La tarde de aquel martes 19 de septiembre de 2017 dos menores de edad perdieron la vida por las consecuencias directas e indirectas del sismo de 7.1 grados.
Uno de ellos cuando, junto a sus compañeros, buscaba salir del edificio que en parte se cayó, y el otro, una niña, murió al caérsele una barda en su vivienda humilde tras llegar de la escuela.
“Son dos de las ocho pérdidas mortales más dolorosas de la considerada ya como la tragedia más importante de los últimos tiempos en esta ciudad. Todas son irreparables, pero la de los menores de edad son inaceptables por momentos”, citó un funcionario de protección civil local.
En este municipio existen un total de 217 escuelas entre privadas y la mayoría públicas. El año pasado el sismo del 19 de septiembre ocurrió a las 13 horas con 11 minutos cuando apenas los estudiantes comenzaban a salir de sus clases.
Por el panorama anterior, representantes de escuelas primarias y secundarias de esta ciudad admitieron el próximo 19 de Septiembre una “cantidad importante” de padres de familia no enviarán a sus hijos a clases por el miedo a un nuevo temblor y ante la posibilidad de más tragedias.
Sobre todo en el caso de los pequeños de nivel preescolar y de primero, segundo y hasta tercer año de primaria quienes vivieron en el 2017 una experiencia “bastante desagradable la cual todavía no superan psicológicamente”, completó.