Realizan misa en zócalo de Atlixco en memoria de los fallecidos durante el sismo

Redacción

  · martes 26 de septiembre de 2017

Foto: Bibiana Díaz

ATLIXCO, Pue.- Como una forma de acercarse a la reconciliacióncon Dios, quizá para pedir perdón o hasta para contar con uningrediente de protección frente a la naturaleza devastadora,cientos de habitantes de esta ciudad celebraron la tarde de estemartes una misa en la plaza pública, dañada por el sismo de lasemana pasada en dos de sus íconos: el palacio municipal y laparroquia.

Atlixco, considerada la cuarta ciudad más grande de Puebla conmás de 200 mil habitantes, fue declarada como zona de desastreluego del terremoto de magnitud 7.1 del pasado 19 de Septiembre, elcual dejó más de 1500 casas dañadas, 18 iglesias con problemasestructurales y ocho muertos.

Convocado por un grupo de católicos, el acto religioso sellevó a cabo a las 13:14 horas, justo la hora marcada por lahistoria como el comienzo de la tragedia más importante de éstetambién considerado Pueblo Mágico.

Frente a la estatua de Benito Juárez, otro monumento insigniadel también conocido como parque Colón, el sacerdote CarlosJuárez exigió a los atlixquenses sumarse a la reconstrucción desu pueblo.

Y debe hacerse, abundó, sin mirar problemas o asuntos decolores partidistas, razas o enemistades añejas. “Pero másimportante es, por encima de la trascendencia de los templos,reconstruir nuestra fe, levantar la esperanza de ser mejorespersonas”.

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El oratorio improvisado colocado a siete metros de la entradaprincipal de palacio municipal fue una mesa, flores, una cantidadimportante de veladoras, una imagen de Dios de madera colgada de unárbol, un sofisticado equipo de sonido, un grupo de coristas,algunas de ellas hijas del alcalde José Luis Galeazzi Berra ymucha fe y esperanza como señaló Hortensia, una mujer acomodadahasta la parte de adelante en su silla de ruedas.

Entre los asistentes estuvo el edil panista José Luis Galeazziy su esposa Elvia Siliceo, un porcentaje considerable defuncionarios del Ayuntamiento quienes perdieron a dos de suscompañeros en la tragedia de hace ocho días.

Pero sobre todo participaron habitantes de este sitio, a dondecada año llegan cerca de un millón de turistas, sometidos a lanecesidad de encontrar una explicación, de cualquier tipo, a lainclemente sacudida mental y física de la tierra.

Y la encontraron en la homilía del sacerdote: “no caigan enla confusión y en la ridiculez de manifestar en las redes socialesy de boca en boca que el temblor fue un castigo de Dios. Eso esabsurdo y falso. La naturaleza es la naturaleza y ya. No hay vueltade hoja”.

Si fuera eso, de pagar pecados humanos con un fenómeno de estetipo, nadie de los presentes estaría vivo. “Bueno, salvo losniños”.

Quizá el momento más emotivo de la ceremonia fue cuando losfieles católicos decidieron arrodillarse para solicitar mayorprotección divina. Por lo pronto, el sacerdote repartió entre losatlixquenses una cantidad importante de agua bendita y de abrazosde consolación.

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Mientras, a unos cuantos pasos los cascos y los guantes circulanpara derribar cornisas, derrumbar fachadas y sacar, en la medida delo posible, algunos documentos del Palacio ya sin reloj y sinescudo de armas.

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