Dos años después, apenas el 40 por ciento de los inmuebles del Centro Histórico de la ciudad dañados por el sismo del 19 de septiembre del 2017 están reparados, según un diagnóstico sobre el tema elaborado por un grupo de ingenieros y arquitectos locales.
Sin embargo, coincidieron, el hecho de estar intervenidos esos edificios de “ninguna manera significa la total restauración. Esto último implica mayores gastos y una mayor profesionalización”.
De acuerdo con datos oficiales surgidos tras el movimiento telúrico de hace 24 meses, sólo en el perímetro del primer cuadro de Atlixco un total de 29 construcciones, de todos tamaños y temporalidades resultaron afectadas.
DOBLE SABOR
Caminar en el corazón de Atlixco, dos años después de aquella tragedia, genera para la mayoría de los lugareños una sensación agridulce. “Por un lado, alegría por la reciente apertura de la iglesia católica más importante: La Parroquia. Y al mismo tiempo, la actividad comercial a más del 100 por ciento desde prácticamente año y medio antes”.
Sin embargo, también permea el miedo. “Hay avenidas, calles y hasta callejones no únicamente solitarios y abandonados. Esas áreas mantienen el status de peligrosos por sus bardas, cornisas, balcones y puertas”, indica el expediente.
Igual el callejón Sonora, convertido en tierra solitaria y ubicado a cinco minutos del zócalo. En una de sus esquinas y alrededores no sólo hubo derrumbes, también muerte. Allí nada más quitaron el escombro. Pero los muros altos y las bardas protectoras son una señal no escrita de evitar el paso.
La calle 2 norte, atrás de la propia Parroquia, es un verdadero reto: de ambos lados de la acera quedan las huellas de la destrucción. Inamovibles. En el área es mejor caminar a la mitad de la vía para los autos.
Los dos anteriores son un ejemplo de los sentimientos en el epicentro de este Pueblo Mágico. Sin olvidar el espacio del otro lado del zócalo. Una zona de desastre, literal, aguarda a los turistas. Para los atlixquenses es ya algo normal o cotidiano.