Los servicios de salud mental necesitan ser universales en los sistemas de salubridad pública, pues a través del reforzamiento de la inteligencia emocional pueden reducirse factores de rezago social, como es el caso de la violencia, reconoció la activista y empresaria de origen salvadoreño, Celina de Sola.
Durante el primer día de actividades del Festival de las Ideas (FID) 2023, que se lleva a cabo en el Auditorio Metropolitano de la ciudad de Puebla, la emprendedora centroamericana habló ayer jueves sobre cómo la falta de habilidades emocionales afecta a las sociedades latinoamericanas.
Señaló que la poca preparación ante el manejo de sentimientos o los traumas, desencadenan obstáculos individuales que eventualmente se convierten en dificultades colectivas. Este tipo de enseñanzas deben ser aprendidas desde edades tempranas, pues de lo contrario la inacción se convierte en un “círculo vicioso”, pues comentó que la violencia genera eventualmente más violencia.
Hizo hincapié en que los gobiernos juegan un papel fundamental en la instauración de políticas públicas encaminadas a garantizar la salud emocional en la población. De hecho, confío en que la raíz del problema se encuentra en el desconocimiento sobre la importancia de aplicar estos conocimientos y en la falta de recursos asignados a este servicio de salud, principalmente.
En el caso particular de México, Celina de Sola subrayó que fenómenos como el machismo o la violencia de género se interponen como obstáculos culturales que entorpecen casi cualquier avance en la materia, especialmente porque aún se estigmatiza a los servicios de psicología, psiquiatría, etcétera. Todos ellos, además, se acentuaron durante los años que ha durado la pandemia de Covid-19.
Para ello, la activista propuso que se utilice la estructura física con la que ya cuenta el Estado, es decir, que no se invierta en la construcción de espacios, sino que se dediquen recursos a la capacitación y contratación de especialistas.
Indicó que los servicios psicológicos muchas veces son concebidos de forma errónea en algunas instituciones, como es el caso de escuelas. Por lo tanto, enfatizó que se necesita diseñar un modelo de enseñanza especialmente dedicado a la salud emocional a partir de la naturaleza humana.
Esto quiere decir que los múltiples servicios e instituciones de proximidad social, tales como escuelas, hospitales, corporaciones policíacas, ministerios públicos, etcétera, necesitan implementar mecanismos de capacitación sobre salud mental, no sólo para el trato exterior, sino también para los propios integrantes de esas organizaciones.
Finalmente, la activista salvadoreña aseguró que el aprendizaje sobre manejo de emociones y traumas, permitirá que la sociedad sea menos adversa y revictimizada por sus propios integrantes. Hizo hincapié en que la apuesta necesita ser la atención de las infancias, y recalcó que el involucramiento de las instituciones debe ser prioritario para materializar verdaderos beneficios.