Con el apoyo de anafres y usando más cobijas y chamarras para dormir, quienes viven en las zonas con mayor vulnerabilidad al frío en la capital poblana intentan sobreponerse a los estragos de las bajas temperaturas; sin embargo, para muchos y, especialmente para las personas de escasos recursos, ha resultado imposible no enfermarse de las vías respiratorias.
Canoa y San Andrés Azumiatla son dos de las cinco juntas auxiliares de la capital en donde, debido a la altura y otras condiciones geográficas, la temperatura tiende a descender en menor medida. La situación ya es costumbre para sus habitantes, aunque varios entrevistados por El Sol de Puebla afirmaron que en esta temporada han sentido más frío.
En Azumiatla, Julia Escalona mostró a este diario como ha recurrido a colocar hasta tres cobertores gruesos en las camas de sus hijos, quienes duermen usando una chamarra, doble pantalón y calcetines para soportar el frío; sin embargo, esto no ha evitado que ambos se enfermaran de gripe recientemente.
“Pongo las cobijas para tapar las ventanas y la puerta para que se sienta más calor, pero aún así sí hace mucho frío, ya tuvimos que gastar en llevarlos al doctor y cada ida cuesta unos 700 pesos entre la consulta y el medicamento, porque si vamos al centro de salud de aquí hay que ir a formarse desde las seis de la mañana y a veces ya no alcanzamos ficha”, compartió.
Irene Rojas, quien se dedica a la elaboración de tortillas y tiene un pequeño molino en la misma comunidad, narró que el clima ha modificado la rutina de sus clientes y de su propio esquema de trabajo, ya que ahora su actividad inicia más tarde.
“Antes desde las cinco de la mañana ya estaba trabajando porque aquí muchas señoras se dedican a hacer tortillas, pero ahorita por lo mismo del frío ya vienen hasta las siete y ya voy terminando hasta como a las 10, a esa hora apenas se está empezando a sentir calorcito”, comentó.
María Leónides, de 56 años de edad y vecina de San Miguel Canoa, relató que en su casa recurren al uso de un anafre para generar calor durante la noche, aunque solo lo ocupan por determinado tiempo para evitar riesgos de intoxicaciones.
“Ponemos el brasero con el carbón para cenar, calentamos el atolito o la comida y abrimos las ventanas, ya cuando terminamos de comer lo sacamos, cerramos bien todo y ponemos unas cobijas en las ventanas y las puertas, pero aún así se siente frío porque el techo es de lámina”, explicó.
La mujer contó que pese a las bajas temperaturas sale a realizar sus actividades en el campo a temprana hora portando sus sandalias y una falda, ya que es la ropa que está acostumbrada a usar, incluso refirió que todavía hay personas en su comunidad que caminan descalzas a pesar del frío.
Cuestionada sobre sí se ha enfermado, contó que en su familia de siete integrantes todos han tenido malestares en las vías respiratorias; no obstante, los adultos recurren a remedios caseros, como el té de canela con dientes de ajo y miel, mientras que a los niños les compran medicamento que anteriormente les ha servido para aliviar los malestares.
“A veces íbamos al doctor pero mejor ahora vemos qué medicamento les resultó y se los volvemos a surtir, porque la consulta con todo y medicina no baja de 800 pesos y si vamos a la clínica a veces no hay ficha, hay que ir desde las 7 de la mañana y nos toca pasar hasta una o dos de la tarde, no podemos porque tenemos que trabajar”, comentó.
Luis Ángeles, quien también vive en la parte alta de Canoa, sostuvo que aunque el frío es algo a lo que están acostumbrados en esta temporada, cada año la sensación térmica empeora, incluso en los últimos días de diciembre pasado pudo observar finas capas de hielo en el pasto y los árboles.
“La verdad si se siente mucho frío, los que más se enferman ahorita son mis nietos, tratamos de andar bien abrigados y todo pero el frío si está más fuerte que otros año, aquí ha habido dias que el tanque de agua amanece con una capa de hielo”, señaló.
De acuerdo con la Dirección de Protección Civil municipal en Puebla, las comunidades ya mencionadas así como San Miguel Espejo, San Sebastián de Aparicio y Xonacatepec son las que presentan mayor vulnerabilidad ante el frío por ubicarse en las zonas más altas, de tal forma que llegan a registrar temperaturas de hasta 3 grados centígrados.