/ domingo 19 de junio de 2022

Cruces personalizadas, sobreviven a pandemia

Andrea y Marco se dedican a la elaboración y venta de cruces para personas que fallecieron

La familia de Andrea siempre se dedicó a la elaboración y venta de cruces para personas que fallecieron y ella con su pareja decidieron unirse también a este negocio. Invirtieron todos sus ahorros y justo dos meses después llegó la pandemia y cerraron todos los cementerios.

Fue así como comenzó esta historia de emprendimiento, en donde los protagonistas son Andrea Torija y Marco Morigi. Cuando llegó la contingencia creyeron que todas sus áreas de oportunidad se cerrarían y que todos sus ahorros se perderían, pero no fue así.

Incluso Marco estuvo a punto de tirar la toalla y buscar otro trabajo por sus bajas ventas, pero Andrea le pidió seguir insistiendo. Hay que mencionar que Marco es italiano y al principio le costó entender porqué en México le ponían cruces a sus ataúdes o nichos, pero con el tiempo entendió la importancia de estos artículos.

Para no quedarse de brazos cruzados, ambos decidieron llamar a todas las funerarias posibles para ofertar sus productos y fue así que salieron sus primeros clientes.

“Nos salieron tantos pedidos que ni siquiera teníamos la mercancía todavía que nos había pedido (…) pero salió otro problema, no teníamos como llevárselas porque tampoco teníamos coche, entonces fuimos aprendiendo de prueba y error”, comentó Andrea.

La pareja explicó que este mercado es muy competido, por ello, querían hacer algo distintivo para ser una buena opción. En este punto decidieron comprar una maquina especializada para poder tallar las cruces, pero uno de sus proveedores les dijo que costaba un millón de pesos y creyeron que jamás podrían comprarla.

Andrea y Marco se dedican a la elaboración y venta de cruces para personas que fallecieron. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla


Afortunadamente, tiempo después, conocieron a una persona que se dedica a hacer estas máquinas y les dijo que podía vendérselas a un precio muchísimo más accesible. Pero al tenerla, se enfrentaron a otro reto, aprender a usarla.

Fueron meses de práctica, de echar a perder material, pero luego de varias pruebas pudieron hacer varios diseños en madera, así como aluminio.

Nos costó seis meses a aprender hacer una cruz, un día Marco rompió cuatro brocas, tanto queríamos esa máquina que cuando la tuvimos no sabíamos como ocuparla (…) Marco se puso a investigar, a probar y justamente lo logró, la idea que teníamos la llevó a acabo”, agregó Daniela.

Cuando salieron sus primeras cruces y debido a que la familia de Andrea se dedica a este gremio, ella quiso venderle a una de sus tías su producto, pero al decirle el precio, su familiar le dijo que estaba muy caro y que nadie se lo iba a comprar.

Al salir del lugar una mujer les dijo que si vendían esa cruz y que les pagaría lo que ellos dijeran y fue así que la tía de Andrea decidió comprarles sus cruces, pues se dio cuenta que eran artículos de buena calidad y con un trabajo de tallado único.

Esta anécdota fue un impulso para que no dejaran su emprendimiento. Hoy en día, su distintivo es que las cruces son personalizadas y pueden agregar diseños únicos dependiendo los gustos que tenían las personas que lamentablemente ya fallecieron.

Ambos, hicieron un llamado a todos los emprendedores para que no dejen de creer en sus sueños y que sean persistentes, ya que se presentarán muchos obstáculos en el camino, pero si son constantes y tienen fe, todo se irá acomodando a su favor.

En caso de querer una de las cruces pueden buscar a estos emprendedores en redes sociales como García-Morigi

La familia de Andrea siempre se dedicó a la elaboración y venta de cruces para personas que fallecieron y ella con su pareja decidieron unirse también a este negocio. Invirtieron todos sus ahorros y justo dos meses después llegó la pandemia y cerraron todos los cementerios.

Fue así como comenzó esta historia de emprendimiento, en donde los protagonistas son Andrea Torija y Marco Morigi. Cuando llegó la contingencia creyeron que todas sus áreas de oportunidad se cerrarían y que todos sus ahorros se perderían, pero no fue así.

Incluso Marco estuvo a punto de tirar la toalla y buscar otro trabajo por sus bajas ventas, pero Andrea le pidió seguir insistiendo. Hay que mencionar que Marco es italiano y al principio le costó entender porqué en México le ponían cruces a sus ataúdes o nichos, pero con el tiempo entendió la importancia de estos artículos.

Para no quedarse de brazos cruzados, ambos decidieron llamar a todas las funerarias posibles para ofertar sus productos y fue así que salieron sus primeros clientes.

“Nos salieron tantos pedidos que ni siquiera teníamos la mercancía todavía que nos había pedido (…) pero salió otro problema, no teníamos como llevárselas porque tampoco teníamos coche, entonces fuimos aprendiendo de prueba y error”, comentó Andrea.

La pareja explicó que este mercado es muy competido, por ello, querían hacer algo distintivo para ser una buena opción. En este punto decidieron comprar una maquina especializada para poder tallar las cruces, pero uno de sus proveedores les dijo que costaba un millón de pesos y creyeron que jamás podrían comprarla.

Andrea y Marco se dedican a la elaboración y venta de cruces para personas que fallecieron. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla


Afortunadamente, tiempo después, conocieron a una persona que se dedica a hacer estas máquinas y les dijo que podía vendérselas a un precio muchísimo más accesible. Pero al tenerla, se enfrentaron a otro reto, aprender a usarla.

Fueron meses de práctica, de echar a perder material, pero luego de varias pruebas pudieron hacer varios diseños en madera, así como aluminio.

Nos costó seis meses a aprender hacer una cruz, un día Marco rompió cuatro brocas, tanto queríamos esa máquina que cuando la tuvimos no sabíamos como ocuparla (…) Marco se puso a investigar, a probar y justamente lo logró, la idea que teníamos la llevó a acabo”, agregó Daniela.

Cuando salieron sus primeras cruces y debido a que la familia de Andrea se dedica a este gremio, ella quiso venderle a una de sus tías su producto, pero al decirle el precio, su familiar le dijo que estaba muy caro y que nadie se lo iba a comprar.

Al salir del lugar una mujer les dijo que si vendían esa cruz y que les pagaría lo que ellos dijeran y fue así que la tía de Andrea decidió comprarles sus cruces, pues se dio cuenta que eran artículos de buena calidad y con un trabajo de tallado único.

Esta anécdota fue un impulso para que no dejaran su emprendimiento. Hoy en día, su distintivo es que las cruces son personalizadas y pueden agregar diseños únicos dependiendo los gustos que tenían las personas que lamentablemente ya fallecieron.

Ambos, hicieron un llamado a todos los emprendedores para que no dejen de creer en sus sueños y que sean persistentes, ya que se presentarán muchos obstáculos en el camino, pero si son constantes y tienen fe, todo se irá acomodando a su favor.

En caso de querer una de las cruces pueden buscar a estos emprendedores en redes sociales como García-Morigi

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