Existen diversos medicamentos que debido al principio activo que tienen comparten la misma terminación en sus nombres, sin embargo, cada uno tiene usos para fines distintos por lo que es importante conocer para que sirve cada uno de ellos, además de que por esta y otras razones no es recomendable el automedicarse, pues una de estas confusiones puede complicar las cosas.
Dentro de estos productos se encuentran los llamados probióticos, que no son lo mismo que los prebióticos, por lo que, si ya habías escuchado hablar de ambos términos, aquí te contamos cual es la diferencia entre ambos tanto en su composición, como en la finalidad para la que son consumidos, para que lo tomes en cuenta en caso de que los estés consumiendo.
¿Qué son los probióticos?
En lo que respecta a los probióticos estos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos que tienen la función de mantener o mejorar las llamadas “bacterias buenas” o microbiota normal que habita en el cuerpo, pudiendo encontrárseles en productos como el yogurt y el chucrut, aunque pueden ser añadidos en suplementos alimenticios.
Dentro de los estudios que se han realizado hasta el momento, algunos de los efectos secundarios que pueden generar en el organismo con dermatitis atópica, diarrea infecciosa pediátrica aguda, diarrea relacionada con los antibióticos, enfermedad intestinal inflamatoria, síndrome de intestino irritable, hipercolesterolemia y obesidad, aunque no se tiene registro de que sean nocivos.
Sobre las recomendaciones acerca de su uso, estas no existen de manera formal por algún organismo gubernamental, por lo que la recomendación es que esta consulta se haga de manera personal con un médico que conozca el historial del interesado, esto con la finalidad de elegir el más adecuado, así como la dosis a consumir y el tiempo de ingesta recomendado.
¿A qué se llama prebiótico?
Por su parte los prebióticos son alimentos, que comúnmente destacan por un alto contenido de fibra, los cuales tienen la tarea de actuar como nutrientes para la microbiota humana, por lo que suelen ser utilizados con la finalidad de mejorar el equilibrio de dichos microorganismos, los cuales se encuentran en alimentos como los granos integrales, las bananas y las hortalizas de hoja verde.
Aunque no son los únicos, pues, aunque sean desagradables para algunas personas, también pueden ser encontrados en otros productos como las cebollas, el ajo, la soya y las alcachofas, aunque sus beneficios para la salud siguen bajo estudio, pues hasta ahora no se ha podido comprobar de manera concluyente, además de que sus efectos secundarios son poco frecuentes.
Finalmente, existen diversos tipos dentro de los más estudiados figuran la inulina y los fructooligosacáridos, o también conocidos como FOS, siendo estos los que aparecen de forma natural en algunos alimentos, además de que existen la oligofructosa, el galacto-oligosacáridos, la lactulosa, así como los oligosacáridos de la leche de pecho, sin ser hallados más hasta ahora.