en Chicago, Illinois, Estados Unidos. Cuando terminó su “high school” (bachillerato) forjó el llamado ‘Sueño Americano’, que en su caso fue más bien el ‘Sueño Poblano’, pues siempre quiso regresar a su patria y crear su propio negocio.

Hace año y medio volvió a la tierra del chile en nogada, sólo que ahora escogió la ciudad de Puebla. Junto a su esposa, Mizling Lisseth Buitrago Bermúdez, tomó una temeraria decisión: materializó su mayor anhelo de la infancia y abrió su propia sala de alquiler de videojuegos, Tanuki, que está situada en la Plaza Gaalla, en Xilotzingo.

Su ambición comenzó tiempo atrás, cuando la idea de irse al país del norte ni siquiera atravesaba su mente. Recién cumplía los 7 años y su madre –quien partió desde entonces a Chicago– le envió un inesperado obsequio: su primera consola, un Super Nintendo. Como no sabía jugarla, su abuela se la guardó para cuando creciera.

Gamers en Puebla: Salas recreativas, una opción ante la adversidad. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Pasaron los años y él nunca supo del regalo. Cada tarde después de la escuela iba con otros niños a las ‘maquinitas’ que había en la tienda de su colonia y se gastaba los 20 pesos que su abuelo le daba cada domingo. Fue hasta que a sus 14 años recibió por fin su anhelado obsequio de su madre.

Desde entonces cultivó su sueño y gracias a los años de trabajo que dedicó en Estados Unidos logró poner su propia sala y tienda de videojuegos, a inicios de 2022. Sin una competencia cercana, Christian se lanzó al mercado con algunos juegos y una gran convicción.

Los primeros meses fueron los más duros, pues pocos clientes llegaban: “Primero, pues sí, terminaba en números rojos, la verdad. Era nomás para cubrir los gastos”.

Hoy su realidad es ligeramente distinta, pues poco a poco su espacio se convirtió en un referente para los niños de la colonia, especialmente para los que no tienen una consola en casa. El bajo costo de su espacio –20 pesos la hora– permite que los infantes abarroten el lugar y convivan después de clases, o bien, los fines de semana.

Algunos van con sus padres, otros llegan por sí solos. Su espacio apela a lo tradicional, pues aunque quisiera convertirla en una sala gaming, sabe que los niños sólo quieren divertirse y él debe corresponder a sus demandas.

Este escenario, por ahora, es retributivo para él, pues las infancias cuyos hogares muchas veces padecen la carestía, pueden tener momentos de sano esparcimiento. No obstante, aún se enfrenta a la incertidumbre de no tener ingresos fijos, pues aunque su mercado más fuerte son los niños, ellos no acuden todos los días ni a toda hora.

“El reto, más que todo, es tratar de traer niños o gente que pueda jugar, porque hay días que sí, como que ya se nos llena, pero hay días que que no viene nadie (...) Además, los horarios de clase: usualmente vienen más niños en la mañana, o a veces en la tarde, depende porque [luego] están en clase”, comparte.

Aunado a ello, la delincuencia en la zona es otro obstáculo, pues aunque no le ha ocurrido nada a él ni a su esposa, otros vecinos de la plaza comercial en la que renta ya han sido ultrajados por criminales.

Salas recreativas, una opción ante la adversidad

Jesús conoció a sus 18 años de edad Videojuegos Kaisoku, uno de los espacios clásicos del centro histórico de Puebla. Al menos una vez a la semana, acude después del trabajo y pasa el rato solo o con amigos y muestra su destreza en los juegos más complejos.

Tras una charla con este medio, el joven relata que, aunque la tarifa por la renta de consolas es de 10 pesos cada media hora, sus ingresos le impiden poder estar más tiempo. De hecho, una vez que termina sus labores, camina aproximadamente una hora y se ahorra el pasaje, así paga su distracción.

Visión de los videojuegos se ha profesionalizado. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

Por esa razón no puede acostumbrarse a esta actividad. Además, aunque asegura que le gustaría integrarse a algún equipo de e-sports, su entrenamiento no es suficiente para “alcanzar esos niveles”.

“Vengo desde hace un mes (...) pero sólo cuando puedo, claro, porque luego no tengo el dinero para pagarlo (...) [y] además, no tengo consola en casa”, señala.

Una competencia sana

Una de las salas de gaming más equipada y con mayor experiencia de la ciudad es GG IZI Esports, empresa que cuenta con 100 equipos de cómputo en tres sucursales. En entrevista, los propietarios del lugar, Berenice Pérez y Alejandro Corkidhi, cuentan cómo la ilusión de dos amigos culminó en la gestación de uno de los proyectos con mayor alcance de la cultura gamer en la región.

Si bien, sus lazos de fraternidad empezaron cuando ambos tenían 10 años, su proyecto común empezó en 2015, cuando después de haber concluido sus estudios eligieron con entereza el camino del emprendedurismo.

Su motor, no fue solamente el ímpetu por los videojuegos, sino también la certeza de que esta industria es una de las más lucrativas. Para entenderlo mejor en cifras, de acuerdo con datos de la Escuela de Negocios EAE Business School de España, en 2021 México se posicionó, junto a Colombia, como el principal consumidor de videojuegos en Latinoamérica. En cuanto a ingresos, dicha industria pasó de los 84 millones de dólares en 2009 a los 1 mil 73 millones de dólares en el país, es decir, tuvo un crecimiento del 106 por ciento, superando a Brasil que por muchos años lideró el rubro.

Para conocer la numeralia de las salas de alquiler en la capital poblana y su importancia económica, este medio solicitó en más de una ocasión a la Coordinación de Comunicación Social del Ayuntamiento de Puebla el número de registros comerciales activos y pasados de estos sitios, no obstante, pese a la promesa de una respuesta, la misma ha sido inexistente.

No obstante, Pérez y Corkidhi vivieron la experiencia en carne propia. La respuesta es corta: Sí. Es un negocio rentable y cautivador, pero conlleva un sinfín de dificultades. Posicionarse en el mercado poblano implica, no sólo ser capaz de dotar del equipamiento más novedoso y potente, sino además, forjar un lazo con la comunidad y esto sólo se logra si se es parte de la misma.

La inversión es compleja, pues este tipo de establecimientos demanda la actualización permanente. La primera sucursal fue en la casa de Alejandro y para comprar las primeras computadoras vendieron un coche, ‘rompieron el cochinito’ y pidieron dinero a familiares.

Una ventaja fue que se instalaron a escasos metros de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y aunque esto primero jugó a su favor, después lo hizo en contra. Tras tres años de éxito, abrieron una sucursal más, en San Baltazar Campeche, cerca de Plaza Crystal y de otras universidades privadas. Un año más tarde adicionaron otra más, en la Plaza Tecnológica de Volcanes, en La Noria.

Hasta inicios de 2020 la escena era una utopía. Cientos de jóvenes acudían a diario e inclusive se formaban para jugar, pues entre la comunidad gamer se popularizó el recinto. Muchos iban por recomendación, otros más porque se enteraron en algún grupo virtual, pero nunca faltó el curioso que quiso comprobarlo por su propia cuenta. El furor fue tal que su horario era de 24 horas.

Si bien, la gran mayoría de sus clientes iba para poner a prueba su destreza en los videojuegos, otros acudían a socializar o para ver a otros jugar. En voz de Berenice, su establecimiento cohesionó a los fanáticos y les brindó un espacio apto para sus intereses, pues la escena gamer no se ha apropiado de los lugares suficientes.

“Hay pocas alternativas a bares o antros para mi juventud (gamers) (...) A quienes no nos gusta eso, pues teníamos muy pocas opciones, era de quedarse en casa de un amigo y jugar y pues la verdad es un poco triste porque no es muy sociable. No hay un espacio para ti, como que estás un poco marginado en ese sentido. Ves a gente que hace amigos en bares, se hacen novios, pero para uno eso es impensable porque no te gusta ese ambiente y ¿qué haces?”, comenta la empresaria.

Gamers en Puebla: Salas recreativas, una opción ante la adversidad. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

A forma de incidencia social y ante el carente apoyo que hay hacia los e-sports en las escuelas, GG IZI prestaba sus instalaciones para que los equipos estudiantiles de la BUAP y otras instituciones como la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), pudieran entrenar y prepararse para sus propias competencias.

Lastimosamente el sueño se pausó en 2021, cuando, ante la escasez de clientes y la insostenibilidad del negocio, cerraron sus puertas. Y aunque sabían que la decisión sería momentánea, la incertidumbre de desconocer si las condiciones mejorarían pronto o no, hacían que el retorno se viera cada vez más distante.

“Después de que hacían fila y estaban casi 50 equipos llenos, pasamos a cinco clientes (...) Se acumularon los gastos porque no sacamos clientes (...) gastamos mucho en luz y bueno, también vendemos bebidas y se nos quedó todo (...) Lo de las universidades fue lo más desastroso (...) por eso, antes de irnos a la bancarrota decidimos hacer una pausa, pero no una pausa de no hacer nada”, señala Corkidhi.

Así vivieron su momento más crítico, no obstante, la retrospección fue clave para descubrir un nuevo modelo lucrativo y así crear condiciones de competencia más equitativas. Esto es importante, pues ambos coinciden en que es fundamental para la cultura gamer que existan espacios de alquiler convencionales, pero también salas gaming.

Tras poco más de un año cerrados, el regreso a clases resaltó sus emociones. El problema es que ahora se enfrentan a la burocracia que implica reabrir este tipo de recintos. Pese a que los trámites no son costosos, los tiempos de espera y requisitos son excesivos, afirman. Por ello, esperan regresar en las próximas semanas y continuar con su sueño.

Lo importante es que la mira la tienen en el aprendizaje obtenido. Su nuevo objetivo será escuchar y apegarse aún más a la comunidad, pero también a sus competidores, pues aunque todos buscan siempre mejorar sus ingresos, el amor por esta actividad reconoce la colaboración entre estos recintos.

Aunado a ello, la diversificación del mercado es un punto indispensable para la “nueva realidad”. Si bien, el espacio seguirá fungiendo como lugar de entretenimiento para los e-sports, es importante virar hacia los usuarios que acuden por mero entretenimiento, pues su experiencia es igual de válida.

Transición adecuada

A sus poco más de 35 años, Fernando, habitante del sur de Puebla capital, recuerda con nostalgia los buenos momentos que vivió cuando era joven y pasaba horas en las ‘maquinitas’. Hoy tiene una familia y ya no las frecuenta como antes, en parte se debe a que las pocas que conocía ya desaparecieron.

No obstante, cuando debe hacer algún encargo al centro histórico acude al emblemático Kaisoku, pues es de los pocos sitios que aún conservan este tipo de aparatos. La diferencia de hace 20 años a la actualidad, es que hoy va con su hijo.

Aunque acepta que conoce las novedosas salas gaming, confiesa que desconoce cómo usarlas. Pese a ello, se muestra contento con su existencia pues refiere que las nuevas generaciones que aman los videojuegos tanto como él lo hizo en su momento y como hoy su hijo lo hace, merecen espacios libres y asequibles para divertirse.

“Yo casi no juego Xbox porque se me hacen muy complicados los juegos, pero está chido para los chavos, la nueva generación que a todo le agarran ya desde que nacen. Me gusta verlos como juegan, pero ya a la hora de quererlos jugar me desespero. Prefiero jugar lo pasado, pero pues está bien, ¿no?”, remata.

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Ibero presenta libro que busca abonar a la construcción de la paz en el estado y el país

El libro “Alternativas hacia la paz con reconciliación: propuestas desde el Sistema Universitario Jesuita" recopila algunas recomendaciones que abonarán a la construción de la paz

Policiaca

Detenido por agresión a pareja se quita la vida en comandancia de Huaquechula

Los hechos ocurrieron durante la madrugada de este lunes, cuando una mujer dio aviso a los números de emergencias tras ser agredida por su pareja sentimental

Local

Infancia feliz, indispensable en la formación de adultos seguros y exitosos

La exposición a la violencia, ya sea en el hogar o en la escuela, puede tener consecuencias devastadoras en el desarrollo emocional y psicológico de las personas