A seis meses del arranque del Mundial de Rusia, el evento deportivo por antonomasia del 2018, Puebla vivía el idilio de presumir a dos equipos en Primera División.
Mientras La Franja comenzaba el año con la ilusión de volver a los primeros planos del futbol mexicano, Lobos soñaba con quedarse en Primera División e inclusive se daba el lujo de pensar en la liguilla en el Clausura 2018.
En el campamento universitario se desbordaba optimismo al necesitar 17 puntos para asegurar la permanencia en la máxima categoría, luego de lograr 23 unidades un semestre atrás para darse el lujo de dejar a los Tiburones Rojos del Veracruz en el fondo de la tabla de los cocientes.
La Franja, en cambio, afrontaba el torneo con la idea de lograr la revancha tras mirar desde lejos la liguilla en el Apertura 2017.
Pero en territorio blanquiazul, la ilusión de volver por la puerta grande en el balompié nacional se alimentó y a lo grande cuando arrancaron el torneo derrotando a los poderosos Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) en la fecha uno por marcador de 2-1.
Puebla, a pesar de caer una fecha más tarde con Monarcas por la mínima en el Morelos, se exhibiría una vez más en casa levantando los brazos 2-0 contra Veracruz. Pero la irregularidad los haría presa perdiendo de nuevo como visitante, ahora contra Xolos por tanteador de 2-0.
Los lobeznos, por su parte, generaban dudas cayendo 4-2 con Santos en Torreón. Aquel traspié en La Comarca Lagunera se volvería un vaticinio del descenso de La Manada cuatro meses más tarde, pero también del gran torneo albiverde, a la postre campeón del Clausura.
Rafael Puente y su equipo sumarían dos descalabros más en enero, perdiendo 2-0 contra los Gallos Blancos del Querétaro durante la presentación en casa y luego ante los Tuzos del Pachuca en La Bella Airosa por pizarra de 3-1. En ambos juegos, Lobos careció de volumen de juego ofensivo; además, acentuó los problemas defensivos mostrados en el Apertura 2017.
La mala racha de los licántropos en los amaneceres de la justa culminó con el empate a dos con Pumas en la fecha cuatro en el Universitario.
Aunque dicha igualada presumió de sabor a derrota, pues a los 73 minutos, Marcelo Díaz igualó los cartones a través de un tiro libre directo, superando a la barrera y dejando congelado al cancerbero Jorge Villalpando. Lobos apenas sumaba un punto de 12 en el primer mes de la competencia.
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Vuelve Federer a lo más alto en Australia
El primer Grand Slam del año, el Abierto de Australia, atestiguaba el retorno a la cima del tenis del suizo Roger Federer.
El entonces número dos del deporte blanco vencía en la final al croata Marin Čilić, quien en la ronda de cuartos había despachado al número uno, el español Rafael Nadal.
Federer alargaba su buen momento en los amaneceres del año y apuntaba a tumbar de la posición de privilegio a Nadal.
En la rama femenil, la danesa Caroline Wozniacki se quedaba con todos los honores derrotando a la rumana y número uno, Simona Halep.
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Patriotas y Águilas alcanzaban el SB LII
Tom Brady y los Patriotas de Nueva Inglaterra se convertían en los campeones de la Conferencia Americana (AFC por sus siglas en inglés) y se hacían del pase al Super Bowl LII, al derrotar en la final de la AFC a los Jaguares de Jacksonville 24-20.
Brady enfrentaría en el “juego grande” a las Águilas de Filadelfia, monarcas de la Conferencia Nacional (NFC). Filadelfia conquistaba su pase al superar 38-7 a los Vikingos de Minnesota en el duelo por el campeonato de la NFC.
Filadelfia trataría de hacer “la chiquita” sin su mariscal titular, Carson Wentz, apostándole a todo o nada a su sustituto Nick Foles.
