“Candil de la calle, oscuridad de su casa”, reza el refrán. Pero en el caso de La Franja Femenil aplica al revés, pues el conjunto blanquiazul es uno por la ruta y otro en el Cuauhtémoc, donde en los últimos tres partidos ha edificado un feudo ya sea ante San Luis, Tijuana o América.
Y es que el domingo, en el duelo pendiente de la jornada ocho, tumbaron a una de las favoritas de la competencia con gol de Rebeca Villuendas para seguir perfectas en casa desde hace tres compromisos. Las poblanas se engancharon de nuevo al torneo y ahora tras alimentar el ego gracias a América van por las campeonas Chivas la próxima semana, también en el estadio Cuauhtémoc.
El reto es mayúsculo cuando hasta ahora en la presente justa nunca encadenaron éxitos y mucho menos derrotaron a Chivas en ningún de los cruces directos.
Pero tiempo al tiempo y primero lo primero, pues el domingo pudieron ante unas azulcremas persiguiendo en la clasificación el subliderato de la competencia.
Las Águilas tal vez pensaban se toparían en Puebla al mismo equipo frágil de las citas más recientes contra La Franja. En cambio, hallaron a unas poblanas con ganas de faltarle el respeto al rival, asfixiantes en la salida y finas para mandar a guardar la única clara para ellas en el encuentro.
Aunque América antes del tanto de Rebeca Villuendas la presumió en los botines de la siempre peligrosa Alison “Aligol” González.
Pero la “10” terminó sorprendida cuando un rebote concebido por la arquera Karla Morales le cayó de primeras a sus pies para rematarlo a como diera lugar, la intención era la de mandarlo a guardar. Sin embargo, el intento terminó en “peluche” y en las manos de la portera poblana.
La Franja tras aquello ganó en confianza y salió a buscar en la salida a las Águilas, siempre gustosas de ir jugando desde abajo, pero nunca contaron con el hambre de Villuendas, presta para robar y luego fina para castigar ante la sorpresa de la visita.
Las Águilas no iban a permitir les faltaran el respeto así. Aunque en toda construcción al frente se topaban con el dos contra uno o el tres contra uno de las blanquiazules, bien disciplinadas para defender y atacar.
El blanquiazul le puso oficio en el complemento, regaló gran trecho del campo al visitante y tentó al América, que se creció y tocó la puerta, pero le faltó fuerza para tumbar a la última línea de defensa del adversario.
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