/ viernes 4 de septiembre de 2020

"De los músicos nadie se acuerda", gremio enfrenta severa crisis por el Covid-19

Tras cinco meses sin trabajo por la pandemia es incierto su regreso a la actividad, incluso algunos buscaron otras fuentes de empleo

Más de cinco meses han pasado desde que el gobierno estatal decretó el cierre de más de cinco meses han pasado desde que el gobierno estatal decretó el cierre de antros, centros de baile y bares por la contingencia sanitaria y los músicos que amenizaban sus noches no ven para cuándo llegará la normalidad que les permita retornar a su oficio. Sin un lugar donde trabajar, han migrado a otras actividades, mientras que emocionalmente algunos han pensado en el suicidio.

Angy, cantante principal del grupo Bembelé, que ha trabajado en antros como Azúcar y Rumba Café, en la Avenida Juárez, tuvo que dejar los escenarios para atender teléfonos y poder llevar comida a su familia.

Desde el 23 de marzo, cuando se tenían apenas 17 casos conformados en la entidad, el gobierno estatal determinó el cierre de centros de concentración masiva de personas como cines teatros, auditorios, gimnasios, pero también centros nocturnos, bares, discotecas, cabarets y salones de fiestas.

Foto: Cortesía Beto Becerra

El semáforo sanitario determinado por autoridades federales y estatales tiene la apertura de estos lugares al final de su lista de prioridades por lo que la fecha para su reactivación es incierta aún para los antros y centros de baile.

“Ha sido bastante difícil. De los músicos nadie se acuerda. Tuvimos que buscar trabajos alternos, en mi caso, que trabajo como cantante desde 1994 y, aparte, doy clases de música, no ha habido nada. Tuvimos que buscar trabajo donde nunca imaginamos, en este caso yo en la recepción y otros compañeros en fábricas o lavando coches: ha sido bien duro”, comentó la intérprete Angy con tono de tristeza en entrevista con El Sol de Puebla.

Además del cambio de giro, Angy dice que muchos compañeros suyos le han hablado de pensamientos suicidas al haberse extinguido esa pasión por la música de la noche a la mañana gracias a la cuarentena.

Foto: Cortesía Beto Becerra

“Ha sido una depresión económica, moral y de muchas maneras. Nosotros los músicos siempre tratamos de llevar felicidad a la gente y cuando nos cortan las fiestas y no hay a quién llevarle nuestro talento, se nos han ido hasta las ganas de vivir.

“Yo he tenido pláticas con muchísimos compañeros y me han dicho que ya no quieren vivir o que se les acabó la vida. Incluso he escuchado a compañeros que han dicho que se quieren suicidar. Ha sido muy difícil y frustrante porque nadie te apoya. Cuando estás en el escenario todos son tus amigos, pero ahorita, nadie”.

Angy ha sido clara con los integrantes de su agrupación con planes más realistas de volver a los escenarios hasta 2021.

“Todos nuestros eventos se fueron para el próximo año. Tuve que ser clara y les dije que se buscaran otro trabajo. Los ahorros alcanzaron para cuatro meses, como músicos ganamos poco y vamos al día.

Cada quien le está buscando como puede.

Foto: Cortesía Liz Piani

“Hay gente que tiene mucho dinero y podría ayudar a los músicos, pero ni modo, tenemos que rascarnos como podemos”.

Liz Piani, otra cantante de piano solista que daba presentaciones en el Hotel Presidente Intercontinental por las noches, se ha visto forzada a hacer botellas de licor que comercializa en Facebook, además de dedicarse más al trabajo de composición.

“Este tiempo de la pandemia me he estado dedicando a la composición y producción musical y para sobrevivir también he hecho otras actividades alternativas como venta de algunos productos elaborados en casa”, agregó para este medio.

Piani decidió crear para su venta dos productos: licor de café y licor de pasita, los cuales, comercializa en sus redes sociales. El medio litro de ambos cuesta 130 pesos con entrega a domicilio.

Foto: Cortesía Liz Piani

Además de un tónico pulmonar hecho a base de frutos prehispánicos y plantas, el cual vende en 150 pesos el medio litro.

“Ahorita mis necesidades básicas están cubiertas gracias a mi familia, pero hay que estar activos y esto es una pequeña alternativa para tener un ingreso extra”.

Piani ha sido una de las afortunadas en no tener que preocuparse del todo por el dinero y ha aprovechado el tiempo en crear composiciones, una de estas en la obra coral “Hope”, que será dirigida por la cubana Wilmia Verrier.

“Fue un cambio drástico, pero cada quien se va a adaptando. Ahorita estamos trabajando en línea y haciendo grabaciones para sacarlas. Es una necesidad para hacer nuevas cosas. Yo lo estoy tomando muy tranquilo”.

Foto: Cortesía Liz Piani

Mientras que Beto Becerra y su grupo Melate, que tocaban en varios salones de baile como Virgos, Tecate y Juquila, vio también su negocio truncado, no obstante, aprovechó la situación para crear un comercio de sanitizantes, con el cual, ha logrado poco a poco, salir adelante.

“Teníamos un evento a la semana aparte de los privados y al cerrar esto nos dejaron sin trabajo a todas las agrupaciones de Puebla.

“Como no había trabajo nos vimos en la necesidad de poner un negocito de productos de limpieza y sanitizaciones y ahorita es lo que nos está ayudando más o menos a sacar los gastos para sobrevivir. También tengo otros músicos que son panaderos y tienen otra entrada, pero hay otros que no y todo su mundo se les vino abajo”.

El negocio de sanitizantes de Beto comenzó hace dos meses, cuando se dio cuenta que la pandemia duraría más de lo esperado y que el mundo del entretenimiento no tenía luz verde para continuar.

“No tenemos nombre comercial como tal, solamente son sanitizaciones y las hacemos en los autos y llevan dos procesos: uno es en frío y otra una termonebulización con dos productos diferentes que están hechos a base de sales que eliminan el virus al 99.9 por ciento. Nos encontramos en Viveros Del Valle número 9003, local 6. Aparte tenemos productos de limpieza como jabones o cloro”.

Sin embargo, Beto extraña los escenarios y anímicamente tampoco se ha sentido del todo bien, pero ha tratado de salir adelante al igual que todos sus compañeros del ambiente artístico.

“Además de que te pega en el bolsillo, te pega en cómo ves la vida. Uno como músico está acostumbrado a la sensibilidad de la gente y el no tener esa parte, ese contacto con el público, es lo más duro. Dejar de hacer lo que te llena como ser humano y sin música nos sentimos sin vida y vacíos y desesperados por no poder hacer lo que nos gusta”, concluyó.

Más de cinco meses han pasado desde que el gobierno estatal decretó el cierre de más de cinco meses han pasado desde que el gobierno estatal decretó el cierre de antros, centros de baile y bares por la contingencia sanitaria y los músicos que amenizaban sus noches no ven para cuándo llegará la normalidad que les permita retornar a su oficio. Sin un lugar donde trabajar, han migrado a otras actividades, mientras que emocionalmente algunos han pensado en el suicidio.

Angy, cantante principal del grupo Bembelé, que ha trabajado en antros como Azúcar y Rumba Café, en la Avenida Juárez, tuvo que dejar los escenarios para atender teléfonos y poder llevar comida a su familia.

Desde el 23 de marzo, cuando se tenían apenas 17 casos conformados en la entidad, el gobierno estatal determinó el cierre de centros de concentración masiva de personas como cines teatros, auditorios, gimnasios, pero también centros nocturnos, bares, discotecas, cabarets y salones de fiestas.

Foto: Cortesía Beto Becerra

El semáforo sanitario determinado por autoridades federales y estatales tiene la apertura de estos lugares al final de su lista de prioridades por lo que la fecha para su reactivación es incierta aún para los antros y centros de baile.

“Ha sido bastante difícil. De los músicos nadie se acuerda. Tuvimos que buscar trabajos alternos, en mi caso, que trabajo como cantante desde 1994 y, aparte, doy clases de música, no ha habido nada. Tuvimos que buscar trabajo donde nunca imaginamos, en este caso yo en la recepción y otros compañeros en fábricas o lavando coches: ha sido bien duro”, comentó la intérprete Angy con tono de tristeza en entrevista con El Sol de Puebla.

Además del cambio de giro, Angy dice que muchos compañeros suyos le han hablado de pensamientos suicidas al haberse extinguido esa pasión por la música de la noche a la mañana gracias a la cuarentena.

Foto: Cortesía Beto Becerra

“Ha sido una depresión económica, moral y de muchas maneras. Nosotros los músicos siempre tratamos de llevar felicidad a la gente y cuando nos cortan las fiestas y no hay a quién llevarle nuestro talento, se nos han ido hasta las ganas de vivir.

“Yo he tenido pláticas con muchísimos compañeros y me han dicho que ya no quieren vivir o que se les acabó la vida. Incluso he escuchado a compañeros que han dicho que se quieren suicidar. Ha sido muy difícil y frustrante porque nadie te apoya. Cuando estás en el escenario todos son tus amigos, pero ahorita, nadie”.

Angy ha sido clara con los integrantes de su agrupación con planes más realistas de volver a los escenarios hasta 2021.

“Todos nuestros eventos se fueron para el próximo año. Tuve que ser clara y les dije que se buscaran otro trabajo. Los ahorros alcanzaron para cuatro meses, como músicos ganamos poco y vamos al día.

Cada quien le está buscando como puede.

Foto: Cortesía Liz Piani

“Hay gente que tiene mucho dinero y podría ayudar a los músicos, pero ni modo, tenemos que rascarnos como podemos”.

Liz Piani, otra cantante de piano solista que daba presentaciones en el Hotel Presidente Intercontinental por las noches, se ha visto forzada a hacer botellas de licor que comercializa en Facebook, además de dedicarse más al trabajo de composición.

“Este tiempo de la pandemia me he estado dedicando a la composición y producción musical y para sobrevivir también he hecho otras actividades alternativas como venta de algunos productos elaborados en casa”, agregó para este medio.

Piani decidió crear para su venta dos productos: licor de café y licor de pasita, los cuales, comercializa en sus redes sociales. El medio litro de ambos cuesta 130 pesos con entrega a domicilio.

Foto: Cortesía Liz Piani

Además de un tónico pulmonar hecho a base de frutos prehispánicos y plantas, el cual vende en 150 pesos el medio litro.

“Ahorita mis necesidades básicas están cubiertas gracias a mi familia, pero hay que estar activos y esto es una pequeña alternativa para tener un ingreso extra”.

Piani ha sido una de las afortunadas en no tener que preocuparse del todo por el dinero y ha aprovechado el tiempo en crear composiciones, una de estas en la obra coral “Hope”, que será dirigida por la cubana Wilmia Verrier.

“Fue un cambio drástico, pero cada quien se va a adaptando. Ahorita estamos trabajando en línea y haciendo grabaciones para sacarlas. Es una necesidad para hacer nuevas cosas. Yo lo estoy tomando muy tranquilo”.

Foto: Cortesía Liz Piani

Mientras que Beto Becerra y su grupo Melate, que tocaban en varios salones de baile como Virgos, Tecate y Juquila, vio también su negocio truncado, no obstante, aprovechó la situación para crear un comercio de sanitizantes, con el cual, ha logrado poco a poco, salir adelante.

“Teníamos un evento a la semana aparte de los privados y al cerrar esto nos dejaron sin trabajo a todas las agrupaciones de Puebla.

“Como no había trabajo nos vimos en la necesidad de poner un negocito de productos de limpieza y sanitizaciones y ahorita es lo que nos está ayudando más o menos a sacar los gastos para sobrevivir. También tengo otros músicos que son panaderos y tienen otra entrada, pero hay otros que no y todo su mundo se les vino abajo”.

El negocio de sanitizantes de Beto comenzó hace dos meses, cuando se dio cuenta que la pandemia duraría más de lo esperado y que el mundo del entretenimiento no tenía luz verde para continuar.

“No tenemos nombre comercial como tal, solamente son sanitizaciones y las hacemos en los autos y llevan dos procesos: uno es en frío y otra una termonebulización con dos productos diferentes que están hechos a base de sales que eliminan el virus al 99.9 por ciento. Nos encontramos en Viveros Del Valle número 9003, local 6. Aparte tenemos productos de limpieza como jabones o cloro”.

Sin embargo, Beto extraña los escenarios y anímicamente tampoco se ha sentido del todo bien, pero ha tratado de salir adelante al igual que todos sus compañeros del ambiente artístico.

“Además de que te pega en el bolsillo, te pega en cómo ves la vida. Uno como músico está acostumbrado a la sensibilidad de la gente y el no tener esa parte, ese contacto con el público, es lo más duro. Dejar de hacer lo que te llena como ser humano y sin música nos sentimos sin vida y vacíos y desesperados por no poder hacer lo que nos gusta”, concluyó.

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