/ domingo 9 de octubre de 2022

Molcajetes y metates, oportunidad de crecimiento en Nealtican

Artesanos de este municipio colocan sus productos en Estados Unidos para abastecer la demanda del sector restaurantero de la comunidad migrante

La elaboración de molcajetes y metates en Nealtican, dejó de ser un oficio exclusivo de hombres, pues ahora la mujer encontró una oportunidad económica en esta actividad en auge, ya que varios de los artesanos de este municipio colocan sus producciones en Estados Unidos para abastecer la demanda del sector restaurantero y de la comunidad mexicana emigrante.

En este territorio hay seis talleres dedicados a moldear la piedra extraída de las cordilleras del volcán Popocatépetl y en su mayoría son masculinos quienes desempeñan este trabajo calificado como rudo y riesgoso.

Sin embargo, el escenario cambia en el negocio familiar “Artesanías en Cantera Fernández”, donde diariamente Clara Fernández Peña toma con fuerza su máquina pulidora para cortar trozos de piedra, que en la presentación final serán morteros.

“Me gusta y ya llevo dos años en este trabajo, es pesado porque se tiene que cargar la piedra que se va a trabajar, es algo complicado y delicado, pero estoy aprendiendo”, expresa la joven de 19 años de edad.

Comenta que su trabajo diario consiste en dar forma a la base de lo que será el utensilio, porque después su progenitor se encarga de terminarlo con los respectivos acabados.

Artesanos colocan sus productos en Estados Unidos para abastecer la demanda del sector restaurantero de la comunidad migrante. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“No los hago completos, pero mi producción en un día puede llegar hasta 20 piezas, depende del tiempo que uno le dedique”, añade.

Sobre su incursión en el oficio, comparte que se debió a que su familia se dedica a esta fabricación y al ya no estudiar, decidió buscar un trabajo en el taller de su papá.

Agrega que en la familia Fernández no es la única mujer que maneja una máquina, un cincel o martillo para moldear la piedra, ya que una de sus primas también lo hace para obtener un ingreso.

Ventas en Estados Unidos

En el mismo taller, localizado en la calle 5 Oriente de la Carretera Nealtican-San Jerónimo Tecuanipan, Armando Fernández, quien es el propietario, resalta la participación de su hija Clara en este oficio con buena remuneración.

Relata que tiene 51 años de edad, pero desde los 10 su padre lo enroló en la actividad que ejerce por hobby y porque no se ha sacado la lotería aún.

“En Nealtican, antes no se hacían artesanías de piedra, porque los lugares donde históricamente las hacen son en San Nicolás de los Ranchos y San Salvador El Seco, pero desde hace diez años me vine para acá y monté este taller donde ahora trabajan mis hijos y que está abierto para cualquier persona que quiera aprender”, subraya, mientras fundía varias herramientas de trabajo.

Armando afirma que la producción de molcajetes y metates va en ascenso, pues en caso varias de sus producciones fueron enviadas a Estados Unidos.

Aclara que todavía no hay un proceso de exportación establecido, pero si hay líneas de envío que ayudan a que estas artesanías lleguen a ese país para que circulen en restaurantes de Nueva York y Nueva Jersey, donde son usadas para servir comida mexicana.

“Una vez cumplí un pedido de 300 molcajetes y 150 metatitos que se fueron para Estados Unidos y el cliente me contactó por Facebook, porque cuando estuve en ese país, trabajé en un restaurante y ahí tiraban los molcajetes ya rotos, pero una vez reparé uno, le grabé el logotipo y nombre del negocio y los dueños subieron mi trabajo en la página y así dieron conmigo para hacer el trabajo que me pagaron con dólares, aunque lo cobré en pesos mexicanos”, expone.

La elaboración de molcajetes y metates en Nealtican, dejó de ser un oficio exclusivo de hombres. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El artesano ventila que las piezas enviadas a territorio estadounidense, generalmente llevan grabadas las palabras Puebla, Nealtican o I love you.

En su caso, dice que su producción mensual varia en torno a la demanda, pero su capacidad de fabricación alcanza las mil piezas, aunque su promedio es de 400 por mes, las cuales se comercializan en mercados de las entidades de la zona centro del país.

“Este trabajo es rudimentario, pesado y peligroso, pero me gusta ya que en menos de hora puedo hacer un molcajete, un aprendiz lo hace en un día, pero lo importante es las ganas que las personas interesadas en el oficio tengan para entrarle, porque se requiere de mucha habilidad en las manos, imaginación y talento”, finaliza el artesano, mientras considera necesario que haya apoyos gubernamentales a este gremio que está en el olvido.

Oficio que genera ingresos

Pablo Carreto Tello, un adolescente de 17 años que vive en Santa Isabel Cholula, también trabaja en el taller “Fernández” y comparte que por gusto se dedica a trabajar la piedra volcánica encontrada en los alrededores del Popocatépetl.

En su caso, expone que los ingresos que obtiene de elaborar metates y molcajetes lo destina al pago del curso de inglés que combina con esta actividad y sus estudios de bachillerato.

Sostiene que los fines de semana es cuando se coloca sus gafas y su mascarilla para usar la pulidora que lo ayuda a sacar la meta que fija para enfrentar sus gastos personales.

“Si es una ayuda, me hago seis molcajetes cada fin de semana, pero ya quiero aprender a hacer figuras y pues en un futuro me gustaría tener mis propias máquinas y taller, porque es cuestión de echarle ganas y le digo a los jóvenes que se concentren, que midan bien lo que hacen porque cuesta mucho estudiar y trabajar, pero si lo logran, la recompensa es mayor”, agrega.

Sobre su futuro, Pablo expresa tener aspiraciones en la vida, siendo una de ellas terminar el bachillerato, su curso de inglés y después aprender alemán y ruso, así como seguir haciendo molcajetes en mayor cantidad para tener más ingresos que le permitan cumplir cada uno de sus objetivos.

Trabajo riesgoso

En su área de trabajo, Armando Fernández Peña, es otro joven que a sus 17 años superó una herida en una de sus piernas que fue provocada por la máquina pulidora, herramienta que desde hace un año aprendió a usar para incorporarse a esta ruda tarea.

“Mi padre y mi abuelo me enseñaron porque se dedican a esto y me gusta trabajar en esto, es algo laborioso y peligroso, no solo por el manejo de las máquinas, sino porque hay que tener cuidado cuando se extrae la piedra, ya que el monte puede caerse y el riesgo es que te aplaste”, refiere.

Indica que en el taller de su familia están abiertas las puertas para quien quiera aprender, pues comparte el ideal de su padre, que es enseñar cosas buenas y productivas.

En este territorio hay seis talleres dedicados a moldear la piedra extraída de las cordilleras del Popocatépetl. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Una vez me corté la pierna, fue poco, pero fue porque pateó la máquina y eso pasa cuando uno hace el corte mal o no la agarra uno bien y pues todo trabajo tiene un riesgo, pero también de eso se aprende a tener más cuidado”, remata.

Fuente de Ahorro

Para Gamaliel Fernández Peña, otro artesano de figuras a escala de la familia Fernández, moldear la piedra es un oficio que piensa mantener en su vida futura.

Cuenta que a los 16 años comenzó a agarrar el cincel y el martillo para dar forma a los molcajetes, pero ahora a sus 24 años, en su historial ya hizo un león, un camaleón, una iguana, un cocodrilo y está a punto de terminar un elefante.

“A veces hago las figuras que quiero formar en un molde de plastilina y ya de ahí voy copiando o veo muchas fotos y ya hago los cortes, porque esto me gusta y estoy ahorrando con lo que gano, además de que me ayuda con mis gastos”, puntualiza.

El joven de 24 años de edad, precisa que trabajo hay en el país, pero solo debe uno encontrar algo que se disfrute, como en su caso, le gusta hacer todo lo relacionado con piedra.

De 50 hasta los miles de pesos

Dependiendo el tamaño y modelo, es el precio de un molcajete, metate o figura de piedra en Nealtican, afirma Diana Carreta, comerciante de estas piezas que ahora tienen más demanda que en años pasados.

Revela que estas artesanías no han sido desplazadas por la tecnología y ahora son más demandadas en Estados Unidos, porque muchos compradores hacen pedidos especiales para enviarlos a dicho país.

“Una vez nos encargaron un lavadero de piedra y luego nos piden varias curiosidades o rosas con grabados especiales, porque mucha gente cuando visita a sus familiares en Estados Unidos les lleva esto como recuerdo”, añade.

Dependiendo el tamaño y modelo, es el precio de un molcajete, metate o figura de piedra. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Sobre los costos, dice que en el taller “Fernández”, hay molcajetes desde los 50 pesos, pero también algunos pueden rebasar los dos mil pesos, si lo quieren con más detalles o de gran tamaño.

Mientras los metates valen hasta 600 pesos y las figuras alcanzan los costos más altos, porque generalmente se realizan a escala.

En EU ya hay negocios de artesanías de piedra

Respeto a este tema, Carlos Orea Alonso, expresidente de la Casa del Migrante en Los Ángeles, California, informa que en los últimos cinco años en Estados Unidos ha sido más notoria la apertura de negocios de artesanías de piedra y de otros materiales que es dirigida por mexicanos.

Ya este mercado está presente, porque hay muchos paisanos que los compran porque estas piezas están dentro del mercado de nostalgia, ya que recuerda lo que se tiene en México”, detalla.

En California, Nueva York y Chicago, es donde más se observan estos negocios y también donde en varios lugares de comida se emplean estos utensilios como decorativos.

“El mexicano es muy emprendedor y muchos mexicanos compran los molcajetes para festejar las fiestas patrias y religiosas, pero también para emplearlos en sus comercios, principalmente de venta de alimentos”, manifiesta.

Para finalizar dice que no hay una línea de exportación de artesanías de piedra, porque el modo de trasladar esta mercancía, es por envío o cuando un mexicano con residencia americana viaja a México, aprovecha para comprar uno.

La elaboración de molcajetes y metates en Nealtican, dejó de ser un oficio exclusivo de hombres, pues ahora la mujer encontró una oportunidad económica en esta actividad en auge, ya que varios de los artesanos de este municipio colocan sus producciones en Estados Unidos para abastecer la demanda del sector restaurantero y de la comunidad mexicana emigrante.

En este territorio hay seis talleres dedicados a moldear la piedra extraída de las cordilleras del volcán Popocatépetl y en su mayoría son masculinos quienes desempeñan este trabajo calificado como rudo y riesgoso.

Sin embargo, el escenario cambia en el negocio familiar “Artesanías en Cantera Fernández”, donde diariamente Clara Fernández Peña toma con fuerza su máquina pulidora para cortar trozos de piedra, que en la presentación final serán morteros.

“Me gusta y ya llevo dos años en este trabajo, es pesado porque se tiene que cargar la piedra que se va a trabajar, es algo complicado y delicado, pero estoy aprendiendo”, expresa la joven de 19 años de edad.

Comenta que su trabajo diario consiste en dar forma a la base de lo que será el utensilio, porque después su progenitor se encarga de terminarlo con los respectivos acabados.

Artesanos colocan sus productos en Estados Unidos para abastecer la demanda del sector restaurantero de la comunidad migrante. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“No los hago completos, pero mi producción en un día puede llegar hasta 20 piezas, depende del tiempo que uno le dedique”, añade.

Sobre su incursión en el oficio, comparte que se debió a que su familia se dedica a esta fabricación y al ya no estudiar, decidió buscar un trabajo en el taller de su papá.

Agrega que en la familia Fernández no es la única mujer que maneja una máquina, un cincel o martillo para moldear la piedra, ya que una de sus primas también lo hace para obtener un ingreso.

Ventas en Estados Unidos

En el mismo taller, localizado en la calle 5 Oriente de la Carretera Nealtican-San Jerónimo Tecuanipan, Armando Fernández, quien es el propietario, resalta la participación de su hija Clara en este oficio con buena remuneración.

Relata que tiene 51 años de edad, pero desde los 10 su padre lo enroló en la actividad que ejerce por hobby y porque no se ha sacado la lotería aún.

“En Nealtican, antes no se hacían artesanías de piedra, porque los lugares donde históricamente las hacen son en San Nicolás de los Ranchos y San Salvador El Seco, pero desde hace diez años me vine para acá y monté este taller donde ahora trabajan mis hijos y que está abierto para cualquier persona que quiera aprender”, subraya, mientras fundía varias herramientas de trabajo.

Armando afirma que la producción de molcajetes y metates va en ascenso, pues en caso varias de sus producciones fueron enviadas a Estados Unidos.

Aclara que todavía no hay un proceso de exportación establecido, pero si hay líneas de envío que ayudan a que estas artesanías lleguen a ese país para que circulen en restaurantes de Nueva York y Nueva Jersey, donde son usadas para servir comida mexicana.

“Una vez cumplí un pedido de 300 molcajetes y 150 metatitos que se fueron para Estados Unidos y el cliente me contactó por Facebook, porque cuando estuve en ese país, trabajé en un restaurante y ahí tiraban los molcajetes ya rotos, pero una vez reparé uno, le grabé el logotipo y nombre del negocio y los dueños subieron mi trabajo en la página y así dieron conmigo para hacer el trabajo que me pagaron con dólares, aunque lo cobré en pesos mexicanos”, expone.

La elaboración de molcajetes y metates en Nealtican, dejó de ser un oficio exclusivo de hombres. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El artesano ventila que las piezas enviadas a territorio estadounidense, generalmente llevan grabadas las palabras Puebla, Nealtican o I love you.

En su caso, dice que su producción mensual varia en torno a la demanda, pero su capacidad de fabricación alcanza las mil piezas, aunque su promedio es de 400 por mes, las cuales se comercializan en mercados de las entidades de la zona centro del país.

“Este trabajo es rudimentario, pesado y peligroso, pero me gusta ya que en menos de hora puedo hacer un molcajete, un aprendiz lo hace en un día, pero lo importante es las ganas que las personas interesadas en el oficio tengan para entrarle, porque se requiere de mucha habilidad en las manos, imaginación y talento”, finaliza el artesano, mientras considera necesario que haya apoyos gubernamentales a este gremio que está en el olvido.

Oficio que genera ingresos

Pablo Carreto Tello, un adolescente de 17 años que vive en Santa Isabel Cholula, también trabaja en el taller “Fernández” y comparte que por gusto se dedica a trabajar la piedra volcánica encontrada en los alrededores del Popocatépetl.

En su caso, expone que los ingresos que obtiene de elaborar metates y molcajetes lo destina al pago del curso de inglés que combina con esta actividad y sus estudios de bachillerato.

Sostiene que los fines de semana es cuando se coloca sus gafas y su mascarilla para usar la pulidora que lo ayuda a sacar la meta que fija para enfrentar sus gastos personales.

“Si es una ayuda, me hago seis molcajetes cada fin de semana, pero ya quiero aprender a hacer figuras y pues en un futuro me gustaría tener mis propias máquinas y taller, porque es cuestión de echarle ganas y le digo a los jóvenes que se concentren, que midan bien lo que hacen porque cuesta mucho estudiar y trabajar, pero si lo logran, la recompensa es mayor”, agrega.

Sobre su futuro, Pablo expresa tener aspiraciones en la vida, siendo una de ellas terminar el bachillerato, su curso de inglés y después aprender alemán y ruso, así como seguir haciendo molcajetes en mayor cantidad para tener más ingresos que le permitan cumplir cada uno de sus objetivos.

Trabajo riesgoso

En su área de trabajo, Armando Fernández Peña, es otro joven que a sus 17 años superó una herida en una de sus piernas que fue provocada por la máquina pulidora, herramienta que desde hace un año aprendió a usar para incorporarse a esta ruda tarea.

“Mi padre y mi abuelo me enseñaron porque se dedican a esto y me gusta trabajar en esto, es algo laborioso y peligroso, no solo por el manejo de las máquinas, sino porque hay que tener cuidado cuando se extrae la piedra, ya que el monte puede caerse y el riesgo es que te aplaste”, refiere.

Indica que en el taller de su familia están abiertas las puertas para quien quiera aprender, pues comparte el ideal de su padre, que es enseñar cosas buenas y productivas.

En este territorio hay seis talleres dedicados a moldear la piedra extraída de las cordilleras del Popocatépetl. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Una vez me corté la pierna, fue poco, pero fue porque pateó la máquina y eso pasa cuando uno hace el corte mal o no la agarra uno bien y pues todo trabajo tiene un riesgo, pero también de eso se aprende a tener más cuidado”, remata.

Fuente de Ahorro

Para Gamaliel Fernández Peña, otro artesano de figuras a escala de la familia Fernández, moldear la piedra es un oficio que piensa mantener en su vida futura.

Cuenta que a los 16 años comenzó a agarrar el cincel y el martillo para dar forma a los molcajetes, pero ahora a sus 24 años, en su historial ya hizo un león, un camaleón, una iguana, un cocodrilo y está a punto de terminar un elefante.

“A veces hago las figuras que quiero formar en un molde de plastilina y ya de ahí voy copiando o veo muchas fotos y ya hago los cortes, porque esto me gusta y estoy ahorrando con lo que gano, además de que me ayuda con mis gastos”, puntualiza.

El joven de 24 años de edad, precisa que trabajo hay en el país, pero solo debe uno encontrar algo que se disfrute, como en su caso, le gusta hacer todo lo relacionado con piedra.

De 50 hasta los miles de pesos

Dependiendo el tamaño y modelo, es el precio de un molcajete, metate o figura de piedra en Nealtican, afirma Diana Carreta, comerciante de estas piezas que ahora tienen más demanda que en años pasados.

Revela que estas artesanías no han sido desplazadas por la tecnología y ahora son más demandadas en Estados Unidos, porque muchos compradores hacen pedidos especiales para enviarlos a dicho país.

“Una vez nos encargaron un lavadero de piedra y luego nos piden varias curiosidades o rosas con grabados especiales, porque mucha gente cuando visita a sus familiares en Estados Unidos les lleva esto como recuerdo”, añade.

Dependiendo el tamaño y modelo, es el precio de un molcajete, metate o figura de piedra. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Sobre los costos, dice que en el taller “Fernández”, hay molcajetes desde los 50 pesos, pero también algunos pueden rebasar los dos mil pesos, si lo quieren con más detalles o de gran tamaño.

Mientras los metates valen hasta 600 pesos y las figuras alcanzan los costos más altos, porque generalmente se realizan a escala.

En EU ya hay negocios de artesanías de piedra

Respeto a este tema, Carlos Orea Alonso, expresidente de la Casa del Migrante en Los Ángeles, California, informa que en los últimos cinco años en Estados Unidos ha sido más notoria la apertura de negocios de artesanías de piedra y de otros materiales que es dirigida por mexicanos.

Ya este mercado está presente, porque hay muchos paisanos que los compran porque estas piezas están dentro del mercado de nostalgia, ya que recuerda lo que se tiene en México”, detalla.

En California, Nueva York y Chicago, es donde más se observan estos negocios y también donde en varios lugares de comida se emplean estos utensilios como decorativos.

“El mexicano es muy emprendedor y muchos mexicanos compran los molcajetes para festejar las fiestas patrias y religiosas, pero también para emplearlos en sus comercios, principalmente de venta de alimentos”, manifiesta.

Para finalizar dice que no hay una línea de exportación de artesanías de piedra, porque el modo de trasladar esta mercancía, es por envío o cuando un mexicano con residencia americana viaja a México, aprovecha para comprar uno.

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