/ viernes 16 de junio de 2023

¡De manteles largos! El 'Nido Verde' celebra medio siglo

Hoy con todo orgullo se puede decir que el estadio Hermanos Serdán es uno de los más hermosos de la pelota mexicana

Cuatro juegos sin hit ni carrera -uno de ellos lanzado por Pablo Gutiérrez Delfín en la Liga Nacional (ANABE)-, un juego perfecto, tres coronaciones y el paso de cuatro equipos con nombres diferentes, son los que ha visto pasar por su diamante a lo largo de 50 años, el parque Hermanos Serdán, que fue inaugurado una fecha como hoy de 1973.

Sí, un 16 de junio de 1973, el parque Hermanos Serdán fue inaugurado por el gobernador de aquel entonces, Guillermo Morales Blumenkron, quien además lanzó la primera bola, para que momentos después en punto de las 14.00 horas de aquella tarde de sábado se escuchara por primera vez la voz de playball, en el duelo que los Pericos ganaron 6-0 a los Piratas de Sabinas con serpentina de Arnulfo Adame y con Teolindo Acosta, pasando a la inmortalidad al conectar el primer imparable del nuevo escenario.

Tiempo después, el mismo pelotero venezolano, reivindicó su grandeza, al conectar el primer cuadrangular, también en la historia, y sin ser él, un jonronero nato.

Hoy, 50 años después, el Hermanos Serdán luce mejor que nunca. Mucho mejor que aquella fecha, cuando sin todavía estar terminado en su totalidad, sin alumbrado todavía, y con muchas grietas, fue inaugurado de manera precipitada, según relatando las críticas de aquellos tiempos.

“Puebla contaba entonces con cerca de 500 mil habitantes; en la zona de los estadios apenas se construía la colonia Maravillas y se ubicaban las gaseras; hacia el Sur apenas pasaba de la 31 Poniente; al Oriente hasta la zona Militar y al Poniente a la Colonia Libertad”, recuerda el historiador Jorge Zamora.

Y apenas en Puebla se había colocado días antes, el primer semáforo en la 7 Sur y 43 Poniente.

Un nuevo estado

Ya con un Zaragoza entrado en años, albergando futbol y beisbol a la par, había la necesidad de construir un escenario para el beisbol.

Puebla había regresado al beisbol en 1972 como franquicia de expansión y su retorno se condiciona a la construcción de una nueva casa.

Así fue como ese mismo año se colocó la primera piedra, y al siguiente abría sus puertas para jugar una sola serie de tres juegos, entre sábado y domingo.

Pero al estadio le faltaba el alumbrado y en la inauguración había mostrado que aún tenía detalles por rematar. Foto: Archivo | El Sol de Puebla

Pero al estadio le faltaba el alumbrado y en la inauguración había mostrado que aún tenía detalles por rematar. Y ese escenario construido para poco más de 8 mil aficionados, todos sentados y distribuidos en localidades central, preferente y general, tuvo que cerrar sus puertas para dejarlo listo.

Los Pericos regresan entonces al Zaragoza, y fue hasta 1975 cuando ya con alumbrado, patrocinado por don Alejo Peralta, los Pericos volvieron al nido. Fue su último año bajo ese nombre, porque los dueños de la franquicia, William Budib, Emilio Tame y Rafael Moreno Valle la vendieron a Jaime Pérez Avella, quien al año siguiente los transformó en Ángeles.

A partir de ahí aparecieron los primeros éxitos. Llegó el título del 79, la huelga del 80 que paralizó al beisbol, y el regreso en 1985 para ver coronar a los Ángeles Negros.

Otra vez en el 87 se quedó sin beisbol, pero al regreso en el 93, la nueva directiva colocó las gradas en la zona de los jardines, a quienes años más tarde en la época actual con Moreno valle y Gerardo Benavides, se le colocaron butacas, para comodidad de los aficionados que gustan ir a la zona de los Bleachers.

Así, el escenario creció a más de 10 mil espectadores. Y ese mismo, que muchos años fue un elefante blanco, a partir de 2002 con la salida de los Tigres de la capital, albergó a dos equipos durante cinco años, viendo coronarse a los felinos en el 2005 con puros mexicanos.

En los 80 vio su primer sin hit ni carrera en la Liga Nacional lanzado por Pablo Gutiérrez Delfín, y en Liga Mexicana hasta 1995 con John Henry; le siguió el de Jesús Olague en 2002, el perfecto de cinco entradas de Pascual Coco en 2006 y el más reciente que lanzó hace unos días contra Oaxaca a seis entradas, Yoimer Camacho.

Para el estadio hubo muchas manos de gato; muchas veces quedó como elefante blanco, pero desde el regreso en el año 2000 de los Pericos ha tenido beisbol hasta el día de hoy, en una etapa exitosa con los Pericos llegando a cuatro finales.

En ese lapso vino la remodelación en 2015 y el gran estreno en 2016, que se adereza con el título de los Pericos, que al año siguiente repitieron en la final, pero fallaron en casa ante los Toros de Tijuana, el único visitante que se ha coronado en ese diamante.

Hoy, con la nueva directiva luce mejor que nunca, con impresionantes pantallas, con zonas de confort para disfrutar el beisbol, y el alumbrado, que siempre fue el talón de Aquiles, hoy es uno de los más espectaculares de toda la liga.

Sí, ese estadio que gestionaron William Budib, Emilio Tame, y don Enrique Montero, a principios de los 70 y que fue construido por el arquitecto Guillermo Bianchini a réplica pequeña del Dodgers Stadium, hoy con todo orgullo, se puede decir que es uno de los estadios más hermosos de la pelota mexicana.

¡Felices 50, amado estadio!

Cuatro juegos sin hit ni carrera -uno de ellos lanzado por Pablo Gutiérrez Delfín en la Liga Nacional (ANABE)-, un juego perfecto, tres coronaciones y el paso de cuatro equipos con nombres diferentes, son los que ha visto pasar por su diamante a lo largo de 50 años, el parque Hermanos Serdán, que fue inaugurado una fecha como hoy de 1973.

Sí, un 16 de junio de 1973, el parque Hermanos Serdán fue inaugurado por el gobernador de aquel entonces, Guillermo Morales Blumenkron, quien además lanzó la primera bola, para que momentos después en punto de las 14.00 horas de aquella tarde de sábado se escuchara por primera vez la voz de playball, en el duelo que los Pericos ganaron 6-0 a los Piratas de Sabinas con serpentina de Arnulfo Adame y con Teolindo Acosta, pasando a la inmortalidad al conectar el primer imparable del nuevo escenario.

Tiempo después, el mismo pelotero venezolano, reivindicó su grandeza, al conectar el primer cuadrangular, también en la historia, y sin ser él, un jonronero nato.

Hoy, 50 años después, el Hermanos Serdán luce mejor que nunca. Mucho mejor que aquella fecha, cuando sin todavía estar terminado en su totalidad, sin alumbrado todavía, y con muchas grietas, fue inaugurado de manera precipitada, según relatando las críticas de aquellos tiempos.

“Puebla contaba entonces con cerca de 500 mil habitantes; en la zona de los estadios apenas se construía la colonia Maravillas y se ubicaban las gaseras; hacia el Sur apenas pasaba de la 31 Poniente; al Oriente hasta la zona Militar y al Poniente a la Colonia Libertad”, recuerda el historiador Jorge Zamora.

Y apenas en Puebla se había colocado días antes, el primer semáforo en la 7 Sur y 43 Poniente.

Un nuevo estado

Ya con un Zaragoza entrado en años, albergando futbol y beisbol a la par, había la necesidad de construir un escenario para el beisbol.

Puebla había regresado al beisbol en 1972 como franquicia de expansión y su retorno se condiciona a la construcción de una nueva casa.

Así fue como ese mismo año se colocó la primera piedra, y al siguiente abría sus puertas para jugar una sola serie de tres juegos, entre sábado y domingo.

Pero al estadio le faltaba el alumbrado y en la inauguración había mostrado que aún tenía detalles por rematar. Foto: Archivo | El Sol de Puebla

Pero al estadio le faltaba el alumbrado y en la inauguración había mostrado que aún tenía detalles por rematar. Y ese escenario construido para poco más de 8 mil aficionados, todos sentados y distribuidos en localidades central, preferente y general, tuvo que cerrar sus puertas para dejarlo listo.

Los Pericos regresan entonces al Zaragoza, y fue hasta 1975 cuando ya con alumbrado, patrocinado por don Alejo Peralta, los Pericos volvieron al nido. Fue su último año bajo ese nombre, porque los dueños de la franquicia, William Budib, Emilio Tame y Rafael Moreno Valle la vendieron a Jaime Pérez Avella, quien al año siguiente los transformó en Ángeles.

A partir de ahí aparecieron los primeros éxitos. Llegó el título del 79, la huelga del 80 que paralizó al beisbol, y el regreso en 1985 para ver coronar a los Ángeles Negros.

Otra vez en el 87 se quedó sin beisbol, pero al regreso en el 93, la nueva directiva colocó las gradas en la zona de los jardines, a quienes años más tarde en la época actual con Moreno valle y Gerardo Benavides, se le colocaron butacas, para comodidad de los aficionados que gustan ir a la zona de los Bleachers.

Así, el escenario creció a más de 10 mil espectadores. Y ese mismo, que muchos años fue un elefante blanco, a partir de 2002 con la salida de los Tigres de la capital, albergó a dos equipos durante cinco años, viendo coronarse a los felinos en el 2005 con puros mexicanos.

En los 80 vio su primer sin hit ni carrera en la Liga Nacional lanzado por Pablo Gutiérrez Delfín, y en Liga Mexicana hasta 1995 con John Henry; le siguió el de Jesús Olague en 2002, el perfecto de cinco entradas de Pascual Coco en 2006 y el más reciente que lanzó hace unos días contra Oaxaca a seis entradas, Yoimer Camacho.

Para el estadio hubo muchas manos de gato; muchas veces quedó como elefante blanco, pero desde el regreso en el año 2000 de los Pericos ha tenido beisbol hasta el día de hoy, en una etapa exitosa con los Pericos llegando a cuatro finales.

En ese lapso vino la remodelación en 2015 y el gran estreno en 2016, que se adereza con el título de los Pericos, que al año siguiente repitieron en la final, pero fallaron en casa ante los Toros de Tijuana, el único visitante que se ha coronado en ese diamante.

Hoy, con la nueva directiva luce mejor que nunca, con impresionantes pantallas, con zonas de confort para disfrutar el beisbol, y el alumbrado, que siempre fue el talón de Aquiles, hoy es uno de los más espectaculares de toda la liga.

Sí, ese estadio que gestionaron William Budib, Emilio Tame, y don Enrique Montero, a principios de los 70 y que fue construido por el arquitecto Guillermo Bianchini a réplica pequeña del Dodgers Stadium, hoy con todo orgullo, se puede decir que es uno de los estadios más hermosos de la pelota mexicana.

¡Felices 50, amado estadio!

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