Están por cumplirse dos años desde el comienzo de la pandemia por coronavirus y el ruido de las máquinas de las 150 bloqueras instaladas en el municipio de Nealtican todavía no es constante, como era antes de la contingencia sanitaria.
Basta recorrer la entrada principal de esta jurisdicción poblana, cercana al volcán Popocatépetl, para reafirmar que más de una familia depende de los ingresos generados por la elaboración de block, oficio que combina la tecnología con la destreza manual.
En este tramo, correspondiente a la carretera a Paso de Cortés, se contabilizan 31 bloqueras del total estimado, negocios donde algunos propietarios -aun cuando afirman competir por los clientes- coinciden en que, desde marzo del 2020, sus ventas descendieron en un 60 por ciento y a la fecha, dicho escenario no ha cambiado.
No desestiman la llegada de compradores de la zona centro del país y de otros municipios de la entidad, porque alientan la permanencia de esta industria, pero si tienen presente cómo han sorteado las dificultades de ver sus maquinarías sin laborar, en algunos momentos por semanas o meses.
“La pandemia sí nos bajó las ventas, porque sí bajó y pues ahorita, apenas empieza medio a componerse, pero gracias a Dios, no nos hemos enfermado y eso ya es ganancia”, contó Juan Ortega Martínez, propietario de una bloquera sin nombre.
Desde su área de trabajo, recordó que por los contagios de Covid, junto con su familia dejó de producir por casi tres meses, tiempo donde recurrió a otras actividades comerciales para garantizar el alimento en su hogar.
“Aquí hay muchas bloqueras, más de 150, es el cálculo porque no estamos agrupados, pero el escenario de bajas ventas fue parejo (…) no supimos de cierres definitivos, pero todos, sin duda, sufren la falta de clientes”, sumó.
Mientras arreglaba su máquina que lo apoya elaborando block, sostuvo que este año “pinta mejor”, porque han llegado más clientes, al menos para preguntar su producción priorizada en block grabado, el cual es diferente al normal, porque este es pintado y grabado.
“Este negocio no es para hacerse millonario, pero desde hace cuatro años ha sido mi sustento y mientras tenga vida seguiré en este trabajo, que la propia necesidad me hizo aprender y compartirlo con mis hijos”, precisó el poblador.
No lejos del negocio de don Juan, en otra bloquera, de nombre “Del Empedrado”, -alusiva a una calle de terracería-, Gregorio Ramírez platicó que en el año donde llegó la pandemia al país decidió tomar el control de este negocio, en un predio rentado.
Entrevistado en su establecimiento, cuando formaba hileras de bloques, agregó “agarré este negocio cuando empezó la pandemia, en el 2020, se me hizo una opción, pero no ha dado el resultado que quisiera, no he sacado ni la inversión, solo da para seguir comiendo y seguir trabajando, pero no para más”.
Respecto a sus clientes, éstos son foráneos porque la población del municipio, son los menos consumidores, a diferencia de aquellos provenientes de los estados de Tlaxcala, Guerrero, Morelos y hasta Chiapas.
Sobre la competencia interna, opinó que sí hay bastante porque hay muchas bloqueras, pero para “todos sale”.
ES UN TRABAJO LABORIOSO, PERO SÓLO REQUIERE UNAS HORAS
En otra bloquera de Nealtican, Marisol expuso que trabajar haciendo tabique es laborioso, pero tiene sus ventajas, una de ellas el horario, porque sólo son unas cuantas horas y no toda una jornada, como en su mayoría requiere el resto de los oficios.
“Ya llevo cinco años haciendo esto y lo hago para ayudar un poco a mis padres, porque cuando me va bien, saco 800 pesos a la semana”, indicó, mientras iba y venía con un diablito, en el cual trasladaba tres blocks por vuelta para que secaran.
La joven, aun con los rayos del sol, el frío o aire, asegura que esta actividad debe desarrollarse en las primeras horas del día.
“La jornada empieza a las 6 de mañana, pero a las 11 ya termina uno, no es mucho tiempo, esa es una gran ventaja”, sostuvo.
Como Marisol, otro empleado, quien prefirió quedar en el anonimato, compartió los pros y contras del trabajo, pues lo calificó como “matado”, pero a su vez bien pagado.
Depende en el lugar que te toque, porque ahora hay muchas cosas que hace la máquina, como el block o las máquinas pesadas ya avientan y mezclan el material, cuando antes una persona lo hacía y ahora uno ya sólo se dedica a verificar que todo funcione bien.
El joven confió en que se reactive la venta de block porque de esta industria dependen muchos trabajos.
“Somos varios los que hacemos block, pero si no hay venta, los jefes paran las máquinas y eso a nadie le conviene”, concluyó.
AUMENTO DE MATERIAL FRENA VENTAS
Entre los 5.8 pesos y 8 pesos es el precio en que bloqueros de Nealtican ofertan actualmente un tabicón en este municipio de Puebla, que para muchos es la cuna de este material.
Antes de la pandemia, el costo del millar era de 5 mil 100 pesos, pero a dos años, aumentó a 5 mil 800 y hasta 6 mil pesos, si el modelo es el tradicional, es decir, aquel que no lleva pintura, tampoco figura grabada.
El precio de mil piezas se eleva a 8 mil pesos si la producción ya tiene otros elementos, como los arriba descritos.
“Ya subió el millar y esto preocupa, porque las ventas apenas están recuperándose, pero los clientes se desaniman cuando les decimos que ya vale más, pero no es por nosotros, sino por otros factores, que son el incremento del cemento”, externó Pedro, otro fabricante.
En breve comentario, puntualizó que forzosamente deben adquirir materiales de calidad, de lo contrario, es más difícil colocar su producción.
“Aquí sí está competido porque hay muchas bloqueras, porque si haces block sencillo, pobre o feo, no lo vendes, porque se despostilla o se desmorona, por eso importante comprar buen material para que sea de calidad”, finalizó.
TRES MILLONES DE BLOCK APORTA NEALTICAN A ESTA INDUSTRIA POR MES
Aun cuando en Nealtican, este gremio no ha implementado esquemas de organización grupal, se conoció que cada bloquera produce un promedio de 20 millares por mes.
Es decir, cada negocio elabora 20 mil piezas, mismas que se elevan a tres millones, contabilizando el global aportado por los 150 que están en operaciones.
La ganancia por cada block se limita a 50 centavos, según lo comentado por entrevistados.
Los principales clientes son constructores de vivienda masiva y otros inmuebles de dimensiones considerables. El periodo de elaboración de un block es de dos días.