Emotiva, caótica y una jornada maratónica vivieron las mujeres que salieron a marchar por las calles del municipio de Puebla, con el fin de exigir un alto a la violencia de género en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Colectivas y sociedad civil participaron en una serie de movilizaciones en el marco del 8M, para denunciar violencia de género, desaparición de personas y exigir justicia por las víctimas de feminicidio. Sin embargo, algunas se vieron “manchadas” por intervenciones en el inmueble del Ayuntamiento de Puebla y enfrentamientos con varones.
Cabe señalar que es el primer año que se emprenden cuatro marchas en la capital del estado: la primera convocada por el Colectivo Voz de los Desaparecidos, seguido de Mujeres Unidad de Puebla, una tercera liderada por Frente Feminista Radical y Bloque Negro y la última por Coatlicue Siempre Viva, El Taller y otras organizaciones incluyentes.
FARÁNDULA DESTACA EN PRIMERA MARCHA
Las primeras horas del 8 de marzo estuvieron marcadas por los pasos, cánticos y gritos proclamando “¡Justicia!” que familiares víctimas de mujeres desaparecidas realizaron, empero, la presencia de la youtuber Lizbeth Rodríguez “robo” la atención y puso en segundo plano la movilización.
Mujeres como Eugenia, Carmen, Minerva, Nayeli, Felicia, caminaron desde la explanada de la iglesia de San Francisco hasta la Fiscalía General del Estado (FGE), bajo el grito de “¡Este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta!”, y “¡No son ausencias son desapariciones!”.
Como en cada movilización, el famoso cerdito “Lupito, acompañó a las familias.
La protesta concluyó en la Fiscalía, donde un grupo de mujeres policías resguardaba el recinto, con la finalidad de que este no fuera intervenido.
Fue ahí donde la “influencer” respaldó a las familias víctimas de desaparición; pese a que no realizó la caminata, en el inmueble ubicado en el bulevar 5 de Mayo emitió unas palabras.
“Es muy difícil ir contra la marea, yo sé que si todos nos unimos podemos hacer el cambio, nos estamos encontrando por medio del dolor, estamos hartos de la injusticia”, dijo.
A la manifestación también se sumaron integrantes de la diversidad sexual, quienes con un féretro simularon la muerte de alguna mujer víctima de feminicidio y pidieron un alto a este delito.
FEMINISTAS INUNDAN CALLES DE PUEBLA
La segunda marcha fue comandada por el colectivo Mujeres Unidad de Puebla, aunque se esperaba un reducido número de participantes debido a que son una nueva agrupación, cientos de poblanas se dieron cita en la Fiscalía General del Estado, para sumarse a las exigencias de justicia.
Madres y niños, colectivos de universidades en la entidad y diversas de mujeres con pañuelos morados en mano- como símbolo de la lucha feminsita- acuerparon la marcha.
Pese a que estaba programado una primera parada en Casa Aguayo, el contingente se separó, por lo que algunas se dirigieron al zócalo y no pasaron por el recinto Legislativo, mismo que tenía la entrada resguardada por policías.
DE LA EXIGENCIA AL MIEDO
La tercera movilización que se emprendió fue liderada por el Bloque Negro y el Frente Feminista Radical, quienes no permitieron la participación de varones.
Al igual que la marcha antecedente, también contó con un importante número de mujeres quienes pidieron un alto a las agresiones de género.
Ellas se vistieron de color negro con morado y, al grito "Ni una más, ni una asesinada más", las feministas exigieron justicia.
Tras su paso por el bulevar 5 de Mayo, algunas participantes realizaron intervenciones en el espacio público, tales como pintas en monumentos, paraderos de Ruta y romper algunos vidrios.
La denominada iconoclasia continuó en los inmuebles de la avenida Juan de Palafox y de la calle 5 Poniente.
Cuando las mujeres transitaban por la zona de Los Portales, exigían- con pintura y martillo en mano- a los hombres retirarse del lugar por ser un espacio separatista; acciones que provocaron un ambiente de miedo.
Por ello, algunos comercios establecidos bajaron la cortina e incluso algunas personas prefirieron salir del lugar para evitar ser agredidos.
Al entrar por la calle del Congreso local, las manifestantes vivieron un momento emotivo, pues músicos desde un balcón las recibieron con la canción “Sin miedo”, acción que provocó que a las mujeres se les “enchinara” la piel ante este acto de empatía.
No obstante, se vio manchado cuando algunas de las mujeres ahuyentaron a los hombres que se encontraban en las inmediaciones de dicho inmueble.
Aunque las féminas se retiraron del Congreso para evitar enfrentamientos con la última marcha programada a las 5:00 de la tarde, esto fue en vano, ya que ambas movilizaciones se encontraron frente al Palacio Municipal, donde algunas pintaron y destruyeron el espacio público.
LOS FAMILIARES DE PAULINA CAMARGO ENCABEZAN MARCHA
Familiares de Paulina Camargo, desaparecida desde el 2015, encabezaron la marcha con motivo del día internacional de la mujer a la que convocaron El Taller y Redefine, misma que partió del Gallito, en el Paseo Bravo, para llegar al zócalo de la ciudad.
Al frente del contingente, los familiares de la joven víctima, llevaban dos lonas, una con su fotografía y otra en donde exponían que Paulina tenía cuatro meses de embarazo cuando le fue arrebatada su libertad y la vida presuntamente por José María Sosa, el padre de su hijo, sin que hasta el momento se haga justicia en el caso.
Con consignas como ¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más! y ¡la policía no me cuida, me cuidan mis amigas! el contingente avanzó sobre avenida Reforma, en donde encontró a un grupo de personas que se apostaron frente a iglesias para protegerlas de pintas o destrozos.
Ya en el zócalo, la marcha se unió a otras que tuvieron el mismo punto de término y comenzaron las consignas frente al Palacio Municipal, en donde las integrantes del “bloque negro” realizaron pintas.
Un grupo de granaderos resguardó el acceso a la sede del Ayuntamiento, sin embargo esto no evitó que varias de las mujeres pintaran los muros y dañaran la maqueta de la ciudad, que las autoridades habían protegido con un cerco de madera.
Se trata de un croquis de la capital, cuyos edificios a menor escala son de bronce y representan la historia de la Ciudad de Puebla de Los Ángeles, fue realizada en 1993, durante la administración de Rafael Cañedo Benítez, por los hermanos Pablo Rafael y Miguel Alberto López Artasánchez.
Tras brincar el cerco que protegía a la pieza, varias mujeres dañaron la maqueta y finalmente retiraron la estructura que la protegía, lo que permitió apreciar los daños.
Otras manifestantes arrojaron pintura a la fuente de San Miguel para teñir su agua de rojo, a manera de protesta por los asesinatos y violencia de género que se ejerce en el país.
En este último monumento y más edificios o mobiliario del zócalo de la Ciudad también se realizaron pintas, al igual que en otros puntos como las estaciones de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA).
Uno de los momentos más tensos fue cuando la policía intervino para apagar una fogata que las manifestantes habían comenzado a formar frente al Palacio Municipal, realizando la quema de pancartas y cartulinas que llevaban en la marcha.
El acto generó confusión y hubo quienes creyeron que la policía había usado gas lacrimógeno, cuando en verdad había sido un extintor, lo que motivó momentos de tensión que, finalmente, no pasaron a mayores luego de que se aclaró el hecho.
Al cierre de esta nota, los grupos de mujeres que participaron en la protesta habían comenzado a retirarse del zócalo de la ciudad, dejando cientos de pancartas en la zona y al cerco de policías que permanecía blindando el Palacio Municipal.
Con información de Mayra Flores
