A La Cenicienta llamada Puebla la ha alcanzado la medianoche después de un torneo donde cabalgó en carroza de lujo y terminó sobre una carreta convirtiéndose en calabaza tras caer 2-1 en Mazatlán. El resultado casi condena el pase directo a la fiesta grande, pues de arrancar la jornada dependiendo de sí…
Y es que ahora necesita de la derrota de Atlas. El pase se define para el azul y blanco este sábado, pidiéndole a Tigres le eche la mano.
El buque angelopolitano hizo un Titanic en el Pacífico tras los goles de Oswaldo Alanís de cabeza y Marco Fabián desde los 11 pasos en la reanudación tras un primer tiempo donde Mazatlán dominó, pero le faltó marcar la diferencia en el marcador.
La Franja en “El Kraken” no anduvo, al igual y como sucedió en toda la segunda mitad de la competencia. Si no perdió por más goles simplemente fue porque Antony Silva salió a cortar a tiempo un servicio venenoso en dirección a Marco Fabián o porque Diego de Buen sobre la línea de gol con el muslo salvó el gol a contrarremate de Fabián, el más peligroso del cuadro local en los primeros 45 minutos.
Del otro costado de la cancha, poco o mejor dicho nada. Apenas un disparo de Fernando Aristeguieta desviado a tiro de esquina por Vikonis, tras aquello el azul y blanco prácticamente no existió.
Sí, dio la impresión Puebla llegó al Pacífico sintiéndose calificado cuando debía de hacer más o correr riesgos.
Pero tal vez la falta de Federico Mancuello en la cancha o de Juan Pablo Segovia o Emanuel Gularte atrás pusieron nervioso al blanquiazul porque se notaba frágil al equipo, falto de confianza como si la experiencia acumulada en los últimos torneos para encarar este tipo de partidos no sirviera de mucho.
Los cambios o por lo menos la corrección desde la pizarra de Larcamón lucía lógica en el entretiempo. Pero todo lo hablado durante el descanso se fue al carajo cuando Oswaldo Alanís mandó a guardar de cabeza un servicio a tiro de esquina para darle la ventaja a Mazatlán; las alertas ahora sí sonaban en La Franja porque el agua ya había llegado a la sala de máquinas.
Luego Aristeguieta tuvo el parche en la otra área para evitar el naufragio. No obstante, perdonó y más tarde se acabó de vestir de villano cuando metió la mano tras un remate mazatleco que necesitó del VAR para decretar penal a favor del conjunto local.
Marco Fabián pidió entonces el esférico, preparó, apuntó y sentenció desde los 11 pasos para acabar de torpedear a La Franja, que muchos dirán se hundió en el Pacífico cuando en realidad lo comenzó a hacer desde aquella ventaja perdida de 2-0 con Santos en el estadio Cuauhtémoc.
Aún así Puebla se aferró y sobre el final con un penal el recién ingresado Pablo Parra descontó para ponerle dramatismo al asunto o para que se dijera, “lo intentamos hasta el final”.
Sí, Puebla está con la repesca asegurada, pero con un mal sabor de boca y muchas dudas. Una campaña de dulce se tornó amarga; aunque aparezcan voces diciendo que “para eso alcanzaba o el objetivo de no pagar la multa se cumplió con creces”.
Pero este equipo pasó todo el torneo en zona buena y a la hora cero dio la impresión de que le temblaron las piernas.
