Con una serpentina inspirada del zurdo Max Fried que se combinó con su extraordinario bullpen, y una ofensiva de tres cuadrangulares, los Bravos de Atlanta blanquearon 7-0 a los Astros de Houston y conquistaron la cuarta Serie Mundial de su historia, la segunda desde que se mudaron al Estado de Georgia, y primera después de 26 años.
Los Bravos silenciaron el Minute Maid de Houston desde el tercer episodio cuando el cubano Jorge Soler descargó cuadrangular de tres carreras por todo el izquierdo contra la serpentina del venezolano Luis García para tomar una delantera que jamás perdieron y enfilarse al triunfo que liquidó la batalla más importante del beisbol en seis partidos.
Y mientras, Fried apagaba por completo a la ofensiva de los Astros, los Bravos se destaparon con otro par de jonrones, para dar el tiro de gracia a los dueños de casa, donde la afición esperaba el milagroso regreso para aspirar a un séptimo partido.
De esa manera, los Bravos dirigidos por Brian Snitker rompieron con una sequía de 26 años sin ganar el Clásico de Otoño. La última vez que lo hicieron fue en 1995 cuando vencieron en seis partidos también a los Indios de Cleveland bajo el mando del maestro Bobby Cox.
Una franquicia que ganó su primer Clásico como Bravos de Boston en 1914 y repitió en 1957 como Bravos de Milwaukee, antes de mudarse a Atlanta en 1966.
Un equipo que primero dejó en el camino a los Cerveceros de Milwaukee, después a los Dodgers de Los Ángeles para avanzar al Clásico donde liquidó a los Astros.
Tampoco México no podía quedar al margen del título, ya que Bobby Magallanes, uno de los asistentes del coach de bateo Kevin Seitzer, fue parte de este campeonato.
Bobby, de ascendencia mexicana, jugó durante muchos años en el beisbol mexicano, y allá por el 2001 vistió la franela de los Pericos de Puebla.
JORGE SOLER COMANDA A LA OFENSIVA Y SE LLEVA EL MVP
Los Bravos tomaron la delantera en el tercer episodio cuando Ozzie Albies, colocado como séptimo en el orden abrió con sencillo, con dos fuera, Eddie Rosario gorreó la base, y en cuenta completa, el cubano Jorge Soler la desapareció del otro lado de la cerca del izquierdo, para poner los cartones 3-0.
Fue el tercer tablazo del cubano, que como primero en el orden abrió el clásico con cuadrangular en el primer juego, y en el cuarto juego como emergente descargó otro estacazo en la octava para consumar el regreso de los Bravos que ganaron 3-2 para tomar ventaja de tres juegos a uno en la serie.
Esos argumentos fueron más que suficientes para que el cubano ganara la distinción de Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
Los Bravos incrementaron su delantera con tres más en la quinta cuando Dansby Swanson se la volvió a sacar al relevista Cristian Javier llevándose por delantera a Albies para poner los cartones 5-0, y después Freddie Freeman atizó doblete remolcador contra Blake Taylor, que mandó a la chocolatera a Jorge Soler.
Y el remate lo dio el mismo Freeman con bombazo entre izquierdo y central contra Stanek en la séptima tanda para poner los cartones definitivos.
MAX FRIED LOS ANIQUILÓ CON GRAN ACTUACIÓN
Entre tanto, el zurdo Max Fried brindaba un recital de pitcheo de cuatro imparables y seis ponches, para colgarle seis argollas a la ofensiva de los Astros, que esta vez ni las manos metieron.
Fried, ganaron de 14 juegos en la campaña regular, trabajó de forma inmaculada, sin regalar boleto, después de escapar de una primera tanda donde los Astros colocaron a los dos primeros bateadores en los senderos y colgó la primera argolla retirando a los tres siguientes enemigos.
Y a partir de la séptima, el alto mando de los Bravos recurrió a dos de sus zurdos fantásticos del bullpen, primero Tyler Matzek, que trabajó dos entradas con un solo imparable y cuatro ponches, y su cerrador Will Smith, que retiró en cuatro enemigos para consumar la obra.
Así, los Bravos, el equipo que registró el récord más bajo (88-73) entre los que avanzaron a la temporada, incluyendo a las escuadras que jugaron el choque de comodines en ambas ligas, terminó embalándose a la hora buena, para a base de un extraordinario pitcheo y un bateo efectivo, conquistar el Clásico de Otoño.
Lo dicho: pitcheo mata bateo.
