/ jueves 6 de enero de 2022

Agresiones físicas y verbales sufrieron médicos al inicio de la pandemia

Muchos de los que atendieron pacientes Covid ayudaron a curar el dolor emocional por el que atravesaban las personas

Agresiones físicas y verbales, así como actos de discriminación, fueron parte de los riesgos que enfermeras de la entidad poblana enfrentaron cuando recién inició la lucha contra la Covid, hecho que incluso requirió la intervención del Congreso del Estado para que aprobaran penas contra los agresores hasta por 6 años de prisión. A la par, el gremio ha sido ampliamente reconocido por el papel que han desempeñado durante este tiempo, aunque también hubo quienes perdieron la vida justamente en el ejercicio de sus actividades.

Uno de los casos que llamó la atención fue el de Yarentzi Ramírez Rodríguez, enfermera que en abril del 2020 fue agredida a golpes y con arma punzocortante por presuntamente “esparcir el virus” al estar en contacto con los pacientes positivos, agresiones que se replicaron en diversos estados del país donde además hubo registros en los que los rociaban con cloro.

A más de año y medio de lo sucedido, Yarentzi lamenta que el miedo y desconocimiento de esta enfermedad orillara a las personas tener este tipo de comportamientos contra el gremio de la enfermería que, desde el inicio de la pandemia, se mostró dispuesto a salvar vidas.

Fue muy sorprendente ver ese tipo de agresiones porque lo único que estábamos haciendo era desempeñar nuestro trabajo. Me dolía ver cómo la gente actuaba con tanto odio y tanto repudio hacia nosotras de algo que no teníamos la culpa, y que además, lo único que queríamos era ayudar”, compartió en entrevista con El Sol de Puebla.

A pesar de las heridas que sufrió en brazos y piernas durante aquella agresión, consideró que era cuestión de tiempo para que la gente empezara a reflexionar y darse cuenta del verdadero papel que estaban desempañando. Sin embargo, el temor de ser atacada nuevamente por su profesión estuvo presente durante varios meses.

Recuerdo que ese día iba con el uniforme del trabajo. Dos hombres me interceptaron, me empezaron a golpear, a escupir y a gritar frases de ´ ¡qué asco!´ y ´ ¡nos quieres contagiar!´ Entiendo que en ese momento había mucho miedo y frustración por todo lo que se nos venía enfrente, pero no tenían que comportarse así, aun así nosotras teníamos que seguir adelante”, compartió.

Aún con este episodio, nunca pasó por la mente Yarentzi dejar de lado su actividad laboral, misma que ha desempeñado durante más de 10 años y que además le inspiró su mamá.

ENTREGA Y RESPONSABILIDAD

Al hacer un recuento de lo que sus colegas han hecho en medio de la incertidumbre, destaca que la sensibilidad, entrega y responsabilidad han sido elementos fundamentales en su desempeño para mantenerse fuertes.

Yarentzi Ramírez Rodríguez, enfermera que fue agredida por presuntamente esparcir el virus. Foto: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla 

El trabajo que hace el departamento de enfermería es muy importante para toda la sociedad, ya que somos pieza clave dentro de un hospital: somos la parte sensible que necesitan los pacientes, pero también somos la parte estricta para que ellos sigan las indicaciones con el único objetivo de que mejore su salud. Las enfermeras somos muy comprometidas y responsables porque también tenemos familia y conocemos la parte emocional que todos necesitan”.

ALEJARSE DE LA FAMILIA, LA PARTE MÁS DIFÍCIL

Yarentzi reconoció que aunque la vocación ha estado por delante, pensar en el bienestar de su familia ha sido la parte más difícil de la contingencia, pues tuvo que alejarse de su hija durante un tiempo para evitar que estuviera en riesgo, ya que además su esposo se desempeña como camillero, por lo que la exposición al virus era alta.

Tuvimos que llevar a nuestra hija a la casa de su abuela para que estuviera en un lugar seguro. Hasta entonces no sabíamos la magnitud de lo que se avecinaba, pero cuando empezó el tema de la vacunación y ya teníamos más conocimiento sobre los cuidados fue que nos reencontramos. Fue muy difícil, pero yo veía a tanta gente sufrir en el hospital que decía ´yo no quiero que mi familia sufra esto´, por esa razón mi esposo y yo debíamos tener más cuidado para proteger a la familia”, relató.

Aún con la fuerza emocional que mostraba ante sus pacientes, los cuadros de ansiedad se hicieron presentes, principalmente durante las primeras veces que ingresó al Covitario. Sin embargo, la experiencia profesional y su valentía le dieron las herramientas para enfrentar el miedo.

La primera vez que entré al Covitario presenté un cuadro de ansiedad, tanto que me tuve que encerrar durante un buen rato en el baño. Traté de respirar y tranquilizarme. Después de unos minutos seguí cuidando a mis pacientes, pero era algo muy pesado porque no había familiares que nos ayudaran a cuidarlos y necesitaban completamente de nosotras”.

ATENDER LA ENFERMEDAD Y EL DUELO

Elizabeth Laura Pérez Hernández, Jefa de Enfermería del Hospital Mac, destacó que además de atender la enfermedad en sí misma, tuvieron que sanar el dolor emocional de los pacientes quienes –debido al riesgo del virus- no podían estar en contacto con sus familiares, hecho que repercutió directamente en el estado de anímico.

Nunca habíamos enfrentado una pandemia de esta índole en la que vivimos muchos duelos y desintegración de las familias, tan solo cuántos niños quedaron huérfanos por las muertes provocadas por el virus… En general, todos iniciamos con mucho desconocimiento porque a pesar de que era una enfermedad conocida no había ocasionado tantas muertes a nivel mundial”, compartió con este medio.

Liderar a un equipo de enfermeras y alistar los recursos para hacer frente a la enfermedad no fue nada fácil. Incluso tuvo que echar mano de los contactos y colegas que tenía en otros países, específicamente de Europa para preguntarles cómo estaban haciendo la contención del virus y poder aplicar todos los conocimientos entre su equipo de enfermeras.

Vivimos una gran responsabilidad de cuidar al paciente, a la familia, al trabajador, a la familia de trabajador, realmente sí fue un estrés muy grande. En la primera ola veíamos que el paciente llegaba en condiciones muy graves aunado al miedo y angustia, mientras que los familiares se quedaban afuera preocupados de saber si iba a salir con vida”.

Elizabeth Laura Pérez Hernández, Jefa de Enfermería del Hospital Mac. Foto: Cortesía

Destaca que las enfermeras del sector público y privado tuvieron que enfrentar la muerte de cerca, porque mientras por un lado veían la mejora de algunos pacientes, también vivieron el fallecimiento de otros.

En la parte más crítica de la pandemia nos faltaban manos, algunos dirán que es exagerado, pero eran filas de ambulancias, filas de pacientes, filas de familiares que externaban su preocupación. Nosotras vivimos la muerte y el trauma de la familias, lo que nos hizo atravesar por muchas crisis de duelo”.

RECONOCER LA ENTREGA DE QUIENES SE FUERON

Pérez Hernández también enfatizó el reconocimiento de aquellas enfermeras que dieron la vida en medio de esta pandemia y que pusieron por delante la profesión de servir a la humanidad. “A las compañeras es de reconocer, porque muchas de ellas, independientemente de su estado de salud al ver la necesidad de manos, se sumaron y fueron pioneras en esta experiencia que no fue grata. Todas hemos dado lo que nos gusta, que es dar atención al paciente. En el hospital cuidamos mucho a las compañeras, en general todo el personal fue muy entregado y evidentemente yo también tenía que entregarme”.

Aunque no hay una cifra actualizada del número de enfermeras que han fallecido en la contención de la pandemia, en la entidad poblana se tiene que más de 50 de ellas perdieron la vida en todo el sector salud a causa del virus y en el desempeño de sus actividades.

CONDECORACIONES POR SU LUCHA

Sin duda las condecoraciones por su lucha también se hicieron presentes. En noviembre del año pasado el Secretario de Salud, José Antonio Martínez García entregó a enfermeras del IMSS, ISSSTE y de SSa la “Condecoración Miguel Hidalgo” para reconocer su desempeño en la primera línea de batalla en los Hospitales Covid.

Esta condecoración fue significativa en el ámbito de la Salud toda vez que con esta distinción se premian méritos eminentes o distinguidos, por conducta o trayectoria vital ejemplar, y por relevantes servicios prestados a la Patria.

Frente a esta situación, existen servidores públicos y profesionistas de la salud que de manera heroica e incansable han enfrentado la enfermedad generada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19), anteponiendo sus propios intereses y arriesgando su propia vida”, dicta el acuerdo mediante el cual se entregaron los reconocimientos a médicos y enfermeras que a la fecha siguen dando su vida para contener esta pandemia que, desean, pronto encuentre su final.

Agresiones físicas y verbales, así como actos de discriminación, fueron parte de los riesgos que enfermeras de la entidad poblana enfrentaron cuando recién inició la lucha contra la Covid, hecho que incluso requirió la intervención del Congreso del Estado para que aprobaran penas contra los agresores hasta por 6 años de prisión. A la par, el gremio ha sido ampliamente reconocido por el papel que han desempeñado durante este tiempo, aunque también hubo quienes perdieron la vida justamente en el ejercicio de sus actividades.

Uno de los casos que llamó la atención fue el de Yarentzi Ramírez Rodríguez, enfermera que en abril del 2020 fue agredida a golpes y con arma punzocortante por presuntamente “esparcir el virus” al estar en contacto con los pacientes positivos, agresiones que se replicaron en diversos estados del país donde además hubo registros en los que los rociaban con cloro.

A más de año y medio de lo sucedido, Yarentzi lamenta que el miedo y desconocimiento de esta enfermedad orillara a las personas tener este tipo de comportamientos contra el gremio de la enfermería que, desde el inicio de la pandemia, se mostró dispuesto a salvar vidas.

Fue muy sorprendente ver ese tipo de agresiones porque lo único que estábamos haciendo era desempeñar nuestro trabajo. Me dolía ver cómo la gente actuaba con tanto odio y tanto repudio hacia nosotras de algo que no teníamos la culpa, y que además, lo único que queríamos era ayudar”, compartió en entrevista con El Sol de Puebla.

A pesar de las heridas que sufrió en brazos y piernas durante aquella agresión, consideró que era cuestión de tiempo para que la gente empezara a reflexionar y darse cuenta del verdadero papel que estaban desempañando. Sin embargo, el temor de ser atacada nuevamente por su profesión estuvo presente durante varios meses.

Recuerdo que ese día iba con el uniforme del trabajo. Dos hombres me interceptaron, me empezaron a golpear, a escupir y a gritar frases de ´ ¡qué asco!´ y ´ ¡nos quieres contagiar!´ Entiendo que en ese momento había mucho miedo y frustración por todo lo que se nos venía enfrente, pero no tenían que comportarse así, aun así nosotras teníamos que seguir adelante”, compartió.

Aún con este episodio, nunca pasó por la mente Yarentzi dejar de lado su actividad laboral, misma que ha desempeñado durante más de 10 años y que además le inspiró su mamá.

ENTREGA Y RESPONSABILIDAD

Al hacer un recuento de lo que sus colegas han hecho en medio de la incertidumbre, destaca que la sensibilidad, entrega y responsabilidad han sido elementos fundamentales en su desempeño para mantenerse fuertes.

Yarentzi Ramírez Rodríguez, enfermera que fue agredida por presuntamente esparcir el virus. Foto: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla 

El trabajo que hace el departamento de enfermería es muy importante para toda la sociedad, ya que somos pieza clave dentro de un hospital: somos la parte sensible que necesitan los pacientes, pero también somos la parte estricta para que ellos sigan las indicaciones con el único objetivo de que mejore su salud. Las enfermeras somos muy comprometidas y responsables porque también tenemos familia y conocemos la parte emocional que todos necesitan”.

ALEJARSE DE LA FAMILIA, LA PARTE MÁS DIFÍCIL

Yarentzi reconoció que aunque la vocación ha estado por delante, pensar en el bienestar de su familia ha sido la parte más difícil de la contingencia, pues tuvo que alejarse de su hija durante un tiempo para evitar que estuviera en riesgo, ya que además su esposo se desempeña como camillero, por lo que la exposición al virus era alta.

Tuvimos que llevar a nuestra hija a la casa de su abuela para que estuviera en un lugar seguro. Hasta entonces no sabíamos la magnitud de lo que se avecinaba, pero cuando empezó el tema de la vacunación y ya teníamos más conocimiento sobre los cuidados fue que nos reencontramos. Fue muy difícil, pero yo veía a tanta gente sufrir en el hospital que decía ´yo no quiero que mi familia sufra esto´, por esa razón mi esposo y yo debíamos tener más cuidado para proteger a la familia”, relató.

Aún con la fuerza emocional que mostraba ante sus pacientes, los cuadros de ansiedad se hicieron presentes, principalmente durante las primeras veces que ingresó al Covitario. Sin embargo, la experiencia profesional y su valentía le dieron las herramientas para enfrentar el miedo.

La primera vez que entré al Covitario presenté un cuadro de ansiedad, tanto que me tuve que encerrar durante un buen rato en el baño. Traté de respirar y tranquilizarme. Después de unos minutos seguí cuidando a mis pacientes, pero era algo muy pesado porque no había familiares que nos ayudaran a cuidarlos y necesitaban completamente de nosotras”.

ATENDER LA ENFERMEDAD Y EL DUELO

Elizabeth Laura Pérez Hernández, Jefa de Enfermería del Hospital Mac, destacó que además de atender la enfermedad en sí misma, tuvieron que sanar el dolor emocional de los pacientes quienes –debido al riesgo del virus- no podían estar en contacto con sus familiares, hecho que repercutió directamente en el estado de anímico.

Nunca habíamos enfrentado una pandemia de esta índole en la que vivimos muchos duelos y desintegración de las familias, tan solo cuántos niños quedaron huérfanos por las muertes provocadas por el virus… En general, todos iniciamos con mucho desconocimiento porque a pesar de que era una enfermedad conocida no había ocasionado tantas muertes a nivel mundial”, compartió con este medio.

Liderar a un equipo de enfermeras y alistar los recursos para hacer frente a la enfermedad no fue nada fácil. Incluso tuvo que echar mano de los contactos y colegas que tenía en otros países, específicamente de Europa para preguntarles cómo estaban haciendo la contención del virus y poder aplicar todos los conocimientos entre su equipo de enfermeras.

Vivimos una gran responsabilidad de cuidar al paciente, a la familia, al trabajador, a la familia de trabajador, realmente sí fue un estrés muy grande. En la primera ola veíamos que el paciente llegaba en condiciones muy graves aunado al miedo y angustia, mientras que los familiares se quedaban afuera preocupados de saber si iba a salir con vida”.

Elizabeth Laura Pérez Hernández, Jefa de Enfermería del Hospital Mac. Foto: Cortesía

Destaca que las enfermeras del sector público y privado tuvieron que enfrentar la muerte de cerca, porque mientras por un lado veían la mejora de algunos pacientes, también vivieron el fallecimiento de otros.

En la parte más crítica de la pandemia nos faltaban manos, algunos dirán que es exagerado, pero eran filas de ambulancias, filas de pacientes, filas de familiares que externaban su preocupación. Nosotras vivimos la muerte y el trauma de la familias, lo que nos hizo atravesar por muchas crisis de duelo”.

RECONOCER LA ENTREGA DE QUIENES SE FUERON

Pérez Hernández también enfatizó el reconocimiento de aquellas enfermeras que dieron la vida en medio de esta pandemia y que pusieron por delante la profesión de servir a la humanidad. “A las compañeras es de reconocer, porque muchas de ellas, independientemente de su estado de salud al ver la necesidad de manos, se sumaron y fueron pioneras en esta experiencia que no fue grata. Todas hemos dado lo que nos gusta, que es dar atención al paciente. En el hospital cuidamos mucho a las compañeras, en general todo el personal fue muy entregado y evidentemente yo también tenía que entregarme”.

Aunque no hay una cifra actualizada del número de enfermeras que han fallecido en la contención de la pandemia, en la entidad poblana se tiene que más de 50 de ellas perdieron la vida en todo el sector salud a causa del virus y en el desempeño de sus actividades.

CONDECORACIONES POR SU LUCHA

Sin duda las condecoraciones por su lucha también se hicieron presentes. En noviembre del año pasado el Secretario de Salud, José Antonio Martínez García entregó a enfermeras del IMSS, ISSSTE y de SSa la “Condecoración Miguel Hidalgo” para reconocer su desempeño en la primera línea de batalla en los Hospitales Covid.

Esta condecoración fue significativa en el ámbito de la Salud toda vez que con esta distinción se premian méritos eminentes o distinguidos, por conducta o trayectoria vital ejemplar, y por relevantes servicios prestados a la Patria.

Frente a esta situación, existen servidores públicos y profesionistas de la salud que de manera heroica e incansable han enfrentado la enfermedad generada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19), anteponiendo sus propios intereses y arriesgando su propia vida”, dicta el acuerdo mediante el cual se entregaron los reconocimientos a médicos y enfermeras que a la fecha siguen dando su vida para contener esta pandemia que, desean, pronto encuentre su final.

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