La alegría de la música tropical en el patio principal contrasta con la realidad de la Telesecundaria federal Luis Donaldo Colosio en la colonia Cabrera, allá por los límites entre los municipios de Atlixco y San Juan Tianguismanalco.
Un grupo de estudiantes, quienes en un porcentaje tienen problemas de alguna discapacidad intelectual, ensayan el baile de clausura sobre esa plancha de cemento. Ya pudieron entrar al edificio luego de un par de días sin posibilidad para hacerlo por una razón: desde la entrada por esa calle de piedras y lodo hasta el comedor, sus jardines y parte de su acceso principal estaba inundado.
“Como siempre... como en cada temporada de lluvias y como desde el primer día de clases en mi querida escuela”, narró un estudiante mientras hace un paneo con su móvil para mostrar una escena desalentadora.
“Nuevamente la misma historia: la escuela inundada. El camino hacia la entrada principal parece una piscina o un espejo y maestros y alumnos no entraron de plano”, añadió a la grabación.
Durante una visita al edificio quedó en claro la desigualdad no solo estructural, también social en esa área entre los límites de las colonias Cabrera y El León. Una madre de familia así describió la frustración: “desde el inicio estuvo mal planeado urbanísticamente por las autoridades. Por principio de cuentas la calle pavimentada de acceso para el Centro Integral de Servicios (CIS), el Bachillerato y el ICATEP- plantel Atlixco debió llegar hasta nuestra puerta. Pero no, sólo está a la mitad. Hasta parece un acto de discriminación”.
Después, y también es otro aspecto de la mala planeación oficial, añadió el entrevistado, son los alrededores del plantel. “Para arreglar ese asunto requerimos buscar al dueño de un terreno aledaño para introducir por ahí un colector y se lleve toda el agua acumulada. Pero, ya investigando, el dueño no existe, es un terreno en el limbo legal. Y así es imposible concretar la obra. Pasarán los años y seguirán las inundaciones. ¿A poco no sabían cuándo construyeron la Telesecundaria?”.
Los alumnos y los padres, un 90 por ciento de escasos recursos económicos, ya perdieron la esperan de ser escuchados. “Llevamos cuatro años pidiendo auxilio... y nada. Ya veremos cómo esquivar la lluvia de este año”, confesó un estudiante mientras baila el “tao... tao... el tao... tao”.