Solidez defensiva y claridad en la idea de juego presumió La Manada el viernes en el puerto, logrando su segunda victoria en fila de la campaña para quedar de nueve a 11 puntos de distancia de la salvación.
En el Luis “Pirata” Fuente, Lobos resolvió los momentos de apremio en su área y se las ingenió para generar peligro, aún sin dominar la posesión del esférico.
El plan en Veracruz pasaba por jugar con la desesperación, el ansia o la animosidad de los escualos en aras de ganar el compromiso sí o sí. La victoria, en caso de lograrla, le hubiese permitido a los Tiburones recortarles distancia a los licántropos dentro de la porcentual.
Sin embargo, La Manada no lo permitió y ganó el juego cediéndole la pelota al adversario para cazarlo por medio de un error.
En los primeros 45 minutos, el plan funcionó y el equipo de Juan Francisco Palencia gozó de opciones con un Yago César da Silva más asentado al futbol mexicano y causándole incesantes estragos al costado izquierdo del enemigo.
Pero a pesar de los latigazos, el gol no llegó.
En el complemento, Veracruz ajustó y monopolizando el balón le negó los desdoblamientos a Lobos.
Los jarochos crecían y jugaban cada vez más en el área del adversario, pero no daban la sensación de generar real espanto.
Siboldi tiró de Colin Kazim-Richards en busca de claridad en el último trecho de la cancha; sin embargo, el turco –como sucedió en su momento en Lobos- careció de frialdad a la hora cero.
Sorteado el “temporal”, La Manada creó una bella jugada colectiva desde el mediocampo con Esquivel abriendo por izquierda la pelota a Rabello, éste tocando de primera intención a Leo Ramos y “El Tanque” rematando el centro como venía para detonar las redes jarochas.
Lobos ganó porque entendió el partido, presumió de efectividad y corrió para atacar o defender junto.