En 2015 desapareció Dassaev Comonfort Moreno, de 32 años, en el municipio de Tetela de Ocampo, era un médico veterinario que ejercía en la capital poblana, pero acudió a dicha demarcación para pasar unos días con sus padres. Hasta el momento, las autoridades no tienen ni una sola pista de lo que pudo haber ocurrido y aunque en su momento se creyó que había desaparecido al realizar deportes extremos, esta versión se descartó.
Durante estos años, su padre, Óscar Comonfort, ha encabezado una intensa búsqueda en toda la entidad para dar con su paradero, acudiendo a fosas clandestinas, a televisoras locales para difundir su rostro, con autoridades para saber si hay avances y hasta con adivinos para que lo orienten en dónde buscar, pero nada ha apoyado para dar con el paradero de su hijo.
“El día 27 de enero del 2015 mi hijo se encontraba aquí en la casa (Tetela de Ocampo), se vino a pasar unos días con nosotros y todo estaba bien. No puedo ocultarle nada porque esto se trata de decir la verdad y desgraciadamente él era adicto a solventes y aquí en la casa lo convencimos de tomar terapia. Él aceptó de buena manera y ese día se salió de la casa, tenía pláticas con su psicóloga, salió como a las 4 de la tarde y ya no llegó”, compartió.
Su familia espero que regresara de su sesión para que todos cenaran juntos, pero eso no sucedió. El señor Óscar se movilizó a Puebla porque tenía que cuidar a su nieta y se fue con la esperanza de que, a su regreso, ahí estaría su hijo, pues pensó que pudo haberse ido con unos amigos y sólo haberse ausentado por una noche.
“Me habló mi esposa y me dijo: 'Oye, tu hijo no ha llegado a la casa y les dije que por qué no habían hecho nada, ellas respondieron que estaban esperando que yo llegara. Empecé a preguntar, pregunté con todos sus amigos y aquí todos nos conocemos, pero nadie supo de él. Trajimos amigos de Puebla, brigadas de Protección Civil, pero nada”, comentó.
Al joven le gustaba mucho el senderismo y en su momento, se creyó que su desaparición pudo haber estado relacionada con deportes extremos, pero al no haber testigos, ni autoridades que confirmaran esta versión, poco a poco se fue descartando. “Se iba a los cerros, montañas, ríos, entonces trajimos una brigada con perros para buscarlo, pero no arrojó ni una pista, nadie lo vio o nadie quiso decir nada. Yo siento que alguien sabe, pero nadie me quiere decir”, agregó.
Unos días después, un conocido de la familia les dijo que lo había visto el día de su desaparición, que se había subido a un trasporte colectivo y que se había bajado en un pueblo cercano llamado La Cañada. Con esta información, la familia acudió a dicha comunidad y como no rebasan los mil habitantes, creyeron que sería fácil dar con su paradero, pero no, tampoco lo encontraron. “Nadie me ha podido dar razón, según nadie lo vio, no sé si se fue, qué pasó, no sé nada más”, lamentó.
En su momento, acudieron con las autoridades correspondientes para denunciar la desaparición, pero como suele ocurrir en este tipo de casos, fueron revictimizados y recibieron malos tratos de la ministerio pública encargada. “Tenía un carácter muy feo, soberbia, altanera la señora. No podíamos preguntarle nada porque se enojaba y ella no ayudó en nada para el caso, no nos tomó en cuenta y a los pocos días fuimos a la FGE, y la persona que tomó el caso resultó ser clienta de mi hijo en Puebla, nos juró que lo iban a encontrar y ahora no me responde los mensajes”, criticó.
La familia ya se tomó pruebas de ADN por si algún día hay alguna coincidencia, ha revisado miles de expedientes, revisado fotografías de personas que han encontrado en fosas clandestinas, pero nada. Pese a los años, se pensaría que la fe se ha acabado, pero no es así, la lucha sigue y no descansará hasta encontrarlo.
“Me han extorsionado, me han estafado, los famosos adivinos, videntes, en serio que ya es muy desgastante (…) y no disminuyen las desapariciones, al contrario, el problema sigue ocurriendo, esto no va a acabar hasta que tomemos cartas en el asunto y dejemos de ser apáticos con el problema (…) yo sólo creo que no hay que ser apáticos y voltear a ver esta problemática”, concluyó.