Tlaola.- Antes de que los militantes del Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) formalizaran el “PRI-AN”, panistas y priistas, ni muertos querían estar juntos, al menos eso pasaba en la Junta Auxiliar de Chicahuaxtla, perteneciente al municipio de Tlaola, cuando el camposanto estaba dividido en dos, uno para blanquiazules y otro para tricolores.
Aquí cada quien tiene el suyo, dice Jacinto Morales Lorenzo, cuando habla de los dos cementerios -uno para priistas y otro para panistas-, construidos en lo profundo de la sierra noroccidental del estado, donde las diferencias políticas han hecho que sus habitantes ni muertos quieran estar juntos.
Caminando por las calles de Tlaola, algunos vecinos compartieron que a finales de la década de los 80 y principios de los años 90, cuando se perfiló y después se hizo presidente municipal Macario Montes Tetzonquila, calificado como “el primer indígena que gobernó” al municipio, en contra de los “coyomes” o meztizos que se turnaban el poder; en este caso, los de la familia Picazo, los Garrido y los Vite. Fue cuando inició la confrontación y poco a poco fue subiendo de intensidad, conforme la cabecera y el resto de las comunidades iban siendo gobernadas por los pobres.
Pronto vino una reacción de los Vite, los Picazo y los Garrido, quienes hicieron una alianza con el PAN y empezaron a tomar venganza en los pueblos que aún gobernaban, como Chicahuaxtla, tomando acciones económicas como encareciendo los servicios de tal manera que pocos, casi nadie, pudiera tener acceso, luego de plano les impidieron seguir enterrando a sus difuntos en el mismo lugar. “Por eso don Macario (el presidente muniicpal), tuvo que comprar un terreno para el camposanto de los priistas”.
Las diferencias políticas entre estas dos figuras no sólo se manifestaron en esos años, algunos vecinos de edad avanzada recuerdan que por la década de los 50, la cabecera municipal estaba asentada en la Junta Auxiliar de Chicahuaxtla, pero los de Tlaola empezaron a disputarles los poderes, “al grado de que hasta muertos hubo, porque a ellos se unió la gente de Yetla y desde entonces el pueblo se estancó”.
Algunos expresaron que no podían recordar quienes encabezaron las diferencias, pero se cree que desde entonces ni la muerte ha podido reconciliarlos y que es mejor que cada quien esté por su lado.
Tres panteones en Chicahuaxtla
En la comunidad indígena náhuatl de Chicahuaxtla, una de las juntas auxiliares más pobladas de la demarcación, existen de esta forma tres panteones, uno en el centro, muy cerca de la iglesia, incluso hay casas que sus territorios colindan con la zona de tumbas.
Las tumbas en este panteón en cuestión, están a la orilla de las céntricas calles, por ello es común ver a los niños jugar en la calle y, de vez en cuando, jugar a la escondidas entre las tumbas que son ocupadas como escondites.