/ lunes 22 de abril de 2024

Día de la Madre Tierra: desinterés individual afecta el ecosistema

Investigadores advierten que en el estado hay uso desigual del agua, la atmósfera permanece contaminada y superficie forestal disminuye.

La ausencia de políticas públicas integrales que prioricen la educación ambiental, así como la escasa gestión de los recursos naturales, ha generado indiferencia en la sociedad y ha provocado que la acción climática sea insuficiente para aminorar la crisis ecológica que enfrenta Puebla y que amenaza la salud de la población, la conservación de sus ecosistemas y la subsistencia de los pueblos, coincidieron expertos.

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En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, Francisco Javier Sánchez Ruiz, investigador de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), evalúa que en la entidad prevalece un uso inequitativo del agua, la atmósfera permanece contaminada y la superficie forestal disminuye.

Verónica Mastretta Guzmán, ambientalista, fundadora de la organización Puebla Verde y consejera de la asociación civil Dale la Cara al Atoyac, califica como desordenada e ineficiente la gestión de los recursos hídricos en México, lo cual consecuentemente genera desigualdad y crisis por el acceso al agua en la entidad poblana y, especialmente, en su capital.

Ambos especialistas consideran que si bien el desinterés individual por el cuidado ambiental impacta negativamente en la preservación de los recursos naturales, subrayan que el Estado es responsable de generar políticas públicas dedicadas a promover la educación ecológica, así como garantizar el cumplimiento de la normatividad en la materia.

En esa dirección, Sánchez Ruiz y Mastretta Guzmán proponen una serie de acciones que implícitamente demandan la participación activa de la sociedad y los tres órdenes de gobierno, esto con la finalidad de incentivar la urgente necesidad de cambio en el consumo y gestión de los recursos naturales en el estado.

Desigualdad en suministro de agua

De acuerdo con Sánchez Ruiz, quien ostenta un doctorado en Ingeniería Química por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), la desigualdad hídrica en Puebla es una de las principales amenazas para el suministro justo de agua para la población.

Según el especialista, en la capital del estado, que es la región con mayor densidad poblacional de la entidad, la brecha de accesibilidad al recurso hídrico se acentúa en las colonias y juntas auxiliares con mayor índice de marginación y bajos niveles de plusvalía.

Desde su perspectiva, el uso indebido del agua no tiene una sola causa, sino que combina una serie de factores sociales, educativos y gubernamentales. No obstante, apunta que la falta de sensibilización y enseñanza sobre el cuidado del líquido es el más importante de todos.

A pesar de que existen comunidades al interior de la ciudad que carecen de un suministro constante de agua potable, así como de una conexión al drenaje local, muchos habitantes del mismo municipio ignoran estas necesidades y hacen mal uso del recurso hídrico que tienen a su disposición de forma ininterrumpida, resalta el experto. Esto provoca que dichas personas no hagan caso de la crisis ecológica y contaminen de forma desmedida, subraya el doctor.

Sánchez Ruiz explica que la indiferencia de la población, especialmente de quienes habitan en las zonas donde se concentra mayor riqueza económica, se origina en la apatía y la falta de sensibilización sobre la problemática ambiental que afecta los ecosistemas.

Verónica Mastretta Guzmán califica como desordenada e ineficiente la gestión de los recursos hídricos en México. Foto: Archivo El Sol de Puebla


Como en ciertas colonias del área metropolitana que se caracterizan por tener alta plusvalía inmobiliaria los recursos hídricos son prácticamente ilimitados, debido a que las decisiones de infraestructura pública priorizan los territorios con “mayor desarrollo urbano” y ofrecen mejores servicios a estos lugares, muchos habitantes de estos sectores asumen que nunca enfrentarán la escasez del recurso hídrico, por lo cual evitan muchas veces su cuidado.

Como no hemos llegado a un punto donde tengamos carencias de los servicios que vemos como algo común, por ejemplo, pongamos el ejemplo del agua, mientras la colonia no tenga carencia, una persona no se pone a pensar si realmente requiere cuidar el agua. O sea, ellos hacen su vida de manera muy cotidiana, y esto lo vemos en las zonas de alta plusvalía afirma.

Y aunque en las zonas con mayor rezago suelen acentuarse las problemáticas de acceso al agua potable, quienes ahí habitan también inciden algunas veces en el desperdicio del líquido. Es decir, si bien la infraestructura en estas zonas de la ciudad es ineficiente y la disponibilidad suele ser intermitente, hay ocasiones en las que se utiliza de forma incorrecta el agua.

Esto se debe a que en ambas realidades desiguales predomina la falta de educación ambiental, que es una responsabilidad, tanto del Estado mexicano como del poblano, subraya el investigador de la UPAEP, quien enfatiza que en la capital del estado se desperdicia hasta 70 por ciento del agua potable distribuida en el municipio.

“En los últimos meses se ha tenido un desperdicio casi del 70 por ciento del líquido en Puebla. ¿Cómo se mide este desperdicio? Pues en las plantas de tratamiento hemos visto que las aguas residuales llegan en un caudal de agua grises, pero con baja carga orgánica. Esto significa que la gente está abriendo la llave de manera desmedida sin tener el cuidado para preservar este líquido. Esto lo hemos visto en los últimos dos meses, cuando comenzó la temporada de calor”, sostiene el catedrático.

Indiferencia es causada por desgobierno

Al respecto, Mastretta Guzmán considera que, si bien el desinterés individual de las personas agudiza la crisis ecológica que vive el planeta, esto es síntoma de la exigua regulación de los recursos naturales del país, pues tanto en Puebla como en México prevalece un abuso del agua, entre otras problemáticas.

La activista considera que en México predomina “un desgobierno en temas hídricos”, es decir, la regulación en torno al cuidado, extracción, aprovechamiento y distribución del agua es ineficiente y desigual.

Según Mastretta Guzmán, en nuestro país existe uno de los marcos normativos más actualizados en materia de agua, que incluso reconoce la necesidad hídrica como un asunto de seguridad nacional. Sin embargo, esto no se refleja en la asignación de presupuesto ni en la coordinación con gobiernos locales, donde la mayoría de problemáticas ocurre.

“Como nación hemos generado un marco normativo que en la práctica no se está cumpliendo. O sea, vemos muy buenas leyes, pero a la hora de que volteas a ver la cuenca, por ejemplo, del Atoyac, que es donde están Puebla capital y 22 municipios, pues el río sigue siendo altamente tóxico”, opina.

En Puebla la sobreexplotación de los mantos acuíferos se relaciona con la ausencia de planes de manejo ecológico con visión de cuenca. Esto quiere decir que el ordenamiento ambiental es diferente para cada estado, incluso para cada municipio, independientemente de que los ecosistemas y los acuíferos no distinguen división política.

Mastretta Guzmán asegura que el desgobierno que se vive en el manejo de los recursos ocasiona la degradación de bosques, que son las principales fuentes de recarga de los acuíferos, lo que consecuentemente amenaza la subsistencia de los ecosistemas locales.

Deuda con educación ambiental

En ese sentido, la ambientalista sostiene que la educación es un derecho constitucional y una deuda histórica con la naturaleza y los pueblos, sin embargo, el Estado se limita a la enseñanza básica curricular y discrimina el aprendizaje ecológico, cuando este tipo de conocimientos deben ser obligatorios en todos los niveles académicos.

Desde su perspectiva, los tres niveles de gobierno poseen una infraestructura mediática masiva que puede utilizarse para el beneficio ambiental.

Según la experta, la indiferencia de la sociedad debe combatirse con aprendizaje fundamentado sobre el entorno, algo que sólo puede lograrse mediante políticas públicas integrales.

Expone que una persona que regularmente contamina de forma irresponsable lo hace porque no cuenta con las herramientas cognitivas necesarias para cuantificar las consecuencias de sus actos. Sin embargo, cuando dicha persona obtiene los conocimientos sobre ello, las probabilidades de que impacte negativamente al ambiente de forma indiscriminada se vuelven mínimas.

Además, señala que la educación ecológica temprana impacta en diferentes áreas, pues, cuando se construye una sociedad informada, la conciencia se propaga.

“Vamos muy tarde (...) Tiene que haber todo un abordaje de educación cívica mediante los programas de comunicación social que manejan los estados, que actualmente se vuelven medios publicitarios de gobiernos, para decir sus nombres o sus siglas. Deben hacer anuncios que sean trascendentes y usar los poderosos presupuestos de comunicación social que tienen los gobiernos para realmente dar información útil al ciudadano. Efectivamente, es difícil, para un ciudadano, saber qué hacer, pero si tu estado o tu municipio te dicen, ‘no uses limpiadores de alta toxicidad, no uses jabones fosfatados, etcétera (...) si no nos lo dicen es difícil que sepamos qué hacer”, señala.

Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Contaminación atmosférica

Otra de las principales problemáticas ecológicas que enfrenta Puebla, y que es impulsada por la falta de conciencia ambiental y la ausencia de decisiones políticas, es la contaminación atmosférica, que es el principal generador de las islas de calor, es decir, puntos geográficos donde se experimentan altas temperaturas debido a la falta de vegetación, entre otros factores.

Sánchez Ruiz expone que la indiferencia de la población respecto al uso de vehículos no motorizados en transporte público impacta negativamente en la calidad del aire, lo que eventualmente desencadena enfermedades y daños en la naturaleza.

El investigador de UPAEP asegura que el Estado no ha sido capaz de generar conciencia sobre los daños del uso del automóvil a gran escala. Por el contrario, se ha reforzado la infraestructura para las unidades motorizadas y a los servicios de transporte, cuya huella ecológica es menor, se les resta presupuesto y atención.

Desde su perspectiva, la movilidad colectiva en Puebla es “ineficiente”, pues, además de que los trayectos no son suficientes, las unidades utilizadas para este servicio se encuentran, en su mayoría, obsoletas, ocasionando que la contaminación sea mayor.

Por otra parte, el catedrático subraya que en Puebla existe una nula cultura sobre la separación de residuos ni tampoco sobre los daños que produce desechar basura al entorno sin un tratamiento adecuado.

De acuerdo con datos obtenidos por el especialista a partir de modelos matemáticos, en la ciudad de Puebla se estima que una familia de al menos cuatro integrantes produce hasta 40 kilos de basura todos los días. Esto representa un incremento de 400 por ciento, en comparación con una década atrás.

Sobre este tema, el profesor señala que, si bien se han implementado múltiples campañas de concientización sobre la separación de basura, las estrategias no han funcionado debido a que no se asignan los recursos necesarios ni tampoco se ejecutan planes funcionales.

Deforestación

La pérdida de superficie forestal en Puebla, que según Global Forest Watch (GFW) ha sido de casi siete por ciento de 2012 a 2022, es uno de los obstáculos más grandes que enfrenta el estado actualmente, debido a que ello desencadena otros desafíos, como el aumento de temperatura, la alteración de los ciclos de precipitaciones y la disponibilidad de agua, destaca Sánchez Ruiz.

El académico enfatiza que la contaminación antropogénica, es decir, las acciones desencadenadas por la humanidad de forma indiscriminada, ocasiona el deterioro forestal.

Además del abuso de los recursos naturales, el investigador subraya que la introducción de especies invasoras, tanto en los bosques como en los ecosistemas urbanos, afecta de forma masiva la conservación de dichos espacios.

El desconocimiento, de nueva cuenta, es lo que impulsa la proliferación de especies invasoras, que van desde la flora hasta la fauna. Según el especialista, la introducción de organismos ajenos a los ecosistemas nativos provoca la propagación de enfermedades, etcétera.

Sánchez Ruiz expone que la normatividad fitosanitaria requiere fortalecerse en Puebla, en especial su vigilancia, pues destaca que muchas de las plagas que afectan la flora y fauna local ingresan de forma libre al estado. Por si esto fuera poco, una vez que las especies se encuentran enfermas, no siempre se provee de atención especializada a los ejemplares, lo que eventualmente ocasiona la propagación de las enfermedades.

Propuestas: Fábricas de agua

Mastretta Guzmán expone que la brecha de accesibilidad al agua, así como el deterioro de las cuencas hidrológicas, puede atenderse mediante el buen manejo de los recursos naturales. Por ese motivo, la ambientalista propone la ejecución de un programa basado en el cuidado de las “fábricas de agua”, que se refiere a la preservación de puntos de recarga a las cuencas.

La también escritora asegura que esta técnica, que ha sido comprobada en el municipio de Ayotoxco de Guerrero, implica la oportunidad de cuidar del ambiente y garantizar una fuente hídrica sostenible al mismo tiempo.

Las “fábricas de agua”, refiere, son bosques y áreas verdes con relevancia ecosistémica que forman parte de las cuencas hidrográficas del país.

Según Mastretta Guzmán, quien ha acompañado estudios referentes a la búsqueda de agua en espacios vegetativos, todas las regiones del estado cuentan con espacios naturales capaces de infiltrar agua y garantizar el suministro hídrico.

Un ejemplo de estos espacios son las faldas de algunas montañas, como La Malinche, así como los volcanes Iztaccíhuatl y el Citlaltépetl. Además, en entornos urbanos como la ciudad de Puebla, que cuenta con la Laguna de San Baltazar, se pueden generar estos mecanismos de captación de agua.

En ese tenor, la ambientalista propone que, para garantizar un cuidado permanente de estos sitios de recarga, las autoridades locales deben obligar a que un porcentaje de las ganancias que reciben las concesionarias de la extracción y distribución de agua potable sea destinado a proyectos de conservación de bosques y parques con capacidad de infiltración al subsuelo.

Aunado a lo anterior, destaca que una persona influye a gran escala en el cuidado ambiental cuando participa en estrategias articuladas en su comunidad. Dicho de otra manera, una de las formas más efectivas de generar cambios ecológicos positivos es participando en actividades colectivas desde los entornos vecinales.

En la capital del estado la brecha de accesibilidad al recurso hídrico se acentúa en las colonias y juntas auxiliares con mayor índice de marginación y bajos niveles de plusvalía. Foto: Archivo El Sol de Puebla

Iniciativas individuales

Por su parte, Sánchez Ruiz enlista una serie de recomendaciones a escala individual que, tras su aplicación, impactarán de forma masiva en la protección del medio ambiente en Puebla, pues cada una de ellas atiende las demandas más inmediatas del entorno.

En primera instancia, el investigador de la Upaep resalta que la educación ambiental integral debe ser obligatoria para todos los niveles académicos que dependan del Estado, es decir, las instituciones públicas. También refiere que este tipo de conocimientos debe incluirse en la planeación escolar a nivel nacional.

Además, señala que el cuidado de los recursos hídricos es fundamental en la preservación del agua. No desperdiciar el líquido, así como estar atento a fallas en las redes de suministro, son formas ideales de proteger este recurso. Desde planear su uso, hasta reportar posibles fugas, generarán un impacto masivo.

Otra de las propuestas que hace Sánchez Ruiz es la creación de huertos verticales en las azoteas particulares. Desde su perspectiva, esta medida, que consiste en el cuidado de especies de flora nativa y endémica del estado, puede contribuir al mejoramiento de la calidad del aire.

Además, el especialista señala que uno de los factores que más daños provoca al ambiente es la combustión, especialmente la de los vehículos motorizados. El catedrático opina que en Puebla prevalece “un uso desmedido del automóvil”.

Esta condición, dice el experto, es generada por la indiferencia, pero también por la ausencia de medidas de mejoramiento del transporte público y la ampliación de alternativas de movilidad, estas últimas responsabilidades directas del Estado.

Finalmente, el investigador de la Upaep afirma que la población debe involucrarse de forma individual en las estrategias de reforestación. Apunta que la plantación de árboles y otras especies nativas puede hacerse en entornos urbanos, como camellones, patios, acotamientos, etcétera. Para que ello surta efectos es necesario que los gobiernos locales propicien el involucramiento de las personas en este tipo de actividades, además de que otorguen todas las facilidades, inclusive estímulos de índole tributario a quienes participen en este tipo de actos.


La ausencia de políticas públicas integrales que prioricen la educación ambiental, así como la escasa gestión de los recursos naturales, ha generado indiferencia en la sociedad y ha provocado que la acción climática sea insuficiente para aminorar la crisis ecológica que enfrenta Puebla y que amenaza la salud de la población, la conservación de sus ecosistemas y la subsistencia de los pueblos, coincidieron expertos.

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En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, Francisco Javier Sánchez Ruiz, investigador de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), evalúa que en la entidad prevalece un uso inequitativo del agua, la atmósfera permanece contaminada y la superficie forestal disminuye.

Verónica Mastretta Guzmán, ambientalista, fundadora de la organización Puebla Verde y consejera de la asociación civil Dale la Cara al Atoyac, califica como desordenada e ineficiente la gestión de los recursos hídricos en México, lo cual consecuentemente genera desigualdad y crisis por el acceso al agua en la entidad poblana y, especialmente, en su capital.

Ambos especialistas consideran que si bien el desinterés individual por el cuidado ambiental impacta negativamente en la preservación de los recursos naturales, subrayan que el Estado es responsable de generar políticas públicas dedicadas a promover la educación ecológica, así como garantizar el cumplimiento de la normatividad en la materia.

En esa dirección, Sánchez Ruiz y Mastretta Guzmán proponen una serie de acciones que implícitamente demandan la participación activa de la sociedad y los tres órdenes de gobierno, esto con la finalidad de incentivar la urgente necesidad de cambio en el consumo y gestión de los recursos naturales en el estado.

Desigualdad en suministro de agua

De acuerdo con Sánchez Ruiz, quien ostenta un doctorado en Ingeniería Química por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), la desigualdad hídrica en Puebla es una de las principales amenazas para el suministro justo de agua para la población.

Según el especialista, en la capital del estado, que es la región con mayor densidad poblacional de la entidad, la brecha de accesibilidad al recurso hídrico se acentúa en las colonias y juntas auxiliares con mayor índice de marginación y bajos niveles de plusvalía.

Desde su perspectiva, el uso indebido del agua no tiene una sola causa, sino que combina una serie de factores sociales, educativos y gubernamentales. No obstante, apunta que la falta de sensibilización y enseñanza sobre el cuidado del líquido es el más importante de todos.

A pesar de que existen comunidades al interior de la ciudad que carecen de un suministro constante de agua potable, así como de una conexión al drenaje local, muchos habitantes del mismo municipio ignoran estas necesidades y hacen mal uso del recurso hídrico que tienen a su disposición de forma ininterrumpida, resalta el experto. Esto provoca que dichas personas no hagan caso de la crisis ecológica y contaminen de forma desmedida, subraya el doctor.

Sánchez Ruiz explica que la indiferencia de la población, especialmente de quienes habitan en las zonas donde se concentra mayor riqueza económica, se origina en la apatía y la falta de sensibilización sobre la problemática ambiental que afecta los ecosistemas.

Verónica Mastretta Guzmán califica como desordenada e ineficiente la gestión de los recursos hídricos en México. Foto: Archivo El Sol de Puebla


Como en ciertas colonias del área metropolitana que se caracterizan por tener alta plusvalía inmobiliaria los recursos hídricos son prácticamente ilimitados, debido a que las decisiones de infraestructura pública priorizan los territorios con “mayor desarrollo urbano” y ofrecen mejores servicios a estos lugares, muchos habitantes de estos sectores asumen que nunca enfrentarán la escasez del recurso hídrico, por lo cual evitan muchas veces su cuidado.

Como no hemos llegado a un punto donde tengamos carencias de los servicios que vemos como algo común, por ejemplo, pongamos el ejemplo del agua, mientras la colonia no tenga carencia, una persona no se pone a pensar si realmente requiere cuidar el agua. O sea, ellos hacen su vida de manera muy cotidiana, y esto lo vemos en las zonas de alta plusvalía afirma.

Y aunque en las zonas con mayor rezago suelen acentuarse las problemáticas de acceso al agua potable, quienes ahí habitan también inciden algunas veces en el desperdicio del líquido. Es decir, si bien la infraestructura en estas zonas de la ciudad es ineficiente y la disponibilidad suele ser intermitente, hay ocasiones en las que se utiliza de forma incorrecta el agua.

Esto se debe a que en ambas realidades desiguales predomina la falta de educación ambiental, que es una responsabilidad, tanto del Estado mexicano como del poblano, subraya el investigador de la UPAEP, quien enfatiza que en la capital del estado se desperdicia hasta 70 por ciento del agua potable distribuida en el municipio.

“En los últimos meses se ha tenido un desperdicio casi del 70 por ciento del líquido en Puebla. ¿Cómo se mide este desperdicio? Pues en las plantas de tratamiento hemos visto que las aguas residuales llegan en un caudal de agua grises, pero con baja carga orgánica. Esto significa que la gente está abriendo la llave de manera desmedida sin tener el cuidado para preservar este líquido. Esto lo hemos visto en los últimos dos meses, cuando comenzó la temporada de calor”, sostiene el catedrático.

Indiferencia es causada por desgobierno

Al respecto, Mastretta Guzmán considera que, si bien el desinterés individual de las personas agudiza la crisis ecológica que vive el planeta, esto es síntoma de la exigua regulación de los recursos naturales del país, pues tanto en Puebla como en México prevalece un abuso del agua, entre otras problemáticas.

La activista considera que en México predomina “un desgobierno en temas hídricos”, es decir, la regulación en torno al cuidado, extracción, aprovechamiento y distribución del agua es ineficiente y desigual.

Según Mastretta Guzmán, en nuestro país existe uno de los marcos normativos más actualizados en materia de agua, que incluso reconoce la necesidad hídrica como un asunto de seguridad nacional. Sin embargo, esto no se refleja en la asignación de presupuesto ni en la coordinación con gobiernos locales, donde la mayoría de problemáticas ocurre.

“Como nación hemos generado un marco normativo que en la práctica no se está cumpliendo. O sea, vemos muy buenas leyes, pero a la hora de que volteas a ver la cuenca, por ejemplo, del Atoyac, que es donde están Puebla capital y 22 municipios, pues el río sigue siendo altamente tóxico”, opina.

En Puebla la sobreexplotación de los mantos acuíferos se relaciona con la ausencia de planes de manejo ecológico con visión de cuenca. Esto quiere decir que el ordenamiento ambiental es diferente para cada estado, incluso para cada municipio, independientemente de que los ecosistemas y los acuíferos no distinguen división política.

Mastretta Guzmán asegura que el desgobierno que se vive en el manejo de los recursos ocasiona la degradación de bosques, que son las principales fuentes de recarga de los acuíferos, lo que consecuentemente amenaza la subsistencia de los ecosistemas locales.

Deuda con educación ambiental

En ese sentido, la ambientalista sostiene que la educación es un derecho constitucional y una deuda histórica con la naturaleza y los pueblos, sin embargo, el Estado se limita a la enseñanza básica curricular y discrimina el aprendizaje ecológico, cuando este tipo de conocimientos deben ser obligatorios en todos los niveles académicos.

Desde su perspectiva, los tres niveles de gobierno poseen una infraestructura mediática masiva que puede utilizarse para el beneficio ambiental.

Según la experta, la indiferencia de la sociedad debe combatirse con aprendizaje fundamentado sobre el entorno, algo que sólo puede lograrse mediante políticas públicas integrales.

Expone que una persona que regularmente contamina de forma irresponsable lo hace porque no cuenta con las herramientas cognitivas necesarias para cuantificar las consecuencias de sus actos. Sin embargo, cuando dicha persona obtiene los conocimientos sobre ello, las probabilidades de que impacte negativamente al ambiente de forma indiscriminada se vuelven mínimas.

Además, señala que la educación ecológica temprana impacta en diferentes áreas, pues, cuando se construye una sociedad informada, la conciencia se propaga.

“Vamos muy tarde (...) Tiene que haber todo un abordaje de educación cívica mediante los programas de comunicación social que manejan los estados, que actualmente se vuelven medios publicitarios de gobiernos, para decir sus nombres o sus siglas. Deben hacer anuncios que sean trascendentes y usar los poderosos presupuestos de comunicación social que tienen los gobiernos para realmente dar información útil al ciudadano. Efectivamente, es difícil, para un ciudadano, saber qué hacer, pero si tu estado o tu municipio te dicen, ‘no uses limpiadores de alta toxicidad, no uses jabones fosfatados, etcétera (...) si no nos lo dicen es difícil que sepamos qué hacer”, señala.

Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Contaminación atmosférica

Otra de las principales problemáticas ecológicas que enfrenta Puebla, y que es impulsada por la falta de conciencia ambiental y la ausencia de decisiones políticas, es la contaminación atmosférica, que es el principal generador de las islas de calor, es decir, puntos geográficos donde se experimentan altas temperaturas debido a la falta de vegetación, entre otros factores.

Sánchez Ruiz expone que la indiferencia de la población respecto al uso de vehículos no motorizados en transporte público impacta negativamente en la calidad del aire, lo que eventualmente desencadena enfermedades y daños en la naturaleza.

El investigador de UPAEP asegura que el Estado no ha sido capaz de generar conciencia sobre los daños del uso del automóvil a gran escala. Por el contrario, se ha reforzado la infraestructura para las unidades motorizadas y a los servicios de transporte, cuya huella ecológica es menor, se les resta presupuesto y atención.

Desde su perspectiva, la movilidad colectiva en Puebla es “ineficiente”, pues, además de que los trayectos no son suficientes, las unidades utilizadas para este servicio se encuentran, en su mayoría, obsoletas, ocasionando que la contaminación sea mayor.

Por otra parte, el catedrático subraya que en Puebla existe una nula cultura sobre la separación de residuos ni tampoco sobre los daños que produce desechar basura al entorno sin un tratamiento adecuado.

De acuerdo con datos obtenidos por el especialista a partir de modelos matemáticos, en la ciudad de Puebla se estima que una familia de al menos cuatro integrantes produce hasta 40 kilos de basura todos los días. Esto representa un incremento de 400 por ciento, en comparación con una década atrás.

Sobre este tema, el profesor señala que, si bien se han implementado múltiples campañas de concientización sobre la separación de basura, las estrategias no han funcionado debido a que no se asignan los recursos necesarios ni tampoco se ejecutan planes funcionales.

Deforestación

La pérdida de superficie forestal en Puebla, que según Global Forest Watch (GFW) ha sido de casi siete por ciento de 2012 a 2022, es uno de los obstáculos más grandes que enfrenta el estado actualmente, debido a que ello desencadena otros desafíos, como el aumento de temperatura, la alteración de los ciclos de precipitaciones y la disponibilidad de agua, destaca Sánchez Ruiz.

El académico enfatiza que la contaminación antropogénica, es decir, las acciones desencadenadas por la humanidad de forma indiscriminada, ocasiona el deterioro forestal.

Además del abuso de los recursos naturales, el investigador subraya que la introducción de especies invasoras, tanto en los bosques como en los ecosistemas urbanos, afecta de forma masiva la conservación de dichos espacios.

El desconocimiento, de nueva cuenta, es lo que impulsa la proliferación de especies invasoras, que van desde la flora hasta la fauna. Según el especialista, la introducción de organismos ajenos a los ecosistemas nativos provoca la propagación de enfermedades, etcétera.

Sánchez Ruiz expone que la normatividad fitosanitaria requiere fortalecerse en Puebla, en especial su vigilancia, pues destaca que muchas de las plagas que afectan la flora y fauna local ingresan de forma libre al estado. Por si esto fuera poco, una vez que las especies se encuentran enfermas, no siempre se provee de atención especializada a los ejemplares, lo que eventualmente ocasiona la propagación de las enfermedades.

Propuestas: Fábricas de agua

Mastretta Guzmán expone que la brecha de accesibilidad al agua, así como el deterioro de las cuencas hidrológicas, puede atenderse mediante el buen manejo de los recursos naturales. Por ese motivo, la ambientalista propone la ejecución de un programa basado en el cuidado de las “fábricas de agua”, que se refiere a la preservación de puntos de recarga a las cuencas.

La también escritora asegura que esta técnica, que ha sido comprobada en el municipio de Ayotoxco de Guerrero, implica la oportunidad de cuidar del ambiente y garantizar una fuente hídrica sostenible al mismo tiempo.

Las “fábricas de agua”, refiere, son bosques y áreas verdes con relevancia ecosistémica que forman parte de las cuencas hidrográficas del país.

Según Mastretta Guzmán, quien ha acompañado estudios referentes a la búsqueda de agua en espacios vegetativos, todas las regiones del estado cuentan con espacios naturales capaces de infiltrar agua y garantizar el suministro hídrico.

Un ejemplo de estos espacios son las faldas de algunas montañas, como La Malinche, así como los volcanes Iztaccíhuatl y el Citlaltépetl. Además, en entornos urbanos como la ciudad de Puebla, que cuenta con la Laguna de San Baltazar, se pueden generar estos mecanismos de captación de agua.

En ese tenor, la ambientalista propone que, para garantizar un cuidado permanente de estos sitios de recarga, las autoridades locales deben obligar a que un porcentaje de las ganancias que reciben las concesionarias de la extracción y distribución de agua potable sea destinado a proyectos de conservación de bosques y parques con capacidad de infiltración al subsuelo.

Aunado a lo anterior, destaca que una persona influye a gran escala en el cuidado ambiental cuando participa en estrategias articuladas en su comunidad. Dicho de otra manera, una de las formas más efectivas de generar cambios ecológicos positivos es participando en actividades colectivas desde los entornos vecinales.

En la capital del estado la brecha de accesibilidad al recurso hídrico se acentúa en las colonias y juntas auxiliares con mayor índice de marginación y bajos niveles de plusvalía. Foto: Archivo El Sol de Puebla

Iniciativas individuales

Por su parte, Sánchez Ruiz enlista una serie de recomendaciones a escala individual que, tras su aplicación, impactarán de forma masiva en la protección del medio ambiente en Puebla, pues cada una de ellas atiende las demandas más inmediatas del entorno.

En primera instancia, el investigador de la Upaep resalta que la educación ambiental integral debe ser obligatoria para todos los niveles académicos que dependan del Estado, es decir, las instituciones públicas. También refiere que este tipo de conocimientos debe incluirse en la planeación escolar a nivel nacional.

Además, señala que el cuidado de los recursos hídricos es fundamental en la preservación del agua. No desperdiciar el líquido, así como estar atento a fallas en las redes de suministro, son formas ideales de proteger este recurso. Desde planear su uso, hasta reportar posibles fugas, generarán un impacto masivo.

Otra de las propuestas que hace Sánchez Ruiz es la creación de huertos verticales en las azoteas particulares. Desde su perspectiva, esta medida, que consiste en el cuidado de especies de flora nativa y endémica del estado, puede contribuir al mejoramiento de la calidad del aire.

Además, el especialista señala que uno de los factores que más daños provoca al ambiente es la combustión, especialmente la de los vehículos motorizados. El catedrático opina que en Puebla prevalece “un uso desmedido del automóvil”.

Esta condición, dice el experto, es generada por la indiferencia, pero también por la ausencia de medidas de mejoramiento del transporte público y la ampliación de alternativas de movilidad, estas últimas responsabilidades directas del Estado.

Finalmente, el investigador de la Upaep afirma que la población debe involucrarse de forma individual en las estrategias de reforestación. Apunta que la plantación de árboles y otras especies nativas puede hacerse en entornos urbanos, como camellones, patios, acotamientos, etcétera. Para que ello surta efectos es necesario que los gobiernos locales propicien el involucramiento de las personas en este tipo de actividades, además de que otorguen todas las facilidades, inclusive estímulos de índole tributario a quienes participen en este tipo de actos.


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