Como una forma de reivindicación de sus derechos y específicamente de cara a la fortaleza de su identidad, Las Moras de esta comunidad indígena bailan solas.
No solo es la casualidad de la falta de hombres para acompañarlas en ese ritual suyo, es la “memoria” colectiva capaz de mandarse señales entre ellas:
“Aquí estamos para reflejar nuestra herencia cultural y decirnos algo: nos respetamos por sí solas. Y nadie puede hacernos el favor de recordarlo o de ayudarnos a hacerlo”, citó con inusual alegría Mariana, la de edad intermedia, de 17 años, de las chicas formadas en una larga fila de 12.
En efecto, las danzantes Las Moras de este miércoles, responsables de recibir a las autoridades, son niñas y mujeres de entre los 8 y los 21 años de edad.
Son Moras de célula y de maquillaje en la cara. Pero también de ropa de colores, corona de lata y machete viejo y filoso. “De otra mentalidad y, desde luego, educación. Ellas son de aquí y de allá. Es decir: gustan de sus raíces, pero también de la urbanidad. Algunas solo están bien en su entorno, en su pecera. Otras niegan de dónde vienen”, confesó Armando, el clásico maestro rural.
Durante la Asamblea Nacional de Política de Mujeres Indígenas, realizada este martes pasado, representantes de 19 estados del país denunciaron que siguen padeciendo violencia, discriminación y exclusión.
Aunque este Día de la Mujer Indígena, conmemorado en una pequeña comunidad perdida rumbo a las faldas del Popocatépetl, el discurso intentó ser contrario: “Ustedes son más valiosas comparadas con un hermoso cabello o una linda trenza. Sus derechos son intocables y reconocidos”, dijo Yessica Ramírez, la representante en el evento del edil panista, José Luis Galeazzi.
El evento protocolario fue una mezcla de indígenas y mestizos. Un intento de fundir ambas visiones del mundo y de respetarse. “Y en realidad sucede. Cierto, existe discriminación, pero poco a poco avanzamos”, dejó entrever Eugenia, una más de Las Moras.
Con su collar de pan colgando del pecho, Nadia Navarro, directora del Instituto Estatal de la Mujer (IEM), dijo que esta nueva generación de mujeres indígenas “tampoco quiere irse de su casa, de su contexto. Y es ahí donde nace la tarea del gobierno: darles oportunidades hasta tierras como La Agrícola Ocotepec para no irse”.
Mientras, dos escenas: los niños del preescolar cantando el Himno Nacional en náhuatl. Y Eugenia enviando un mensajes por “guass” a sus compañeras de baile y de salón para saber dónde pasarán el resto día. “Es el Día de las Mujeres Indígenas, ¿no?”.