/ domingo 13 de agosto de 2023

San Sebastián Villanueva, cuna de la tuna y el nopal en Puebla

Innovar en la producción, la apuesta para los productores; anuncian destilado de tuna

Cuando te piden nombrar un producto que identifique a México, muchos piensan en el chile, el maíz o el frijol, pero productores de la comunidad de San Sebastián Villanueva, consideran que, al hablar del país, todas las personas deberían de pensar en la tuna, así como el nopal. Incluso, creen que hay una deuda histórica con esta planta y fruto, pues son parte del simbolismo nacional y no se les ha dado el valor que merecen.

Es por ello, que, en esta comunidad del municipio de Acatzingo, le están apostando a la transformación de la tuna y están experimentando para producir de otros colores, como las tunas amarillas y hasta tricolores. También, cuentan con una novedad, que es el destilado de tuna, aunque aún no sale a la producción, prevén que puede convertirse en la competencia del imperio mezcalero.

Hay que recordar que dicha región, es por excelencia productora de esta familia de cactáceas y se ha colocado en la tercera posición nacional de producción de tuna, pero en rendimiento por hectárea es el primer lugar de todo el territorio mexicano con 18 toneladas. Sin en embargo, el nopal no ocupa el primer lugar nacional de producción, sino que se posicionó en el tercero.

El primer lugar es para Estado de México con 20 mil hectáreas y 170 mil toneladas en volumen de producción, el segundo lugar para Zacatecas con 18 mil hectáreas y 160 mil toneladas y en la tercera posición está Puebla con 4 mil 500 hectáreas que llevan 87 mil toneladas. Los principales productores son los municipios de Acatzingo, Felipe Ángeles y Quecholac, de acuerdo con productores de la zona.

Innovar en la producción, la apuesta para los productores; anuncian destilado de tuna. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Por esta situación, los nopaleros y tuneros de Villanueva creen que deben de voltear a verlos, valorar su trabajo e impulsar políticas públicas eficientes para que Puebla encabece los primeros lugares tanto de tuna, como nopal, pues tienen la tierra, las ganas de trabajar y la experiencia necesaria.

Omar Carpio, el hombre que lleva el nopal y la tuna en las venas

Omar Carpio Flores, es el director general de “Agroproductores de La Flor de Villanueva”, quienes están ubicados en la comunidad de San Sebastián Villanueva en el municipio de Acatzingo, justo en la parte central del estado, a 50 kilómetros de la capital poblana. En la comunidad, se producen tunas verdes, rojas, amarillas, pero recientemente han incursionado en otros colores como las tunas naranjas y tunas tricolores. “Andamos en esa búsqueda de nuevas versiones de la tuna, ahí están, siempre estuvieron, simplemente que hasta hoy las estamos identificado, pero la misma naturaleza siempre nos las dio y queremos aprovecharlas de forma comercial”, comentó.

Omar es un apasionado de la tuna y el nopal, se nota al escucharlo hablar. Su historia con estos productos viene de generación en generación, pues sus abuelos fueron de los primeros en Villanueva en instalar huertos de traspatio de tuna criolla, siguieron sus padres y luego la tradición familiar pasó a sus manos. Hoy en día, tiene una meta, que es darle un valor agregado a estos productos y cree que puede lograrlo a través de la transformación de la tuna.

“Yo creo que tenemos una tarea pendiente con el tema del valor agregado, que no sólo sea la fruta, que claro, es importante como fruta de mesa, pero el tema de la transformación nos puede dar muchísimo más (…) estos productos tienen historia y lo más importante es tenerle mucho amor porque nos han visitado de otros países y se impresionan más que los mexicanos por la fuerza de los cultivos y las técnicas que ocupamos”, compartió.

Omar refirió que el nopal y la tuna, pueden ser la analogía perfecta para describir a los mexicanos, pues es un producto resistente, que se defiende hasta al final con sus espinas, pero que su interior es dulce y noble. “Necesitan poca agua, eso es una ventaja para el tema de la certificación porque no la mezclas con otra agua que no sea la de la lluvia, porque uno de los principales contaminantes en el campo es el agua, ahí se van microbios, pero en la tuna no sucede eso, y como es una fruta con cascara también tiene otra ventaja, pues si hay una posible contaminación, no llega al interior”, agregó.

Si bien, son productos que no necesitan mucha agua, el productor aceptó que las sequías constantes sí les afectan, por lo que también ha innovado en captación de agua y “cajeteos”, que es una actividad en donde se remueve la tierra alrededor del nopal para que puedan percibir más agua de la normal de forma natural. “Con los cajeteos el agua ahí se queda, nos llueve poco, entonces lo que hacemos es no dejarla correr. Es una técnica ancestral en el pueblo que se dejó de hacer, pero la regresamos porque funciona mucho”, explicó.

La tuna, producto infravalorado en Puebla y el país, pero no en el extranjero

Pese a que Omar cree que estos productos tienen una gran historia, aceptó que en el Puebla y en el resto de México los han infravalorado, ya que piensan que por ser un producto barato no es de buena calidad, pues el kilo no supera los 30 pesos y la caja (15 kilos aprox.) no rebasa los 120 pesos. Sin embargo, en Villanueva la mayor parte de su producción se exporta a Canadá, Estados Unidos y Europa.

Esta región es por excelencia productora de esta familia de cactáceas. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


Lo que demuestra una vez más, que los extranjeros valoran más el sabor de un producto mexicano. “Al exportar el producto no sólo se va la fruta, yo les digo a mis clientes que se van lágrimas, coraje, un sinfín de emociones y se va cultura. En otros países deben de saber que cuando le dan una mordida, están comiendo un cachito de México, y más importante, un cachito de Puebla. Nos hemos deshumanizado con los productos del campo y cuando comemos una tuna se nos olvida su importancia”, dijo.

En el caso de Omar, empezó a exportar desde el año 2005 la tuna, luego de que se formalizó su empresa Agroproductores de La Flor de Villanueva. En ese entonces, sólo exportó el 10 por ciento del total de la producción, pero hoy en día, se van al extranjero el 95 por ciento de la tuna. “Se tuvo que ser constantes para exportar y necios, el ser necios se hereda, si no eres necio ni te metas. Insistí, persistí y nunca desistí, eso siempre te da va a dar resultados positivos”, puntualizó.

Desde su óptica, México tiene la obligación de enaltecer el nombre de estos productos y las autoridades nacionales y estatales, darles la difusión necesaria. No sólo quedarse en el chile, tequila y mezcal como productos representativos del país, sino irse a los orígenes de esta tierra mexicana y entender que el nopal siempre ha sido parte del territorio.

Recordó que, en tiempos remotos, tanto la tuna como el nopal eran productos sagrados en México, ya que eran hogar de las serpientes cascabel, y este reptil era a proteína principal en la alimentación. No es casualidad que el escudo del país, ostente tres símbolos: el nopal, el águila y la serpiente.

En su opinión, hay una gran oportunidad de empleo y de exaltar el campo mexicano con estos productos. Prueba de ello, es que la producción esperada de tunas para este año -tan sólo en la entidad- es de 56 mil toneladas, con un precio de 3 mil 500 pesos por tonelada y actualmente el valor de la producción es de 196 millones de pesos.

Así que sólo queda en manos de las autoridades identificar esta oportunidad de crecimiento y aplicar políticas públicas en favor de los cultivos.

Innovar en la producción, la apuesta para los productores; anuncian destilado de tuna

Para realzar el nombre del nopal y la tuna, Omar está seguro que los productores tienen que innovar y, por tanto, en últimos meses su apuesta es la variedad de la tuna (amarilla rubí, amarilla diamante, roja ceniza, roja copena, rojo pelón y tricolor) así como el rescate del agua, como se mencionó anteriormente; pero, también está experimentando con un destilado de tuna. Sí, como lo leyó, una bebida alcohólica tradicional mexicana, que tenga como base la tuna.

“Así como hay mezcales de diferentes magueyes, quiero hacer un mezcal diferente por cada variedad de tuna, así como hay espadín, papalome, que haya destilado de tuna verde, de tuna roja ceniza, y que cada uno tenga su propio sabor, su propio toque, porque sí lo tiene. Estamos en esa ampliación y rescatar la tuna que no se va a exportación”, adelantó.

En un principio, Omar pensó en hacer un destilado combinando todos los sabores de tunas que hay, pero después se dio cuenta que cada uno de los colores tiene notas diferentes y se puede explotar más el fruto si se hace un destilado por cada uno. “Después evaluaremos y sacaremos el mejor”.

Exportar, un sueño de las familias en Villanueva. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Otra idea que tiene en mente para no desperdiciar la cascara y las semillas de la tuna es hacer aceites, pues debido al amor que le tiene al producto, se ha capacitado y en varias investigaciones, especialistas han revelado que el aceite de semillas de nopal es un poderoso cosmético que humecta, nutren y repara la piel.

Inclusive, este productor de Acatzingo, ha encontrado investigaciones que indican que con la tuna se puede crear material de plástico biodegradable. “La tuna es alma, es corazón y es futuro, no sólo se puede aprovechar la pulpa, también su cascara. Hay que empezar a encaminar estos productos, no netamente vamos a poner una planta, pero si aprovechar todo el proceso y empezar a ver las certificaciones adecuadas”, sugirió.

De igual modo, de la tuna se puede producir agua natural de origen vegetal. Detalló que cuando la tuna está jugosa, hacen como un filtro y la vuelven a exprimir hasta que saque agua. “Es otro tipo de agua, tiene muchas ventajas y el nopal y la tuna son garantía de supervivencia alimentaria. En la época en los aztecas, el nopal y la tuna representaron un papel importante para nutrir a nuestros ancestros”.

Es preciso mencionar que en el año 2021 se exportaron 7.2 millones de dólares de tunas desde el estado de Puebla y con respecto al 2020 crecieron 39 por ciento estos envíos al extranjero.

Para concluir, Omar opinó que los productores de San Sebastián Villanueva cambiaron el sector tunero del país, ya que, con anterioridad, los sobajaban y veían como la cadena más baja en el campo. Empero, actualmente cree que eso ha ido cambiando, aunque falta mucho trabajo por hacer.

En el año 2021 se exportaron 7.2 millones de dólares de tunas desde el estado de Puebla. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Ahora que vieron que el juego es de a de veras todos despertaron. Gracias a todo esto, hace tres años institucionalizamos el Día Nacional del Nopal cada 18 de septiembre y fue una tarea que hicimos nosotros, fue bonito y hace tres años el cachito de la lotería sacó el nopal, eso nosotros lo impulsamos. El nopal y la tuna le ha dado trabajo a nuestra comunidad y puede darle más empleo y comida a todo el estado”, finalizó.

Exportar, un sueño de las familias en Villanueva

Otro productor de tuna y nopal en esta comunidad es Nicolás Vera Antonio, quien recientemente logró exportar su producto, lo cual era un sueño que tenía desde niño. Sin embargo, su mayor inspiración, su padre, no logró ver ese objetivo, ya que falleció a causa de la Covid-19.

“Desde pequeño, cuando yo iba a la primaria, me gustaba ya salir para alcanzar a mi papá que estaba trabajando en el campo. A partir de ahí amé el campo, lo ayudaba a hacer de todo, quitar hierba, cortar nopales. Fuimos creciendo y yo siempre tuve la idea de exportar, pero no sabía cómo, así que empecé estudiando comercio internacional”, relató.

Cuando recién egresó, comenzó a trabajar en algunas empresas, pero se dio cuenta que su futuro y lo que le hacía feliz, era el campo de Villanueva, por lo que regresó a su tierra y se dedicó al 100 por ciento al comercio. Al principio, sólo les vendía a las personas que “llegaban a su pueblo”, pero el precio que les daban no era ni suficiente, ni justo para tener una buena calidad de vida.

Fue así que decidió buscar otros clientes fuera de su comunidad y se acercó a comerciantes de la Central de Abastos, tanto de Puebla, así como México. Así se mantuvo por casi seis años, pero la promesa que le hizo a su padre de exportar seguía presente y decidió “lanzarse” a otros mercados.

“Yo ya tenía el conocimiento, ya sabía sembrar, cultivar, cosechar y busqué clientes por mi cuenta, pero escuchaba con otros productores que al exportar les pagaban mejor que el mercado nacional y conocí en el camino a clientes que se dedicaban a exportar”, contó.

Nicolás está seguro de que Villanueva tiene todo lo necesario para enaltecer el nombre del nopal, así como la tuna y que su gente puede colocar a Puebla en el foco del campo nacional. Sólo que hace falta apoyo y mucha disposición de los productores. Por ejemplo, él empezó a exportar a través de intermediarios, debido a que desconocía todo el proceso legal para realizarlo, hasta que se acercó a la Secretaría de Desarrollo Rural.

“Ya exporto directo, pero con la ayuda de la Secretaría y ellos no se llevan nada de la ganancia, algún tipo de comisión, ellos solamente nos contactaron con los clientes, nos explicaron la logística, con la documentación, y nosotros hacemos tratos directos con los clientes”, refirió.

Hortensia Florinda y su esposo fueron de los primeros que empezaron a sembrar nopales en la comunidad. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Desde hace dos meses, exporta tres camiones por semana (20 toneladas por vehículo), son viajes mixtos, pues se va tuna y nopal, el producto se dirige a Estados Unidos y su meta es adquirir equipo de mayor tecnología que le permita ofrecer mejor producto, esto que significa que llegue más limpio y mejor seleccionado.

El productor está feliz de exportar, pero lo entristece que su padre nunca pudo ver este gran logro que alcanzó. No obstante, cree que su historia puede ser de ayuda para que los demás productores de Villanueva no se den por vencidos y que persistan si su idea es llegar a otro país.

“Si mi papá me pudiera ver creo que estaría lleno de orgullo porque él es el responsable del crecimiento que hemos tenido. Él estaría orgulloso de nosotros y estoy triste de que ya no pudo ver lo lejos que hemos llegado, pero sé que desde arriba nos está viendo y espero que se sienta contento como hemos avanzado. Todo fue gracias a él”, remató.

La madre de Nicolás, es la señora Hortensia Florinda Antonio Salazar, ella con su esposo, fueron de los primeros que empezaron a sembrar nopales en la comunidad, esto fue hace 45 años. La opción de dedicarse a estos productos fue porque necesitaban dinero para sacar a su familia adelante y lo lograron, pues a todos les dieron educación y lograron “levantar” su casa.

Conforme ha pasado el tiempo, la señora ya no sólo siembra nopales y corta su fruta, sino que experimenta con otros alimentos para tener más opciones económicas y para que la comunidad siga con su “esencia nopalera”. Por ejemplo, hace pastel de nopal, agua de tuna, helado de ambos, yogurt de nopal, tortillas de nopal y hasta jabones.

Cuando te piden nombrar un producto que identifique a México, muchos piensan en el chile, el maíz o el frijol, pero productores de la comunidad de San Sebastián Villanueva, consideran que, al hablar del país, todas las personas deberían de pensar en la tuna, así como el nopal. Incluso, creen que hay una deuda histórica con esta planta y fruto, pues son parte del simbolismo nacional y no se les ha dado el valor que merecen.

Es por ello, que, en esta comunidad del municipio de Acatzingo, le están apostando a la transformación de la tuna y están experimentando para producir de otros colores, como las tunas amarillas y hasta tricolores. También, cuentan con una novedad, que es el destilado de tuna, aunque aún no sale a la producción, prevén que puede convertirse en la competencia del imperio mezcalero.

Hay que recordar que dicha región, es por excelencia productora de esta familia de cactáceas y se ha colocado en la tercera posición nacional de producción de tuna, pero en rendimiento por hectárea es el primer lugar de todo el territorio mexicano con 18 toneladas. Sin en embargo, el nopal no ocupa el primer lugar nacional de producción, sino que se posicionó en el tercero.

El primer lugar es para Estado de México con 20 mil hectáreas y 170 mil toneladas en volumen de producción, el segundo lugar para Zacatecas con 18 mil hectáreas y 160 mil toneladas y en la tercera posición está Puebla con 4 mil 500 hectáreas que llevan 87 mil toneladas. Los principales productores son los municipios de Acatzingo, Felipe Ángeles y Quecholac, de acuerdo con productores de la zona.

Innovar en la producción, la apuesta para los productores; anuncian destilado de tuna. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Por esta situación, los nopaleros y tuneros de Villanueva creen que deben de voltear a verlos, valorar su trabajo e impulsar políticas públicas eficientes para que Puebla encabece los primeros lugares tanto de tuna, como nopal, pues tienen la tierra, las ganas de trabajar y la experiencia necesaria.

Omar Carpio, el hombre que lleva el nopal y la tuna en las venas

Omar Carpio Flores, es el director general de “Agroproductores de La Flor de Villanueva”, quienes están ubicados en la comunidad de San Sebastián Villanueva en el municipio de Acatzingo, justo en la parte central del estado, a 50 kilómetros de la capital poblana. En la comunidad, se producen tunas verdes, rojas, amarillas, pero recientemente han incursionado en otros colores como las tunas naranjas y tunas tricolores. “Andamos en esa búsqueda de nuevas versiones de la tuna, ahí están, siempre estuvieron, simplemente que hasta hoy las estamos identificado, pero la misma naturaleza siempre nos las dio y queremos aprovecharlas de forma comercial”, comentó.

Omar es un apasionado de la tuna y el nopal, se nota al escucharlo hablar. Su historia con estos productos viene de generación en generación, pues sus abuelos fueron de los primeros en Villanueva en instalar huertos de traspatio de tuna criolla, siguieron sus padres y luego la tradición familiar pasó a sus manos. Hoy en día, tiene una meta, que es darle un valor agregado a estos productos y cree que puede lograrlo a través de la transformación de la tuna.

“Yo creo que tenemos una tarea pendiente con el tema del valor agregado, que no sólo sea la fruta, que claro, es importante como fruta de mesa, pero el tema de la transformación nos puede dar muchísimo más (…) estos productos tienen historia y lo más importante es tenerle mucho amor porque nos han visitado de otros países y se impresionan más que los mexicanos por la fuerza de los cultivos y las técnicas que ocupamos”, compartió.

Omar refirió que el nopal y la tuna, pueden ser la analogía perfecta para describir a los mexicanos, pues es un producto resistente, que se defiende hasta al final con sus espinas, pero que su interior es dulce y noble. “Necesitan poca agua, eso es una ventaja para el tema de la certificación porque no la mezclas con otra agua que no sea la de la lluvia, porque uno de los principales contaminantes en el campo es el agua, ahí se van microbios, pero en la tuna no sucede eso, y como es una fruta con cascara también tiene otra ventaja, pues si hay una posible contaminación, no llega al interior”, agregó.

Si bien, son productos que no necesitan mucha agua, el productor aceptó que las sequías constantes sí les afectan, por lo que también ha innovado en captación de agua y “cajeteos”, que es una actividad en donde se remueve la tierra alrededor del nopal para que puedan percibir más agua de la normal de forma natural. “Con los cajeteos el agua ahí se queda, nos llueve poco, entonces lo que hacemos es no dejarla correr. Es una técnica ancestral en el pueblo que se dejó de hacer, pero la regresamos porque funciona mucho”, explicó.

La tuna, producto infravalorado en Puebla y el país, pero no en el extranjero

Pese a que Omar cree que estos productos tienen una gran historia, aceptó que en el Puebla y en el resto de México los han infravalorado, ya que piensan que por ser un producto barato no es de buena calidad, pues el kilo no supera los 30 pesos y la caja (15 kilos aprox.) no rebasa los 120 pesos. Sin embargo, en Villanueva la mayor parte de su producción se exporta a Canadá, Estados Unidos y Europa.

Esta región es por excelencia productora de esta familia de cactáceas. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


Lo que demuestra una vez más, que los extranjeros valoran más el sabor de un producto mexicano. “Al exportar el producto no sólo se va la fruta, yo les digo a mis clientes que se van lágrimas, coraje, un sinfín de emociones y se va cultura. En otros países deben de saber que cuando le dan una mordida, están comiendo un cachito de México, y más importante, un cachito de Puebla. Nos hemos deshumanizado con los productos del campo y cuando comemos una tuna se nos olvida su importancia”, dijo.

En el caso de Omar, empezó a exportar desde el año 2005 la tuna, luego de que se formalizó su empresa Agroproductores de La Flor de Villanueva. En ese entonces, sólo exportó el 10 por ciento del total de la producción, pero hoy en día, se van al extranjero el 95 por ciento de la tuna. “Se tuvo que ser constantes para exportar y necios, el ser necios se hereda, si no eres necio ni te metas. Insistí, persistí y nunca desistí, eso siempre te da va a dar resultados positivos”, puntualizó.

Desde su óptica, México tiene la obligación de enaltecer el nombre de estos productos y las autoridades nacionales y estatales, darles la difusión necesaria. No sólo quedarse en el chile, tequila y mezcal como productos representativos del país, sino irse a los orígenes de esta tierra mexicana y entender que el nopal siempre ha sido parte del territorio.

Recordó que, en tiempos remotos, tanto la tuna como el nopal eran productos sagrados en México, ya que eran hogar de las serpientes cascabel, y este reptil era a proteína principal en la alimentación. No es casualidad que el escudo del país, ostente tres símbolos: el nopal, el águila y la serpiente.

En su opinión, hay una gran oportunidad de empleo y de exaltar el campo mexicano con estos productos. Prueba de ello, es que la producción esperada de tunas para este año -tan sólo en la entidad- es de 56 mil toneladas, con un precio de 3 mil 500 pesos por tonelada y actualmente el valor de la producción es de 196 millones de pesos.

Así que sólo queda en manos de las autoridades identificar esta oportunidad de crecimiento y aplicar políticas públicas en favor de los cultivos.

Innovar en la producción, la apuesta para los productores; anuncian destilado de tuna

Para realzar el nombre del nopal y la tuna, Omar está seguro que los productores tienen que innovar y, por tanto, en últimos meses su apuesta es la variedad de la tuna (amarilla rubí, amarilla diamante, roja ceniza, roja copena, rojo pelón y tricolor) así como el rescate del agua, como se mencionó anteriormente; pero, también está experimentando con un destilado de tuna. Sí, como lo leyó, una bebida alcohólica tradicional mexicana, que tenga como base la tuna.

“Así como hay mezcales de diferentes magueyes, quiero hacer un mezcal diferente por cada variedad de tuna, así como hay espadín, papalome, que haya destilado de tuna verde, de tuna roja ceniza, y que cada uno tenga su propio sabor, su propio toque, porque sí lo tiene. Estamos en esa ampliación y rescatar la tuna que no se va a exportación”, adelantó.

En un principio, Omar pensó en hacer un destilado combinando todos los sabores de tunas que hay, pero después se dio cuenta que cada uno de los colores tiene notas diferentes y se puede explotar más el fruto si se hace un destilado por cada uno. “Después evaluaremos y sacaremos el mejor”.

Exportar, un sueño de las familias en Villanueva. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Otra idea que tiene en mente para no desperdiciar la cascara y las semillas de la tuna es hacer aceites, pues debido al amor que le tiene al producto, se ha capacitado y en varias investigaciones, especialistas han revelado que el aceite de semillas de nopal es un poderoso cosmético que humecta, nutren y repara la piel.

Inclusive, este productor de Acatzingo, ha encontrado investigaciones que indican que con la tuna se puede crear material de plástico biodegradable. “La tuna es alma, es corazón y es futuro, no sólo se puede aprovechar la pulpa, también su cascara. Hay que empezar a encaminar estos productos, no netamente vamos a poner una planta, pero si aprovechar todo el proceso y empezar a ver las certificaciones adecuadas”, sugirió.

De igual modo, de la tuna se puede producir agua natural de origen vegetal. Detalló que cuando la tuna está jugosa, hacen como un filtro y la vuelven a exprimir hasta que saque agua. “Es otro tipo de agua, tiene muchas ventajas y el nopal y la tuna son garantía de supervivencia alimentaria. En la época en los aztecas, el nopal y la tuna representaron un papel importante para nutrir a nuestros ancestros”.

Es preciso mencionar que en el año 2021 se exportaron 7.2 millones de dólares de tunas desde el estado de Puebla y con respecto al 2020 crecieron 39 por ciento estos envíos al extranjero.

Para concluir, Omar opinó que los productores de San Sebastián Villanueva cambiaron el sector tunero del país, ya que, con anterioridad, los sobajaban y veían como la cadena más baja en el campo. Empero, actualmente cree que eso ha ido cambiando, aunque falta mucho trabajo por hacer.

En el año 2021 se exportaron 7.2 millones de dólares de tunas desde el estado de Puebla. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Ahora que vieron que el juego es de a de veras todos despertaron. Gracias a todo esto, hace tres años institucionalizamos el Día Nacional del Nopal cada 18 de septiembre y fue una tarea que hicimos nosotros, fue bonito y hace tres años el cachito de la lotería sacó el nopal, eso nosotros lo impulsamos. El nopal y la tuna le ha dado trabajo a nuestra comunidad y puede darle más empleo y comida a todo el estado”, finalizó.

Exportar, un sueño de las familias en Villanueva

Otro productor de tuna y nopal en esta comunidad es Nicolás Vera Antonio, quien recientemente logró exportar su producto, lo cual era un sueño que tenía desde niño. Sin embargo, su mayor inspiración, su padre, no logró ver ese objetivo, ya que falleció a causa de la Covid-19.

“Desde pequeño, cuando yo iba a la primaria, me gustaba ya salir para alcanzar a mi papá que estaba trabajando en el campo. A partir de ahí amé el campo, lo ayudaba a hacer de todo, quitar hierba, cortar nopales. Fuimos creciendo y yo siempre tuve la idea de exportar, pero no sabía cómo, así que empecé estudiando comercio internacional”, relató.

Cuando recién egresó, comenzó a trabajar en algunas empresas, pero se dio cuenta que su futuro y lo que le hacía feliz, era el campo de Villanueva, por lo que regresó a su tierra y se dedicó al 100 por ciento al comercio. Al principio, sólo les vendía a las personas que “llegaban a su pueblo”, pero el precio que les daban no era ni suficiente, ni justo para tener una buena calidad de vida.

Fue así que decidió buscar otros clientes fuera de su comunidad y se acercó a comerciantes de la Central de Abastos, tanto de Puebla, así como México. Así se mantuvo por casi seis años, pero la promesa que le hizo a su padre de exportar seguía presente y decidió “lanzarse” a otros mercados.

“Yo ya tenía el conocimiento, ya sabía sembrar, cultivar, cosechar y busqué clientes por mi cuenta, pero escuchaba con otros productores que al exportar les pagaban mejor que el mercado nacional y conocí en el camino a clientes que se dedicaban a exportar”, contó.

Nicolás está seguro de que Villanueva tiene todo lo necesario para enaltecer el nombre del nopal, así como la tuna y que su gente puede colocar a Puebla en el foco del campo nacional. Sólo que hace falta apoyo y mucha disposición de los productores. Por ejemplo, él empezó a exportar a través de intermediarios, debido a que desconocía todo el proceso legal para realizarlo, hasta que se acercó a la Secretaría de Desarrollo Rural.

“Ya exporto directo, pero con la ayuda de la Secretaría y ellos no se llevan nada de la ganancia, algún tipo de comisión, ellos solamente nos contactaron con los clientes, nos explicaron la logística, con la documentación, y nosotros hacemos tratos directos con los clientes”, refirió.

Hortensia Florinda y su esposo fueron de los primeros que empezaron a sembrar nopales en la comunidad. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Desde hace dos meses, exporta tres camiones por semana (20 toneladas por vehículo), son viajes mixtos, pues se va tuna y nopal, el producto se dirige a Estados Unidos y su meta es adquirir equipo de mayor tecnología que le permita ofrecer mejor producto, esto que significa que llegue más limpio y mejor seleccionado.

El productor está feliz de exportar, pero lo entristece que su padre nunca pudo ver este gran logro que alcanzó. No obstante, cree que su historia puede ser de ayuda para que los demás productores de Villanueva no se den por vencidos y que persistan si su idea es llegar a otro país.

“Si mi papá me pudiera ver creo que estaría lleno de orgullo porque él es el responsable del crecimiento que hemos tenido. Él estaría orgulloso de nosotros y estoy triste de que ya no pudo ver lo lejos que hemos llegado, pero sé que desde arriba nos está viendo y espero que se sienta contento como hemos avanzado. Todo fue gracias a él”, remató.

La madre de Nicolás, es la señora Hortensia Florinda Antonio Salazar, ella con su esposo, fueron de los primeros que empezaron a sembrar nopales en la comunidad, esto fue hace 45 años. La opción de dedicarse a estos productos fue porque necesitaban dinero para sacar a su familia adelante y lo lograron, pues a todos les dieron educación y lograron “levantar” su casa.

Conforme ha pasado el tiempo, la señora ya no sólo siembra nopales y corta su fruta, sino que experimenta con otros alimentos para tener más opciones económicas y para que la comunidad siga con su “esencia nopalera”. Por ejemplo, hace pastel de nopal, agua de tuna, helado de ambos, yogurt de nopal, tortillas de nopal y hasta jabones.

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