La Covid se llevó a cinco seres queridos de la señora Guadalupe Aguilar, mismos que sumaron a los más 11 mil fallecidos en Puebla por el virus Sars-Cov-2. Este hecho causó gran tristeza en ella, debido a que sus familiares no pudieron llegar a la fase de vacunación para evitar el lamentable desenlace.
Guadalupe, de 71 años de edad, ya cuenta con ambas dosis del biótico anticovid, lo que le hace sentirse más tranquila, sin embargo, sabe que no debe bajar la guardia porque el virus puede llegar en cualquier momento.
“Perdí a dos sobrinos, un yerno, dos primos, una amiga… se me murieron varios familiares. Ha sido muy doloroso. En mi caso, estoy muy agradecida con mi familia por cuidarme tanto porque, desde el inicio de la pandemia, han tenido mucha precaución conmigo, y eso es algo que valoro”, compartió en entrevista con El Sol de Puebla.
Su hijo, Ricardo Chávez, junto con su nuera, Grettel Falcó, han sido muy cuidadosos para evitar un contagio al interior del hogar, no obstante, reconocen que el aislamiento ha sido complicado para todos, pues dejaron de hacer varias actividades con tal de priorizar la salud.
“Uno se siente mal de no poder salir, pero sabemos que debemos seguir con todos los cuidados. Antes iba a misa presencial, pero ahora la veo desde la televisión o la computadora. Debemos tener cuidado en todo momento y entender que el encierro es por nuestro bien”, comentó la señora Guadalupe.
A pesar de que muchas personas se quedaron en el camino a causa del virus, ella se dice bendecida de contar con el esquema completo de vacunación, además se siente feliz de saber que ya cuenta con una protección, tanto para ella como para quienes la rodean.
“Desde el inicio estuve convencida de ponerme la vacuna, y ahorita, me siento bendecida porque el año pasado estuve muy grave por otra enfermedad y tenía mucho riesgo de que me diera Covid. Adelgacé muchísimo y se me bajaron las defensas, por eso mis hijos estaban preocupados de que me fuera a contagiar. Ellos aseguran que es un milagro que no me haya pasado nada”, dijo.
Sobre el trato recibido en el CESSA de Tlaxcalancingo, aseguró que el acceso fue muy rápido, toda vez que cumplió con el horario establecido, lo que permitió que no tuviera que enfrentarse a las aglomeraciones que se registraron durante el primer día de vacunación en las instalaciones de Ciudad Universitaria.
Por su parte, su hijo Ricardo, coincidió en el hecho de no confiarse y seguir con las medidas sanitarias hasta que el panorama en el estado y el país mejore. “No debemos confiarnos. El hecho de que mi mamá tenga ambas vacunas nos da mucha tranquilidad y felicidad, pero esto no significa que debamos dejar de lado los cuidados que hemos mantenido desde el inicio. Es una responsabilidad por parte de los ciudadanos que el número de contagios y defunciones bajen. Debemos confiar en las vacunas y ser solidarios con la situación que estamos atravesando”, destacó.
