La afición al Guadalajara hizo su parte, acudió al estadio Cuauhtémoc a apoyar a su equipo y lo hizo desde temprana hora con sus playeras, cánticos y todo cuanto simbolizara su amor por el "Rebaño sagrado".
Seguidores de Puebla, Estado de México, así como de la capital del país se hicieron presentes para apoyar a su rebaño y con ello, la fiesta arrancó desde temprana hora gracias en buena parte a la respuesta que aficionados Camoteros y rojiblancos tuvieron para aprovechar la promoción de la directiva poblana con su "hora feliz" y toda cuanta bebida les permitía sentirse hidratados horas antes del juego.
Conforme avanzó el tiempo y se acercó la hora del partido, largas filas de aficionados ya aguardaban el ingreso al inmueble dos veces mundialista, para ese entonces, "ríos" de aficionados con piel rojiblanca ya invadían las gradas del estadio, el ambiente del equipo "Más popular de México" se dejó sentir.
Los enfranjados hicieron su parte, se dejaron sentir, buscaban apoyar en todo momento, cobijando a los suyos.
Arrancó el partido, una mayoría de Chivas era clara, la zona norte del Cuauhtémoc era una marea rojiblanca sin descuidar el resto de los flancos, los blanquiazules, como podían, trataban de contrarrestar la invasión visitante.
Gol tempranero de la visita por la vía penal, júbilo tapatío.
Gol de los locales en el último suspiro del primer tiempo, la algarabía blanquiazul explotó.
Segundo tiempo. El partido equilibrado, los ánimos en la tribuna también se elevaron en una mar de pasiones ante un estadio Cuauhtémoc que tuvo una buena asistencia de más de 27 mil aficionados, en su mayoría, hecha por los rojiblancos que donde quiera que juegue su equipo, ellos nunca los abandonan.
Del silbante Marco Antonio Ortiz Nava, se erigió como el villano favorito de todos, ni poblanos ni tapatíos estuvieron complacidos con su trabajo, irregular, confuso, deficiente.
Anotaciones anuladas, un expulsado por equipo y muchas emociones, que le dieron vida a un Cuauhtémoc que volvió a latir, aunque ese corazón fue drenado en su mayoría, por el torrente sanguíneo rojiblanco.